ZAGAL

Una vez más

Fue el 1975 cuando la Organización de las Naciones Unidas estableció que el 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, para conmemorar el papel de la mujeres como artífices de la historia y la instalación de cimientos para la lucha en contra de fenómenos que siglo tras siglo se les presenten en contra, con tal de participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre.

Qué mejor momento para reflexionar sobre los avances logrados, en materia de igualdad de género por parte de nuestro país.

El pasado miércoles, la Secretaría de Gobernación dio a conocer una serie de cifras que colocan a México a la cabeza como el país con mayor número de feminicidios de toda América Latina. En los datos se puede observar que solamente en el 2018 se presentaron 3580 casos. Una barbaridad.

Una vez más, es lo que encabeza a este artículo, ya que como han podido leer – y si no les invito – en publicaciones anteriores, no es la primera, ni será la última vez – y espero estar equivocado – en que nuestro país presenta cifras que lo colocan por encima del resto de los países en índices respecto de actos ilícitos realizados por una parte de la sociedad. El alto registro de casos de corrupción, narcotráfico, migración, y ahora feminicidios, dejan fichado al país como un lugar donde pareciera que todo está mal. Para los que vivimos aquí, nos consta que no es así, pero como justificarlo teniendo datos reales que muestran otra realidad.

Dentro de los datos presentados por la Secretaría, se revelan escalofriantes y vergonzosas cifras, como el que diariamente 9 mujeres y/o niñas son asesinadas en México, esto significa que cada 160 minutos se comete un feminicidio en nuestro país. Además, señala que 66 de cada 100 mujeres han sufrido algún tipo de violencia.

Las mujeres en México conforman más del 50% de la población, y ante la situación planteada, no es difícil aceptar, que nos encontramos ante una crisis.

El Código Penal Federal, establece que para calificar al hecho ilícito como feminicidio, debe de concurrir con alguna razón de género, que el mismo código enlista. Es triste, y duele decirlo, que en la práctica, quienes en su mayoría cometen este delito, son hombres.

Es increíble cómo con el paso del tiempo existen hombres que siguen aceptando la visión que desde pequeños nos mostraban, en libros o películas, en donde el caballero era el encargado de confrontar a los villanos con tal de quedarse con su princesa, y nunca se dieron cuenta que sin la presencia de la mujer, esas historias, no tendrían ningún sentido.

La verdad es que la mujer es, y siempre lo ha sido, toda una institución. Bien se dice que a lado de todo gran hombre, hay una gran mujer, y cuánta razón se tiene al usar esa expresión, ya que si nos ponemos a pensar, la mujer es quien logra sacar lo mejor de nosotros los hombres, sin ellas, el hombre se mueve en un ambiente algo irracional, ya que muchas veces la mujer nos permite trascender en bondad y generosidad, y nos permite percatarnos de detalles más humanos y olvidarnos un poco de la superficialidad. Habrá ocasiones en las que, por tratar de descifrar su razón, terminamos por perder la nuestra, pero nada de eso justifica para que se falte al respeto a un ser que tanto nos ha dado.

Lo que hace falta en México es conmemorar día tras día, el papel que las mujeres tienen en la peculiaridad de cada uno, cambiar el paradigma de la historia, dándole el personaje que se merece, el de heroína, y no el de alguien que necesite ser rescatada. Agradecerles por tanto, y disculparnos por tan poco, y buscar en conjunto, hombres y mujeres, cambiar el encabezado de Una vez más por el de Ni una más.

Reciban un saludo, muchas gracias.

 

A mamá y María. Daniel A. Fernández García.