El amor de antes se ha ido. El de hoy tiene múltiples e inéditas facetas

El concepto de romanticismo ha sido banalizado y comercializado, por ello la gente huye de ciertos protocolos de cortejo: Alejandra Amatto, de la FFyL de la UNAM 

Zarpó sin regreso, sólo ha quedado en el sepia de las fotografías, en cartas manuscritas, modales y gestos ya diluidos. El amor de antes se ha ido, y el de hoy no tiene una, sino múltiples, inéditas y sincréticas facetas, coincidieron investigadoras universitarias.

El amor se ejerce ahora en swipes (movimientos dactilares) en el móvil, con rosas virtuales, emoticones, encuentros casuales, en viajes sin escala a la genitalidad. La bala de plata la disparó el Internet con las redes sociales, y ese sentimiento se hizo virtual, sin género, a veces violento, sin control. Sólo ha sobrevivido la poesía amorosa. ¿Cómo se llegó hasta aquí?

Dos científicas sociales de alta especialización en la UNAM: Alejandra Giovanna Amatto, forjada en la literatura, y Alba Pons, antropóloga y etnografista, compartieron sus puntos de vista al respecto.

Banalización del amor

Alejandra Amatto Cuña, académica de la Facultad de Filosofía y Letras, resaltó: “El concepto de lo romántico ha sido banalizado y comercializado, y por eso la gente muchas veces huye de ciertos protocolos de cortejo; hay que recrear el mundo de códigos y tradiciones que se han perdido, pues cualquier demostración genuina de amor es necesaria porque vivimos en un mundo terrible”.

No sé si exista o no lo ‘cursi’, lo que sí hay es un poema mal logrado por la falla en su estructura, simplemente porque cae en lugares comunes…

La universitaria planteó que “el amor tiene que estar lo más lejos posible de la violencia y me parece que en los últimos años eso es algo que se ha trabajado mucho en diferentes ámbitos; sin embargo, las redes sociales abrieron una puerta en donde como individuos estamos expuestos, pues nos ponemos en contacto con personas que son virtuales”.

Existe una romantización de ciertos tipos de violencia en las relaciones amorosas; los celos se trabajan mucho desde el punto de vista literario, desde “Otelo”, de Shakespeare, “pero hay que descartar cualquier tipo de práctica violenta como una variable que pueda pertenecer al amor”.

Desde ese punto de vista, la universitaria aseguró que el concepto de amor dentro de la literatura se ha transformado a lo largo de la historia, no es lo mismo la tradición clásica con obras monumentales como “Tristán e Iseo” (leyenda celta), legado de la Edad Media, que los ensayos de la literatura del siglo XX, como “La llama doble”, de Octavio Paz.

Amatto, quien realizó una estancia posdoctoral sobre investigación literaria durante dos años en el Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFL) de la UNAM, aseguró que una de las maneras más eficaces de enseñar literatura, sobre todo a los más jóvenes, es empezar por la poesía amorosa, engancharlos con autores como Borges, Vallejo y Neruda. 

¿Cómo amar sin poseer?

En “El lado oscuro del corazón” (1992, película argentina dirigida y escrita por Eliseo Subiela, con textos de Mario Benedetti, Juan Gelman y Oliverio Girondo), Oliverio (Darío Grandinetti) habla con su exesposa (Mónica Galán) sobre el amor.

“-Es muy difícil. -¿Qué? -El amor… ¿cómo amar sin poseer?, ¿cómo dejar que te quieran sin que te falte el aire? Amar es un pretexto para adueñarse del otro, para volverlo tu esclavo, para transformar su vida en tu vida, ¿cómo amar sin pedir nada a cambio, sin necesitar nada a cambio?”.

Amor romántico, ¿rol impuesto?

“El amor romántico es un mecanismo que ha permitido perpetuar una posición subordinada de la mujer; es una forma de repartir roles estereotipados de género. Pensemos en los cuentos, en las novelas, ¿qué idea de mujer hay tras esta reproducción del amor romántico?”, cuestionó Alba Pons, quien realiza su postdoctorado en el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM.

La también maestra en Antropología y Etnografía por la Universidad de Barcelona señaló que esa idea está asociada a la heterosexualidad, no como una práctica sexo afectiva, sino como una forma de ordenar el mundo.

“Hay que entender que no todos vemos, sentimos e interpretamos el mundo a partir de un esquema heterosexual; a nadie le preguntan ‘¿desde cuando eres heterosexual?’, eso se da por supuesto, y si no lo eres tendrás que dar explicaciones, y esto ha sido naturalizado mediante una serie de mitos entre los cuales encontramos el del amor romántico”, abundó.

¿Cómo son las historias del amor romántico?, se preguntó Pons: “o son trágicas o son perfectas, pero los roles de las dos posiciones, que se representan en el marco de ese mito, son siempre desiguales y siempre hay un subordinado”.

La idea de que la sexualidad debe ser reproductiva y no para el placer, es la premisa que subyace en cualquier concepción religiosa de la sexualidad, “a no ser que nos vayamos a otras filosofías orientales”.

Para subsistir, “el mito” del amor romántico debe mutar, pues ya no le sirve a todos, y aunque sustenta muchas de las relaciones sexo afectivas, hay parejas que no siguen las reglas de este juego tal y como estaban previstas.

Finalmente, Alba Pons comentó que “hay personas que no se relacionan de forma monógama con las parejas y que tienen relaciones flexibles en el ámbito sexual; otras que tienen parejas de dos o más integrantes. También han cambiado las identidades: “encontramos parejas que no sabes si son hetero o si son homo, porque se conforman de una persona trans con una que no lo es. Han variado mucho las identidades y eso hace cambiar las prácticas”.

Además, aseguró, la heterosexualidad como norma social y política no existiría si no hubiera doble moral. “Muchos hombres heteros casados les gusta tener sexo con otros varones, pero como ocupan posiciones activas no se nombran como homosexuales; eso les da privilegios porque un heterosexual puede ocupar más posiciones de poder que un homosexual”.

Visionario

Lo dijo Octavio Paz en “La llama doble”, desde el siglo XX: “Hay una pregunta que se hacen todos los enamorados y en ella se condensa el misterio erótico: ¿Quién eres?… 8EL HERALDO)