UN AÑO Y LOS IMPERIOSOS CAMBIOS  

JUAN ANTONIO MARTÍNEZ BARRIOS

Con tres años por delante al frente del gobierno municipal de Torreón, el alcalde Jorge Zermeño Infante tendrá la oportunidad de superar las fallas, omisiones y pendientes que deja, luego de doce meses de ejercicio gubernamental.

Llama la atención que en lugar de difundir lo realizado en este “mini gobierno” de un año, Zermeño Infante pareció más preocupado por rendir culto a su imagen personal –debidamente maquillado el rostro- como lo demuestran las publicaciones en los medios impresos y electrónicos, así como en anuncios espectaculares por toda la ciudad.

Luego de doce meses de administración, ahí quedan los casos de la utilización de pintura de pésima calidad en la Plaza Mayor y en la Plaza del Eco, los cada vez más caros trabajos en la calzada Colón con un inexistente proyecto integral y sin explicaciones convincentes de los funcionarios.

Todavía no se corrigen completamente los estragos que dejaron las lluvias “atípicas” en el pavimento, y los hoyancos siguen dolor de cabeza y del bolsillo de los automovilistas ante los graves desperfectos de sus unidades, ello tanto en colonias populares como en diversas arterias. En el Sector Alianza hay fétidos olores de aguas negras.

Uno de los más grandes escándalos en este año de gobierno panista es del casino Majestic, que recibió permiso para abrir de parte de directores municipales, quienes nomás no acudieron a las convocatorias a comparecer ante la comisión correspondiente de los regidores del Cabildo.

Zermeño Infante es una persona bien intencionada y quiere hacer las cosas bien, pero se le dificulta tomar decisiones de fondo, a pesar de que por lo menos la mitad de sus directores le ha fallado y cuando menos unos cuatro han tenido errores garrafales, rotunos que comprometen al gobierno zermeñista.

Por ello, es de esperarse cambios en el equipo del alcalde, pues hay tres años por delante y habrá también nuevos retos a los que se debe hacer frente. Pero con este equipo se arrastrarán y crecerán los pendientes y rezagos que no merece una ciudad como Torreón.