LA CAMPANA DE CRISTAL

 ARIADNE H.

En 1963, bajo el seudónimo de Victoria Lucas, se publica la primera y única novela de la aclamada escritora y poeta Sylvia Plath: “La campana de Cristal”.

Mejor aclamada por sus poemas, Plath escribió una novela semi autobiográfica que rápidamente la llevo a ser reconocida como una de las figuras femeninas más destacadas de la literatura.

La campana de Cristal relata la vida de Esther, una chica que, a sus 19 años, recibe una beca para viajar a New York, pero pronto se ve inmersa en una nueva vida llena de fiestas, chicos y el lento asomo de una enfermedad mental.

«Me vi a mí misma sentada en la bifurcación de ese árbol de higos, muriéndome de hambre sólo porque no podía decidir cuál de los higos escoger. Quería todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder el resto, y, mientras yo estaba allí sentada, incapaz de decidirme, los higos empezaron a arrugarse y a tornarse negros y, uno por uno, cayeron al suelo, a mis pies.»

Si actualmente las enfermedades mentales se encuentran llenas de tabúes y un silencio que solo remarca la indiferencia, basta imaginar el suplicio que habría sido tener una enfermedad de este tipo en los 60´s, justo cuando se encontraba en apogeo la terapia de Electroshock.

Asistimos a dos relatos distintos de una misma vida: por una parte, a la historia de una chica universitaria que, en apariencia, se halla rodeada de éxito y, por la otra, la de una chica en su lento descenso hacia el fondo del que intenta salir a través del suicidio. Lo que atestiguamos son relatos de un pasado no muy lejano. Parecen casi una pesadilla. Es el retrato doloroso de una herida que, en la historia de las enfermedades mentales, no logra sanar.

El libro es, de igual manera, el esbozo realista de una chica sometida sin piedad a un torbellino lleno de tabúes sociales sobre la sexualidad y el feminismo. Y, dentro de este mundo que retrata Silvya Plath, pareciera que Esther, la protagonista, es la única capaz de escribir con honestidad sobre la vida.