A LA BÁSCULA

 

Burócrata de la salud

             Los graves problemas de falta de medicamentos e insumos básicos para la atención de los pacientes en el Hospital General de Torreón, es un problema que –lo habíamos mencionado ya en este mismo espacio en anteriores ocasiones-, han estado presentes casi desde su inauguración pero igualmente lo advertíamos, éstos iban a tender a agravarse, luego de que el pasado mes de agosto, fue designado como director, Francisco Javier Dorantes.

Esta semana un menor perdió la vida y dos más se encuentran en estado delicado, luego de confirmarse un brote de estafilococo en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales; otros ocho que no resultaron infectados tuvieron que ser trasladados al Hospital Infantil, y la Unidad por el momento está inhabilitada para recibir nuevos ingresos.

Los problemas que enfrenta el Hospital, ya lo advertíamos, se iban a agravar con la designación del nuevo director, quien en los últimos años se ha convertido en un burócrata de la salud, y quien está más ocupado y preocupado por escalar peldaños en el mundo de la grilla, con la finalidad de alcanzar puestos que le sigan permitiendo mantenerse dentro del presupuesto.

Durante su paso por el IMSS, Dorantes logró dadas sus habilidades políticas, convertirse en dirigente sindical, y aunque por fortuna no lo logró, aspiró a convertirse en el director de la Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma de Coahuila y director del Hospital Universitario.

Buscó ser regidor y hasta aspiró a una candidatura por una diputación local. Lo más que consiguió fue que le designaran como responsable de la promoción de la Cultura del Agua en Simas Torreón ¿Y sabe usted que hizo durante cuatro años? Nada, como no sea cobrar religiosamente cada quincena, aunque sí hizo alguna ‘travesura’, porque esas sí sabe hacerlas muy bien.

Poco asistía a su oficina, y por tanto en un tema del que tenía un desconocimiento total, nada pudo ofrecer de resultados en un área tan sensible para promover el cuidado del agua.

Como su principal preocupación es buscar posiciones en la política, ha desatendido su principal responsabilidad como director de un hospital en el que se carece de lo más elemental, y en el que de acuerdo con Javier Quintero Guridi, fundador de Donadores Laguna, se registra 26 por ciento de los nacimientos de todo el estado, y donde dadas las condiciones en que se encuentra, se pone en riesgo las vidas de más de 350 niños que mensualmente nacen en esas instalaciones.

Su nombramiento fue más producto de una ‘cuota política’ que, por su verdadero interés de atender la salud de los torreonenses, y ya lo advertíamos, que su designación, era un craso error que pronto empezaría a tener consecuencias.

Desgraciadamente en el día a día se ha podido comprobar su desinterés y la falta de sensibilidad, y eso se tradujo ya en la muerte de un recién nacido, pero muchos más han estado expuestos a un gran riesgo.

Las condiciones en que se encuentra el Hospital General de Torreón son sumamente preocupantes, y por ello sería importantísimo que el secretario estatal del ramo, Roberto Bernal Gómez, originario también de la Comarca Lagunera, ordenara una revisión exhaustiva de lo que aquí está ocurriendo, pero también urge que se haga una revisión del trabajo –de alguna manera hay que decirle- que viene realizando Francisco Javier Dorantes.

Porque no se puede seguir jugando ni poniendo en riesgo la salud de los torreonenses, y menos si se trata de niños, mientras que su director se la pasa en reuniones, comidas y convivios, en los que busca seguir cultivando una red de relaciones que le permitan mantenerse activo en la arena política en la búsqueda de nuevos puestos para mantenerse dentro del presupuesto.

Torreón no se merece a ‘funcionarios’ de esta categoría, que están en busca de seguir avanzando en sus planes y proyectos personales, dejando de lado la responsabilidad pública que les han sido encomendadas.

Menos si se trata de un área tan sensible como es la salud.

 

laotraplana@gmail.com

 

@JulianParraIba