AL VOLVER LA CALMA

 

JUAN ANTONIO MARTÍNEZ BARRIOS

Finalmente volvió la cordura al alcalde de Torreón, Jorge Zermeño Infante, y regresó la suspendida energía eléctrica a oficinas y bombas del Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (SIMAS), aunque el problema de fondo no está solucionado, pues el gobierno municipal insiste en cobros injustos por parte de la Comisión Federal de Electricidad.

Los funcionarios de la CFE se mostraron como siempre han sido: insensibles e intolerantes, sin que les importe dejar, aunque indirectamente, sin agua a miles de familias de 13 colonias del oriente de la ciudad. La paraestatal siempre tiene la razón; si eso hace con la autoridad municipal, qué se puede esperar en el trato a los usuarios particulares. Y vaya que abundan las quejas por las altas tarifas y cobros desmedidos.

Pero de fondo hay otros problemas que tienen que ver con la operación del Simas. Que se recuerde, nunca en la historia del organismo operador de las aguas de la ciudad había sufrido el corte del fluido eléctrico durante cuatro días hábiles contínuos. Primero fue a las oficinas centrales, al día siguiente a dos sucursales, el lunes pasado a dos bombas y luego otra vez a las instalaciones matrices. Y todo porque el Simas incumplió un convenio que implicaba el pago de 6 millones de pesos.

Con ello queda al descubierto que hay malos manejos financieros en la empresa paramunicipal, y ni modo que el gerente general, Juan José Gómez Hernández, culpe de la mala situación a la anterior administración, ya que el año pasado él también fungía como cabeza del Simas. ¿A quién culpar de la falta de recursos económicos?

Lo que también es de llamar la atención es la reacción furibunda e irracional del presidente municipal, quien estuvo decidido a que el Simas, en lugar de cubrir los adeudos, se “colgara” de los cables, como lo hacen cientos o miles de usuarios. Es decir, un alcalde conminando a sus subalternos a cometer un delito.

Luego de volver la cordura a la Presidencia Municipal, esta desembolsó 21.5 millones de pesos para prestárselos al Simas y que el inoperante organismo saliera del problema, aunque fuera temporalmente, pues el problema de fondo continúa.