Las sociedades humanas hemos impactado, como nunca antes, en el funcionamiento natural del planeta

Foto: Pixabay

El progreso de la humanidad ocurre a costos muy elevados para la naturaleza, alertó Julia Carabias Lillo, académica de la FC de la UNAM

Crecimiento poblacional, patrones de consumo, tecnologías inadecuadas y economía creciente que prioriza la maximización de las ganancias, entre las causas del deterioro ambiental

Las sociedades humanas hemos impactado, como nunca antes, el funcionamiento natural del planeta. Se están alterando muchos procesos naturales a nivel global, pues el progreso ocurre a costos muy elevados para la naturaleza, alertó Julia Carabias Lillo, académica de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM.

Entre las causas del deterioro ambiental, la bióloga e integrante de El Colegio Nacional mencionó al crecimiento poblacional (que se ha multiplicado por 10 en los últimos tres siglos, en una tendencia que continúa), los patrones de consumo, las inadecuadas tecnologías que no respetan los principios ecológicos, y la economía creciente que prioriza la maximización de ganancias y el incremento del producto interno bruto (PIB) sin considerar el deterioro o agotamiento del capital natural.

Durante el 11 Seminario Rafael Martín del Campo y Sánchez, en el auditorio Alberto Barajas de la FC, dedicado a la “Problemática y retos a futuro en el manejo y conservación de la vida silvestre en México”, Carabias indicó que entre los factores que provocan la pérdida de biodiversidad están el cambio en la cobertura y uso del suelo (que incluye la deforestación, fragmentación e incendios no naturales), la extracción y consumo de organismos o parte de ellos, la contaminación y el cambio climático antropogénico.

PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD E IMPACTO HUMANO 

Acerca de nuestro impacto en la naturaleza, la exsecretaria de Medio Ambiente destacó que entre 30 y 50 por ciento de la tierra del planeta está explotada por humanos.

“La selva tropical desaparece rápidamente, liberando dióxido de carbono (CO2) e incrementando la extinción de especies. En 2011 sólo quedaban 3.5 millones de hectáreas de selvas húmedas, de los 18 millones que había originalmente”, resaltó.

Además, la población de ganado (que deforesta y produce metano, un gas de efecto invernadero) ha alcanzado los 1.4 mil millones de cabezas, de modo que existe una vaca o toro por cada cinco personas.

Las pesquerías remueven 25 por ciento de la producción primaria de los océanos y 35 por ciento de las aguas continentales, “El desvío de ríos por la construcción de presas es común, lo que afecta a la biodiversidad acuática”, dijo.

También se reducen las poblaciones animales, pues anualmente se pierden 16 millones, lo que merma a las especies y las pone en riesgo. En las últimas cuatro décadas, la abundancia de individuos de especies de vertebrados ha declinado 28 por ciento, colocando a muchas camino a la extinción.

“Quizá estamos ante la sexta ola global de extinciones masivas en la historia geológica del planeta. Paul Crutzen, Premio Nobel, ha propuesto el término Antropoceno como una nueva era geológica, presente, dominada por la humanidad de muchas maneras”.

Ante este panorama, la universitaria recomendó utilizar instrumentos legales y técnicos como los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, y el Mapa Mad Mex (Monitoring Activity Data), dotado de 10 mil 894 imágenes de satélite procesadas y acomodadas por capas de información sobre nuestro país. “Esta herramienta existe, pero no se usa. Tenemos que exigir que se cumpla su uso, tiene un gran potencial”, añadió.

Entre los obstáculos actuales del país para avanzar en materia ambiental, enfatizó los recortes al presupuesto en este ámbito, lo que coloca a las políticas públicas ambientales 20 años atrás, y programas de alto impacto ambiental como el Tren Maya, el programa Sembrando vida, las cuencas lecheras y la acuacultura con tilapia, una especie introducida. (UNAM)