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            Por inédito genera expectación en los círculos políticos el asedio al que ha sido sometido en la semana el llamado Grupo Saltillo, que lidera el Secretario de Gobierno José María Fraustro Siller.

No se ha alcanzado a identificar al autor que ideó y operó la embestida, pero especulaciones sobran, y lo de menos es ya saber el origen, pues lo interesante está en conocer los resultados.

El grupo de Fraustro Siller, de los que tienen vigencia en el estado, es el que mayor permanencia temporal e influencia política y social ha logrado, apalancados desde la Universidad Autónoma de Coahuila pero con alcances en la esfera estatal, legislativa, y el gobierno municipal de la Capital.

Ya en la transición de diciembre anterior tuvo este grupo sus mermas, causaron baja dos de los principales estrategas, se dice que a raíz de un rompimiento interno, pero llegaron nuevos perfiles a los que se empezó a posicionar en Saltillo. Luego tuvieron que ceder la Rectoría de la UA de C, y hoy están bajo un intenso golpeteo.

Pero más allá que los grupos de poder estén disputando posiciones, aún en los más conservadores y conciliadores está presente la duda de si sigue vigente el principal activo con el que se han manejado Fraustro y sus alfiles: la capacidad de interlocución con los actores del poder económico en Saltillo, pues pareciera que la operación ya no es tan eficiente, las voces visibles del sector privado retoman las posturas críticas hacia el gobierno estatal, cada vez en un tono más alto.

Y también en la IP hay el sentimiento de que la relación ya no les aporta los mismos resultados, pues hay por ejemplo muchas gestiones que nada más no avanzan, sobre todo cuando tienen que ver con el tema de cobranza, quedando claro que en Finanzas uno tiene el membrete y otro la firma, que es la efectiva.

Pero nada es definitivo, como dicen en el beisbol esto no se acaba hasta que se acaba, y si algo hay en Fraustro Siller es serenidad y astucia, y si la juega bien logrará salir librado. Habrá que esperar al resultado y las implicaciones que tendrá en la configuración política estatal.

En que este grupo pierda espacios e influencia hay muchos interesados, y aunque no todos tienen la capacidad de operar el asedio mediático que estamos viendo, habrá seguramente algunos beneficiarios colaterales.

¿El origen? Hay ocasiones en que la política se parece demasiado a la agricultura, como cuando se hace necesario prender fuego en la tierra propia para lograr que la parcela produzca. Quemas controladas les llaman, que son terribles cuando el impredecible viento las saca de control y en el entorno hay sequía.

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Se cumplió el sábado anterior con el trámite necesario para que Rigo Fuentes pueda concluir el periodo que Verónica Martínez dejó inconcluso en el Directivo Estatal del PRI.

Regresaron Rigo y Martha Loera, se reincorporó a su cartera Alvaro Moreira, y todo quedó como estaba cinco días antes, pero eso es transitorio. De mayor trascendencia lo que ocurrió y no difundieron en el Consejo Político.

Por ejemplo la integración de treinta nuevos Consejeros, entre ellos Fernando Gutiérrez, uno de los hombres más cercanos al gobernador Miguel Riquelme y que en días anteriores a su incorporación formal al PRI se encargó de dejar más que claro su rompimiento con el PAN y con su dirigente Bernardo González.

Regresan al Consejo Político figuras como Jericó Abramo Masso, un activo político al que mantienen en la reserva para los ya próximos ajustes; Armando Castro Castro, con valiosos activos en Monclova, a quien le levantan el veto impuesto el sexenio anterior; y laguneros como Irma Adame y Jesús De La Rosa Godoy, que mucho han aportado al PRI y también estuvieron congelados porque no eran dóciles al grupo que anteriormente controlaba el estado.

La nueva conformación del Consejo es importante porque este órgano es el que valida las decisiones más importantes, por ejemplo la convocatoria y el método para renovar la dirigencia a mediados del año próximo.

No se difundió tampoco la presencia de Samuel Rodríguez, a quien tarde o temprano se le verá figurando nuevamente en la escena estatal; ni del ex gobernador Rubén Moreira, al que ya en círculos nacionales se le menciona como posible sucesor de René Juárez en la coordinación de los diputados federales del PRI.

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Murió el sábado anterior el Notario y académico Onésimo Flores Rodríguez. Su nombre estuvo siempre vinculado a las mejores causas en Saltillo, siendo un promotor incansable de su ciudad, participando en forma comprometida en cuanto proyecto era convocado, así impulsó desde el Consejo del IMARC la Presea que anualmente otorga ese Instituto y que es hoy uno de los galardones más apreciados en la ciudad; e igualmente articuló desde el Patronato fundador del Parque Las Maravillas el esfuerzo social que se conjuntó al proyecto del gobierno de Rogelio Montemayor del que aún hoy se disfrutan sus resultados.

Con un alto sentido de la amistad, construyó relaciones con personalidades de la política, la diplomacia, la cultura y la academia, tanto dentro de México como en Europa, y tuvo la generosidad de procurar que esas relaciones sirvieran a la ciudad y a instituciones como la Facultad de Jurisprudencia, de la que fue Director y maestro.

En el pasado reciente fue objetivo de sucios ataques, una venganza de quienes no toleraron el valor civil y la claridad con la que sus hijos cuestionaron excesos que se cometían desde el poder, pero el tiempo y la vida ponen a cada quien en su lugar, y Onésimo Flores no perdió un ápice de su solvencia moral y del aprecio de la comunidad saltillense y la universitaria, en cambio quienes instrumentaron su persecución, hoy ni siquiera pueden aparecer en público, rodeados de escándalos y sospechas.

Apenas en septiembre anterior había cumplido 72 años, pero murió joven, aún con sueños, por ejemplo unas semanas atrás seguía buscado dos buenos ejemplares de encino para plantar en un terreno familiar al sur de Saltillo; o buscaba cómo fortalecer los programas académicos en Jurisprudencia, Facultad en la que trasformó el modelo y plan de estudios cuando fue su director.

Es de esos hombres que se ausentan físicamente, pero permanecen vivos en un legado del que son testimonio no únicamente sus hijos, sino cientos de sus alumnos.

 

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