PLAZA CÍVICA

Todos los caminos llevarán al Sr. Presidente 

La excesiva centralización será la norma del siguiente gobierno. Lo anterior se traducirá en una formidable concentración de poder en el próximo presidente. La urgencia parece ser tal que aún no hay cambio de administración y el Congreso de la Unión ha aprobado y planea aprobar una serie de reformas encaminadas en esa dirección. Y parece ser que, en ese sentido al menos, habrá un regreso al pasado.

La tensión entre los sistemas federalista y centralista ha sido una constante en la historia del México independiente. Los gobiernos liberales del S. XIX, la dictadura porfirista y el régimen priista lograron armonizar esa tensión al sostener en la teoría el federalismo, pero en la práctica el centralismo. Con la alternancia en el poder en el año 2000, ese arreglo se rompió con efectos nocivos, resumidos con el famoso feuderalismo. Bajo el gobierno de Enrique Peña Nieto se trató de lograr una nueva armonía con leyes generales, estableciendo a través de ellas una legislación mínima en los tres órdenes de gobierno. Sin embargo, bajo el gobierno entrante esa postura quedará relegada, ya que existe una tendencia muy clara: centralizar.

Tres señales nos indican lo comentado anteriormente. La primera es el mayor control que tendrá el Presidente sobre la administración pública federal: la creación de los llamados súper-delegados, quienes manejarán una gran cantidad de temas y responderán al titular de la Secretaría del Bienestar y a Presidencia; la aglomeración de todas las contrataciones públicas y el manejo de los titulares de las oficialías mayores por parte de SHCP; y el manejo de toda la publicidad oficial del gobierno federal en la Presidencia. Aunque no es un tema propio de la administración pública federal, el reciente anuncio de la creación de un consejo ad hoc llamado “Consejo Asesor del Presidente”, el cual estará compuesto por empresarios y dependerá del Jefe de la Oficina de la Presidencia, nos señala el mismo camino.

Sin embargo, la segunda señal preocupa más, ya que implica un intento de debilitar órganos que gozan de cierta autonomía: el control de los medios públicos nacionales por parte de SEGOB (hoy por hoy lo hace el Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano); presiones por parte de la futura secretaria de energía para que renuncien los titulares de los organismos reguladores del ramo; los diversos intentos para violar la independencia del Poder Judicial (han contemplado rotar a jueces y magistrados, así como disminuir sus sueldos), etc.

La tercera señal es una que ya hemos comentado en este espacio, y que sin duda resulta la más preocupante: los referéndums, llevados a cabo en su totalidad por el Presidente mismo.

Cabe destacar que en algunos casos las medidas pudiesen estar justificadas, otras levantan sospechas, y otras más resultan inaceptables. Sin embargo, lo que no se puede perder de vista es la excesiva concentración del poder en la persona del futuro presidente, que aunado a las mayorías absolutas de MORENA, debilitan seriamente la estructura de contrapesos institucionales. Y el problema que surge es: ¿qué pasará cuando algo salga mal? Y peor aún, ¿qué pasará si algo sale muy mal? Porque la política es un mar intempestivo, y el presidente tiene el control de los remos, siempre limitados. Inevitablemente todos los dedos apuntarán a Andrés Manuel López Obrador, una persona que ha demostrado arranques emocionales repentinos, una retórica divisoria, y un talento para polarizar.

El presidente-electo ha optado por una excesiva centralización/concentración del poder, ya sea teniendo mayor control de la administración pública federal, intentando debilitar la autonomía de organismos e independencia de poderes, y planteando referéndums para comunicarse directamente con el pueblo. Agreguemos mayorías absolutas y una oposición política mediocre, y tenemos un retorno al pasado. En unos días, y de nuevo, todos los caminos llevarán al Sr. Presidente.

 

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Autor

Fernando Nùñez de la Garza Evia
Fernando Nùñez de la Garza Evia
Licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana (UIA). Maestro en estudios internacionales, y en administración pública y política pública, por el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Ha publicado diversos artículos en Reforma y La Crónica de Hoy, y actualmente escribe una columna semanal en los principales diarios de distintos estados del país. Su trayectoria profesional se ha centrado en campañas políticas. Amante de la historia y fiel creyente en el debate público.
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