“GLASS”  

VÍCTOR BÓRQUEZ NÚÑEZ

 El vilipendiado director M. Night Shyamalan cierra con este filme su trilogía sobre seres en busca de su identidad, manteniendo sus temas habituales, aunque sin alcanzar la maestría que alguna vez demostró en su cada vez más cotizada película “El sexto sentido”.

 Es curioso el caso del director indio-estadounidense Manoj Nelliyattu Shyamalan, más conocido como M. Night Shyamalan (Mahé, Pondicherry, India; 6 de agosto de 1970): se transformó en el favorito del público y de la crítica con la película “El sexto sentido”, la tercera que dirigió, para después caer en picada título tras título, perdiendo el apoyo de los espectadores y siendo destrozado por los especialistas.

Los elementos que caracterizan el cine de Shyamalan son, básicamente, sus argumentos que siempre tienen giros inesperados, combinando esto con un tratamiento realista del terror y el suspense. Aparte de esto, como lo hiciera siempre Alfred Hitchcock, siempre tiene apariciones, algunas breves otras más extensas, en cada uno de sus filmes. Otro dato muy interesante es que la totalidad de sus películas -exceptuando Praying with anger (1992) – han sido rodadas en Filadelfia o en algún lugar del estado de Pennsylvania.

Su momento de gloria fue con “El Sexto Sentido”, un filme protagonizado por Bruce Willis, filme que dirigió y produjo y que de inmediato se convirtió en un gran éxito internacional y en Estados Unidos se transformó en la segunda película que más recaudación obtuvo en 1999, aparte de lograr seis nominaciones a los Óscar, entre ellas al mejor director y al mejor guion.

La nueva película de M. Night Shyamalan es “Glass” (2019), que toma los personajes clave de “El Protegido” y de “Fragmentado”, ambos filmes de su autoría, para entregar lo que se supone es el cierre de esta trilogía que, en estricto rigor, es un poco forzado pero funciona como vehículo de entretenimiento y suspenso.

En “Glass” nuevamente aparece James McAvoy, un individuo que tiene 24 personalidades en su interior, Bruce Willis como David Dunn y Samuel L. Jackson como Elijah Price / el señor Cristal, que da título a esta entrega. A ellos se une la actriz Anya Taylor Joy como Casey Cooke, única superviviente del filme “Fragmentado” y la actriz de TV Sarah Paulson (American Horror Story), quien da vida a la escéptica terapeuta.

El filme parte con un pie forzado y poco elegante: los tres protagonistas internados en un centro psiquiátrico de alta tecnología, donde la terapeuta que está a cargo de sus casos no cree nada de lo que ellos aseguran ser: superhéroes. En este ambiente, el señor Cristal empezará a manipular a Kevin Wendell Crumb a través de una de sus personalidades, para que se escape del centro y destruya el edificio más alto del mundo pronto a inaugurar. Esto obliga a que David Dunn, el único sobreviviente de un accidente de ferrocarril hace 19 años, intervenga para tratar de hacer frente a Kevin y su personalidad más peligrosa: La Bestia.

Sin lugar a dudas, el éxito inesperado y prematuro de Shyamalan, dos décadas atrás, lo perjudicó seriamente en su credibilidad frente a la crítica, porque desde entonces cada uno de sus filmes ha sido denostado por la crítica y no siempre apoyado por el público.

Este dato es relevante por cuanto Night Shyamalan, apodado en esos años como “el nuevo Spielberg”, tuvo todo los recursos para hacer su siguiente proyecto fílmico, “El protegido”, donde conocimos al señor Cristal y a David Dunn, un filme que no superó las expectativas del público, tuvo una fría acogida crítica y no consiguió los dólares que se esperaban, haciendo que sus películas posteriores fueran de mal en peor.

“El protegido” una película para nada desdeñable, se anticipó de manera prodigiosa al furor por los superhéroes y la influencia de los cómics en el cine.  Era un filme pausado, con más reflexión que acción física, una auténtica “historia de origen» de un superhéroe y una mente brillante que se debatían en el drama existencial de hombres comunes y corrientes que debían asumir sus poderes especiales.

El poco éxito en taquilla de “El protegido” es la causa de que su secuela recién aparezca 19 años más tarde, convertida en el capítulo final de una trilogía cuya segunda parte fue Fragmentado (2016), cuya escena final ofrece el nexo con “El protegido”.

Un problema no menor de “Glass” es el hecho de asumir que muchos espectadores actuales no vieron “El protegido”, lo que oscurece las relaciones y los motivos, dejando mucha información en el limbo. Asumido este zapato chino, el director Shyamalan reúne al héroe (David Dunn / Bruce Willis) y al villano (Elijah Price, alias Mr. Glass / Samuel L. Jackson) de El protegido con el villano de Fragmentado (James McAvoy / Kevin Wendell, el hombre de 24 personalidades).

La mayor parte de la película transcurre en el centro psiquiátrico, enfatizando los deseos de la neuropsiquiatra de curarlos de un tipo especial de delirio de grandeza: creerse un superhéroe (o supervillano). Y aquí surge otro problema en su construcción, cuando el director trata de realizar una película de superhéroes diferente, reposada, que divague en vez de tener efectos especiales y mucha violencia, centrando su tema en el problema de la identidad de cada uno de los protagónicos, exagerando la idea que cada individuo tiene de sí mismo y sus habilidades y limitaciones.

Y esto hace que la película se torne tediosa, justamente cuando debía ser potente y vital, lo que se hace más evidente al no existir una cuota de humor suficiente para lograr revertir esta sensación de falta de acción, agravado esto si se considera que la mayoría de los espectadores de películas de superhéroes tradicionales solo piden patadas y explosiones.

Así, “Glass” tiene exageradas escenas explicativas, mucha verbalización y un ritmo que se hace cansador, incluyendo la escena del combate que se resuelve sin mayor ánimo.

Lo que destaca son las actuaciones correctas de Jackson y de Willis, y una performance notable de McAvoy -brillante con sus cambios de personalidad, pese a que pronto se sobreexplota y el efecto pierde sentido- y la banda sonora que genera tensión y provoca. “Glass” resulta entonces un filme que puede ser coherente con la estética y las motivaciones de Shyamalan, cierto, pero que ninguna manera alcanza la cuota de brillantez que alguna vez fue capaz de brindar en el cada vez más recordada “El sexto sentido”.

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El Heraldo de Saltillo
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