“HALLOWEEN”

 VÍCTOR BÓRQUEZ NÚÑEZ 

40 años después del clásico de John Carpenter, aparece una muy digna secuela que matiza a la perfección cuotas de humor, asesinatos de todo tipo y homenajes directos al filme fundante

 En 1978, una cuidadora de niños, Laurie Strode (interpretada por la reina del grito de las películas de terror, Jamie Lee Curtis, cuya madre, Janet Leigh, había sido la icónica víctima del asesinato en la ducha de Psicosis) sobrevive a los ataques de Michael Myers, una máquina monstruosa que mata sin parar a los adolescentes del barrio, con su rostro cubierto con una máscara, en plena celebración de Halloween.

Con esa modesta película (modesta por su costo bajísimo, dado los estándares de Hollywood), su director John Carpenter se convirtió en el gurú del cine denominado slasher, un subgénero del cine de terror producido en el contexto del denominado cine de explotación

“Halloween” (Estados Unidos, 2018), toma la idea de hacer una secuela cuarenta años después del clásico, manteniendo el respeto por aquella mítica película, aunque a la vez dándole cuotas de su propia cosecha, la que mezcla el homenaje, los crímenes y una muy inteligente vuelta de tuerca a la franquicia.

El responsable de este filme es David Gordon Green, quien tuvo un muy buen punto de arranque: ignorar de frentón todas las películas que se adjudicaban la continuación de la serie, incluso obviando la segunda parte que revelaba que Michael Myers y Laurie Strode eran hermanos y centrar toda la esencia de esta secuela en las huellas psicológicas que marcaron la vida de Laurie, después de sobrevivir a la masacre de Halloween.

El filme -que tiene un extraordinario comienzo- nos muestra cómo Laurie ha logrado superar el terror, viviendo en una casa que ha adaptado como verdadero búnker lleno de cámaras, armas y alarmas, incluyendo un subterráneo que será el escenario clave para el inevitable encuentro, cuatro décadas después, entre Laurie y el monstruoso Michael Myers, pese a que por esto su familia la esquiva y su propia hija la culpe de haber tenido una infancia espantosa.

Con mucha habilidad en el guion, el director va haciendo que las tres generaciones de mujeres de la familia Strode (abuela, madre e hija), se conviertan en la única alternativa para destruir a Myers que, desde el comienzo, se erige más como una presencia sobrenatural que como personaje de carne y hueso, elemento fascinante dentro del género de terror.

El realizador sabe construir su historia y le saca el mayor provecho al regreso al hogar de Laurie Strode, el escenario de los crímenes de la cinta original, homenaje que agradecerán los fanáticos de la película “Halloween” que Carpenter inmortalizó.

Conviene destacar que el actual director es un habilidoso artesano que en Hollywood ha realizado todo tipo de filmes, desde el drama “All The Real Girls”, pasando por la paródica “Caballeros, princesas y otras bestias”, alcanzando buenas cuotas con el drama basado en hechos reales de Stronger y la sátira política que fue “Expertos en crisis”.

Ésta no solo es su primera experiencia en el cine de terror, sino que debe asumir que está haciendo la secuela de un clásico que, desde 1978, ha venido fascinando a los espectadores y que con pleno derecho se ha erigido como un filme de culto.

Por estos antecedentes, esta nueva “Halloween” resulta una satisfactoria continuación del personaje creado por John Carpenter, donde el director Green plenamente consciente de que el público tiene muchas cintas de terror vistas, equilibra muy bien los asesinatos (que triplican los ocurridos en la original), pero sabe sacar provecho al personaje de Laurie, haciendo que todos entiendan que ella es una mujer sedienta de poner punto final a un hecho que la marcó para siempre.

Incluso, el plano final que cierra esta película anuncia de manera evidente que esto podría continuar, aunque eso depende de factores que no tienen que ver con la calidad fílmica, sino con el resultado en la taquilla. Lo importante es que se trata de una secuela respetuosa e inspirada, que mantiene los elementos clave del estilo visual impuesto por John Carpenter y que, incluso con la banda sonora de la original, logra todavía crear ese elemento crucial del cosquilleo en el estómago con esta revisitación a la noche de Halloween.

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