DE BUENA FUENTE

AMLO y las supersticiones…

El ex Presidente de EU, Barack Obama, usaba como amuleto un brazalete de un soldado de Irak, una moneda de la suerte, y un dios mono hindú.

El también ex presidente Ronald Regan, no tomaba decisiones, sin antes consultar su horóscopo.

En México, Adolfo Ruiz Cortines siempre viajaba con un palillo de madera, por aquello del dicho de toco madera, y nunca permitió más de trece ocupantes en el avión presidencial.

Lázaro Cárdenas se rehusó a vivir en el Castillo de Chapultepec, por ser muy ostentoso, y se mudó al rancho La Hormiga, que más tarde fue conocido como los Pinos.

Por cierto, Lázaro nunca concluyó la primaria.

Enrique Peña Nieto, lograba mantener fijo el copete con una receta secreta a base de limón, que le enseño su madre.

Francisco I Madero era un profundo creyente del espiritismo, y fue el mandatario nacional más popular, con arriba del 90 por ciento de aprobación ciudadana.

Para tomar decisiones, don Francisco bajaba al sótano del Castillo de Chapultepec y en sesión espiritista pedía consejo para que le dijeran que hacer.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, visitó ayer Badiraguato, Sinaloa, tierra del Chapo Guzmán y llevó como protección una estampilla del Sagrado Corazón de Jesús, un trébol de cuatro hojas, un billete de dos dólares y otro de cinco pesos con su imagen.

El mandatario nacional justificó sus supersticiones así:

-“La política es virtud y fortuna, y la fortuna es suerte, y cuenta mucho no solo en política sino en todo”

¿Será?

 

Ya le ponen cruces…

Esta bueno el encaje, pero no tan ancho, solía decir la abuela, cuando alguien se aprovechaba de una situación, para sacar beneficio personal.

Y eso comienza a ocurrirle al Senador Armando Guadiana Tijerina, que comienza a padecer una especie de segregación en el círculo cercano al Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Uno de los primeros en hacerlo a un lado, fue el también Senador Napoleón Gómez Urrutia, cuando se dio cuenta que Guadiana solo se le acercó, para intentar vender la relación, a los grupos mineros y acereros del país.

En la Secretaria de Gobernación también le pone las cruces, pues solo se acerca para pedir favores personales y para amigos poco gratos al gobierno morenista.

De mantenerse esta situación, Armando se convertirá pronto en un apestado político, señalado de oportunista y traficante de influencias.

Bueno, eso en Coahuila todos lo sabemos, pero los chilangos apenas lo están conociendo.

Qué quemadota!!.

 

 

Autor

Ulises Salas
Columnista
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