DE COSTUMBRES A COSTUMBRES

Recientemente mi esposo y yo acudimos a cenar con un matrimonio hindú que radica en Torreón. Los anfitriones vestían los atuendos que usan a diario en su país.

Su hogar está lleno de elementos de la India. La cocina olía a especies y aromas poco familiares a los nuestros. Llevamos como cortesía por la invitación un vino tinto de Parras que nos gusta. De disculparon porque no tenían sacacorchos, ya que ellos no beben nada que tenga alcohol. Dicen que desde niños les inculcan que no es bueno beber en ninguna cantidad.

Su hija estudia en el ITAM en la Ciudad de México y un sobrino que tiene dieciocho años vive con ellos, porque estudia en Torreón. El joven ya estaba dormido a las nueve de la noche, nos dijeron que en las ciudades de donde provienen ellos no se estila que los jóvenes salgan todos los fines de semanas, ni se desvelen.

Prepararon un festin: biryani (arroz con verduras), urulai varuval (papas fritas con curry,) poriyal (vegetales fritos con flor de moringa), poori (tortillas infladas) y de postre, payasam (fideo, tapioca y cardamomo). Usan mucho curry, albahaca, aceite de oliva, arroz y hoja de plátano. De hecho, tienen en su jardín una planta de albahaca que usan fresca o deshidratada. Plantaron un árbol de plátanos. Aunque tienen su vajilla tradicional, utilizan las hojas de plátano como platos, como una manera de no contaminar al lavar con detergente, puesto que las hojas son biodegradables e incluso pueden usarlas más de una vez.

Nos contaron que en la India comen con la mano, manipulan los cinco dedos como tenaza y toman cada bocado con ella. Hicimos lo propio, y en lo personal me gustó mucho la experiencia, sentir los ingredientes entre las yemas de los dedos.

Ellos son apegados a sus tradiciones, alaban a sus dioses, que son la naturaleza, como los de nuestros ancestros. Son cultos y educados, trabajan mucho en sus profesiones y en su espiritualidad, se capacitan, cuidan el ambiente, y son de los ciudadanos que más leen en el mundo.

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