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La mejor señal de que Eduardo Olmos Castro y Samuel Rodríguez Martínez están haciendo la tarea que les encomendaron en Torreón es que ya les empezaron a pegar, y la explicación lógica es que están pisando callos. Pero para eso los mandaron.

Olmos y Samuel tienen que actuar con precisión de cirujano, pues se trata de desactivar algunos liderazgos locales, que venían asumiendo posturas de caciquillos, rescatar activos y crear nuevas estructuras.

Y bueno, pues a esos caciquillos no les gusta desde luego que les acoten su parcela de poder, se aferran, y están reaccionando, pero se les olvida que, para su partido, jefe político en Coahuila nada más hay uno, y su línea es la que deben de seguir.

Lo que ha causado extrañeza es que en momentos se ve a Xavier Herrera, quien se supondría es el perfil a sacar adelante en el esfuerzo de Olmos y Samuel, buscando cercanía con esos líderes locales ya agotados. Tendría que revisarlo pues comenzar a mandar señales encontradas no conduce a un buen desenlace.

Y a propósito de Torreón hay quienes, incluso siendo laguneros y priistas, ven el escenario tan difícil que recomiendan valorar hasta dónde es conveniente volcarse en ese municipio, que en su opinión es causa pérdida.

Lo plantean en el contexto estatal, en que llegado el momento será necesaria una negociación entre PAN y PRI para contener el avance de MORENA, y la única carta atractiva para ofrecer a los panistas es Torreón, pues en Saltillo no tienen nada que hacer.

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En la misma lógica, los recientes rozones a Jericó Abramo habría que leerlos como reacciones a que está cumpliendo con lo que le mandaron a hacer: poner orden.

Y efectivamente, como Presidente del Consejo de CEAS dispuso quitar prestaciones, pero no a los trabajadores, sino a directivos que gozaban de algunos privilegios que ya no se pueden sostener.

Lo ahorrado por ese concepto se suma a la bolsa con la que se estarán haciendo perforaciones y líneas de conducción en comunidades rurales. ¿Alguna  objeción?.

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Con atención habrá que seguir el desarrollo, y sobre todo el desenlace, del proceso para renovar la dirigencia nacional del PRI, pues tendrá necesariamente repercusiones en Coahuila.

Si el grupo del ex gobernador Rubén Moreira logra reposicionarse, quedarán en posición de decidir sobre las elecciones que aquí habrá en 2020, para renovar el Congreso; alcaldías en 2021, y desde luego la sucesión gubernamental en 2023.

Como estratega el ex gobernador una vez más está construyendo su escenario, y dicen que en los cálculos han visualizado que únicamente una irrupción del gobierno federal con algún caso de escándalo los podría descarrilar, y que de ahí viene la postura tan comedida de Rubén Moreira en los temas importantes para el Presidente, como la Guardia Nacional, y la distancia con los asuntos prioritarios para Coahuila como los aranceles al acero; las compras de carbón; las estancias infantiles; los CECyTEC; los proyectos de infraestructura.

Veremos cómo se desenvuelve el asunto.

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De reconocerse el compromiso mostrado por la Bióloga Eglantina Canales Gutiérrez en la atención al incendio que por varios días se presentó en Zapalinamé.

La Secretaria del Medio Ambiente asumió el liderazgo del grupo de trabajo, y se mantuvo en el campamento que para los combatientes se montó en un rancho del ejido El Diamante, para desde ahí coordinar las acciones y gestionar lo que se fue requiriendo de diversas instancias privadas y públicas.

La Bióloga asume con responsabilidad sus funciones, pero tiene además un vínculo personal con Zapalinamé, sierra por la que ha luchado desde diversas trincheras por muchos años.

Antes de pasar al sector público, encabezó la Asociación civil PROFAUNA que tiene a su cargo precisamente la protección y cuidado de la zona de conservación en Zapalinamé.

Fue impulsora del decreto de protección, lo mismo que de iniciativas que han prevalecido por varios años como la aportación ciudadana para Zapalinamé a través de Aguas de Saltillo, y en su momento pugnó por la reubicación, y lo consiguió, de las pedreras que operaban en el área protegida, sin importar que una de las principales era propiedad de familiares cercanos.

Con estos antecedentes se entiende la angustia e impotencia que trasmitía la Bióloga Canales ante las condiciones adversas para hacer frente al incendio, principalmente por los factores climatológicos y seguramente también, aunque no lo expresó, por las limitaciones de recursos.

Aunado a ello, otro aspecto que puso sobre la mesa es la renuencia de la población a respetar la prohibición de encender fuego, pues seguramente este incendio fue producto de descuido y exceso de confianza de alguien que creyó no pasaría nada y podría controlar una quema de basura o de maleza.

Como lo advirtió en 2006 la entonces directora de PROFAUNA, en los bosques hay bombas de tiempo. Las lluvias intensas de septiembre y octubre propiciaron la abundancia de pastizales que se secaron con las heladas de noviembre y un invierno seco, por lo que hoy hay cargas de material que en minutos pueden propiciar un siniestro fuera de control. De ahí la prioridad de respetar la veda al fuego y contar con lo indispensable para intervenir en forma oportuna ante cualquier connato de incendio.