CINEMATÓGRAFO

“Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald”, el inexplicable detalle de la exclusión

Cada que tengo que ver sagas que han sido apropiadas por grupos evidentemente compactos, de aquellos que se dicen fascinados por la parafernalia de las historias y que se pudieran asumir como verdaderos fanáticos –con todo lo agresivo y estremecedor que el término implica-, pienso que se trata de un inexplicable caso de exclusión en diversos sentidos y eso mismo sucede con “Animales Fantásticos: los crímenes de Grindelwald”, como a continuación lo voy a explicar.

La secuela de “Animales fantásticos y dónde encontrarlos”, resulta ser una especie de objeto de moda que da al traste con todo aquel que quiera introducirse al cerrado mundo que han integrado sus seguidores, pero va más allá de los simples mortales que asistimos al cine y de aquellos que han leído todos y cada uno de los manuscritos que llegan a las librerías, pues el argumento en sí mismo, evita que quienes se acercan por primera vez a la historia, tengan siquiera la oportunidad de entender la historia.

Cada personaje y su historia, son elementos que funcionan en el filme dirigido por David Yates, para poner en evidencia los conocimientos al respecto de los espectadores, situación que para el selecto grupo de fanáticos se vuelve un deleite, pero para el resto y me cuento entre ellos, resulta poco menos que complejo, pues el filme se vuelve disperso porque no contamos con los elementos básicos para entender actitudes y actividades de muchos personajes.

El problema no se queda aquí, pues más allá de que tiene una estética visual impresionante, que nos recrear a detalle las ciudades europeas en el pasado y nos deja ver la magia de los personajes a través de espectaculares efectos especiales, no se toma el mismo tiempo para explicar por qué sucede lo que sucede y deja a más de uno en la sala con dudas severas que se reflejan en comentarios negativos al final de la cinta.

Cabe aclarar que el filme en toda la parte técnica es un portento de película, y que para quienes tuvimos la posibilidad de apreciar, “Animales fantásticos y dónde encontrarlos”, podríamos quejarnos de que se trata de un intento por justificar los detalles argumentales de ésta, sin embargo, es una cinta digna de Hollywood, tanto en lo económico como en lo artístico.

Al final, el resultado es una película hecha para los grandes seguidores, excluyente de las colectividades y es por ello que un espectador ajeno a los filmes del maguito y a la anterior entrega de esta saga, va a tener problemas para disfrutarla en todo su esplendor.

Sólo le recuerdo que la imaginación se disfruta más en la oscuridad del cine, así que no deje de asistir a su sala favorita.

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