LA CULTURA SIN SILENCIO

¿Qué determina la cultura de un pueblo?, la cultura es el resultado de la interacción humana, la cultura no se integra por las grandes informaciones, sino por la suma de tantas razones. Pensar en la cultura mexicana es algo más que saber datos, es entender qué mueve a los danzantes, entender lo que el cantor predica con su grito, es entender a Moncayo y su dialogo de trompetas en su huapango que reflejan la conversación de dos Alvadureños, es entender a Márquez con su danzón mientras el tiempo se detiene observando el maravilloso espectáculo. Es entender los murales de Alfaro, y los trazos de Orozco.

Entender los poemas de Paz, que calla cuando dice y nunca está del todo ausente. La cultura mexicana es su comida, su bebida, su idioma, su charal y su ranchera.

Cuando perdemos la vista, aunque sea un poco de esas expresiones, también morimos. Y si bien hay especies extintas, también hay trozos culturales, dichos y lecciones que se extinguen en el olvido.

Preservar nuestra tradición cultural es entender que somos mexicanos por algo más que el derecho del suelo o de la sangre, que somos mexicanos porque así, como mexicano, entendemos el mundo.

Antes de asegurar saber hablar inglés, que nos vuelve ciudadanos del mundo sin duda, debemos aprender a hablar mexicano, que nos vuelve ciudadanos de aquí. Entender lo que somos, empieza por saber lo que fuimos.

La cultura apremia al que ve como al que lee, no te jactes de las formas, ellas hablan de tu escuela, de tus pasiones y tus informaciones, pero no te definen. Te mejoran, pero no te originan. Suena tan poco “leído” el que dice súbete pa´ arriba o bájate pa´abajo que el tautológico que señala engolando la voz; autoaprendizaje, lapso de tiempo, funcionario público o glosario de términos, todos son pleonasmos, cacofonías que ensucian el lenguaje y manchan la lógica de nuestro hablar. Pero la cultura es más que esto.

La cultura encuentra en su más alto y estético producto al arte, resultado de la artificial creación de contenidos que recrean las emociones que al artista produce. El arte, como el conocimiento de la cultura, sensibiliza y hace mejor al hombre.

El gobierno debe asegurar que se mantenga viva la llama de la cultura de aquellos que se está disminuyendo su voz, si bien los grupos sociales no pueden vivir ajenos a la cultura, si hay manifestaciones cuya voz se aquieta y puede perderse. Y aunque el orgullo nacional se mantiene pese a los ventarrones de la globalidad, en su interior expresiones silenciosamente se alejan si no hay quienes las aviven y las protejan.

Quitemos el silencio a la cultura, dejemos que alce su voz y reine la apreciación a esta expresión, así, sabremos que si conservamos lo que somos y hemos sido, no habremos vivido en vano, hagamos que México siga cantando y perfumando con su identidad al mundo.

Yo soy Héctor Gil Müller, y estoy a tus órdenes.

 

 

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