OPERACIÓN OVERLORD

 

VÍCTOR BÓRQUEZ NÚÑEZ 

Una terrorífica mezcla de cine bélico con thriller sobrenatural, en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, donde se plantea una sobrecogedora experiencia nazi: tratar de crear un ejército de zombies para mantener el legado del Tercer Reich.

 La cruenta Segunda Guerra Mundial está en su recta final. El filme parte en la víspera del Día D, ese hecho histórico que habría de determinar de manera definitiva el curso de esta conflagración.

En ese contexto, dos paracaidistas estadounidenses deberán cumplir una misión clave para el éxito de la invasión: destruir una torre de radio alemana en una pequeña ciudad cercana a Normandía, con lo cual dejarán incomunicados a los enemigos nazis, permitiendo de este modo el avance expedito de los aliados.

Pero el avión que los trasladaba cae abatido y estos soldados quedan atrapados detrás de las líneas enemigas. Pronto se suman tres soldados más y logran llegar, maltrechos y hambrientos a una aldea que no solo se encuentra ocupada por los nazis, sino que comienzan a descubrir que algo siniestro está sucediendo en el pueblo y así, más que una operación militar, quedarán en medio de un siniestro experimento donde los habitantes de la aldea se ven sometidos para participar en extraños e inquietantes experimentos en el subterráneo de una iglesia.

Producida por J.J. Abrams (el director de Star Wars: Episodio VIII – Los últimos Jedi, Calle Cloverfield 10), y con la dirección de Julius Avery (Son of a Gun), el filme tiene un desarrollo bastante inteligente, mezclando con astucia el género bélico y el thriller sobrenatural, sobre todo gracias a un buen guion escrito por Billy Ray (Capitán Phillips) y Mark L. Smith (El renacido).

También contribuye a su desarrollo el hecho de tener un reparto sólido, aunque no necesariamente “estelar”, lo que permite mayor adhesión emocional con sus personajes, en donde se encuentran Jovan Adepo, Wyatt Russell, Dominic Applewhite, Jacob Anderson, John Magaro, Iain De Caestecker, Mathilde Ollivier y Pilou Asbæk.

Es interesante constatar que gran parte de las referencias que tenemos de la Segunda Guerra Mundial, con la figura de Hitler, el mundo nazi y los experimentos que se llevaron a cabo en los campos de concentración, en gran medida se las debemos al cine, sobre todo porque estos temas siguen concitando la atención del público.

Así, Operación Overlord explora en el terror bélico –un subgénero que mezcla el cine bélico con los códigos del cine terrorífico, desde donde han surgido interesantes cintas como Deathwatch (2002), Below (2002) y Dead Snow (2009)-, en donde casi siempre los villanos son seguidores de las ideas nazi o el leit motiv se halla en experimentos de laboratorio, donde casi siempre el tema del manejo genético, sigue siendo el punto central.

Con evidente astucia narrativa, el filme se inicia como una película de guerra habitual, con un grupo de soldados que vuela sobre el territorio francés ocupado por los alemanes, teniendo que cumplir a como dé lugar con una misión: destruir una antena de comunicaciones que los nazis instalaron sobre el torreón de una iglesia en un poblado en las afueras de Normandía.

Pero cuando, tras un accidentado salto, solo un grupo de soldados, sobrevive y se encamina a su objetivo, aparece Chloe, una habitante del pueblo en que se encuentra el objetivo y ella los guía hasta donde vive con su hermano pequeño y su tía, una anciana que no se ve pero que lanza aullidos guturales, introduciendo de este modo el primer indicio de que algo anormal y macabro se está desarrollando en ese pueblo.

Conforme avanza, el filme se enmarca en un ritmo afiebrado, delirante que no molesta, sino que recuerda a aquellas lejanas películas de propaganda de los cincuenta, solo que en este caso el terror y lo sobrenatural empiezan a dominar el relato: porque los soldados pronto descubrirán algo más que un pueblo sitiado, donde se desarrollan experimentos con los habitantes del lugar, usando un suero derivado de un tipo de brea, que lograr revivir, literalmente, a los muertos, dándoles además una fuerza sobrenatural. Con esos zombies poderosos, los alemanes pretenden crear el ejército invencible que hará inmortal al Reich y propagará al mundo su funesta ideología.

Todo esto funciona perfectamente en la pantalla, porque la película no decae, da en el punto exacto entre la entretención para adultos (contiene escenas muy violentas y con apego al cine denominado gore, de exposición de sangre y desechos humanos) y una delirante conspiración que podría servir de base para una secuela.

Se agradece que la película ‘Operación Overlord’ no defraude en sus intentos de unir la acción y el drama del cine bélico con el terror y su lado más gore, empleando para ello tensión genuina en su primera secuencia, buenos efectos especiales con toda la sangre y los cuerpos desmembrados necesarios y un espacio cerrado y claustrofóbico, donde predomina la oscuridad y los sonidos.

Se trata de una matiné, cierto. Pero de una matiné entretenida y que hasta puede hacernos reflexionar. Lo cual es un mérito mayor de lo que se esperaba.

 

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