CAFÉ POLÍTICO

RAMÓN BETANCOURT

NACHO CORONA

Corrió fuerte rumor la semana pasada en el sentido de que Ignacio Corona Rodríguez se iría como mero jefazo de la CONAGUA. Se comentó en los serpentarios políticos con aíre acondicionado (cafés, bares y restaurantes) que Nacho podría ir a la Dirección General de la Comisión Nacional del Agua en sustitución de Roberto Ramírez de la Parra. Poco después, en el encuentro sabatino de antier con sus amigos de generación de la Pereyra (primaria), ya entrados en la vorágine de la mexicana alegría, Nacho soltó la sopa. Dijo que no va para allá porque no tiene ninguna invitación. Pero dejó entrever que le gustaría ser el segundo de a bordo de Reyes Flores Hurtado (RFH, próximo Coordinador Estatal de Programas de Desarrollo) en la Comarca Lagunera. Es decir, Nacho anda picando piedra en la Ciudad de México y en Saltillo, en dónde se le ha visto tomando café con el senador Santana Armando Guadiana y con el propio Flores Hurtado.

YA ANDAN CALEFACTOS

Cabe destacar que ambos políticos, Guadiana y Flores, hoy en día sueñan en convertirse en candidatos de Morena a la gubernatura de Coahuila, y Corona a la alcaldía de Torreón. Que no se les olvide que Javier Guerrero y Claudio Bres también tienen posibilidades de llegar a competir. En cuanto a Nacho debe saber que el expanista exalcalde de Torreón, José Ángel Pérez Hernández también trae ganas de volver a repetir en la presidencia municipal. Eso de que Ignacio Corona iría a la dirección general de la CONAGUA, fue todo un despropósito. Mejor ubíquenlo en la Subcoordinación Regional de Programas de Desarrollo en Torreón, Matamoros, San Pedro, Madero y Viesca, en dónde podría operar los programas productivos y sociales con tientes políticos electorales a favor de quienes serían sus jefes: el “bigotón” Guadiana y Reyes Flores Hurtado. Incluso de él mismo ya que Nacho pretenderá contender nuevamente por la alcaldía de Torreón.

COSTAL DE MAÑAS

Todo parece indicar que las sesiones de la LXIV Legislatura Federal de la Cámara de Diputados no serán días de campo para el abogado Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega (85 años). Antier, en la primera sesión del Congreso (ambas Cámaras se congregaron en el Palacio de San Lázaro) en donde Porfirio recibió los tomos del Sexto Informe de Gobierno de manos del Secretario de Gobierno Alfonso Navarrete Prida, al Presidente de la Mesa Directiva –Muñoz Ledo–, dos que tres legisladores pretendieron ponerlo en ridículo. Pero como Porfirio es un viejo lobo de mar y de bar, les dio el 15 y las malas como en el billar. Carajo, si saben que Muñoz Ledo es un costal de mañas, pa´que le buscan. Huelga decir que los más de 300 diputados de Morena (sumando los de la coalición “Juntos Haremos Historia”: Partido del Trabajo y Partido Encuentro Social) dejaron sentir su fuerza al gritar a cada rato, “es un orgullo y un honor estar con Obrador”.

SUPUESTA DIVISIÓN DE PODERES

Mal se vieron al hacer este tipo de pronunciamientos. En nada abona a la supuesta división de poderes que ha venido pregonando López Obrador. Flaco favor pues. Es decir, la sumisión, mansedumbre y obediencia con el Presidente electo, es reprobable y mal vista por los mexicanos que desean que por fin exista una real independencia entre los poderes de la Unión. Solo de esa forma se podría avanzar en la tan mentada Cuarta Transformación. Por cierto, si usted me pregunta cuál es la conformación inicial de esta Legislatura, yo le contesto: 247 diputados de Movimiento Regeneración Nacional (162 de mayoría relativa y 85 plurinominales); 80 de Acción Nacional (41 de mayoría relativa y 39 plurinominales); 47 del Partido Revolucionario Institucional (9 de mayoría relativa y 38 plurinominales) y 31 de Encuentro Social (todos de mayoría relativa). Asimismo, 29 del Partido del Trabajo (26 de mayoría relativa y 3 plurinominales); 28 de Movimiento Ciudadano (17 de mayoría relativa y 11 plurinominales); 20 del Partido de la Revolución Democrática (9 de mayoría relativa y 11 plurinominales); 16 del Partido Verde Ecologista de México (5 de mayoría relativa y 11 plurinominales), y 2 Sin Partido (ambos plurinominales).

MESA DIRECTIVA

Por cierto, la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados para el primer año de ejercicio de la LXIV Legislatura quedo integrada por el presidente, Porfirio Muñoz Ledo (Morena); Primer vicepresidente, María de los Dolores Padierna (Morena); Segundo vicepresidente, Marco Antonio Adame Castillo (PAN); Tercer vicepresidente, Dulce María Sauri Riancho (PRI). Y si le interesa; el mejor amigo de Porfirio en Torreón se llama Heriberto Ramos Salas, exalcalde de esta ciudad de 1988-1991. Esta amistad se dio por don Víctor González Avelar ya que formaban un grupo de torreonenses en la Ciudad de México egresados de Licenciados en Derecho por la UNAM. Y de ahí pal’real Heriberto y Porfirio siguen cultivando una excelente amistad. De ahí que cuando Porfirio ha venido a Torreón, se queda en la casa de Heriberto en San Luciano.

AQUELLA LIII LEGISLATURA

Y lo que son las cosas, la LIII Legislatura estuvo conformada por “santones” de la política mexicana de diversas corrientes ideológicas. Mire Usted: Luis Donaldo Colosio, Eduardo Robledo Rincón, Dante Delgado Rannauro, José Ángel Conchello, Ramón Danzós Palomino, César Augusto Santiago, Manuel Gurría Ordoñez, Jesús González Schmal, Arnoldo Martínez Verdugo, Elba Esther Gordillo, Pablo Pascual Moncayo, Guillermo Fonseca Álvarez, Juan José Castillo Mota, Demetrio Vallejo, Juan José Bremer, Santiago Oñate Laborde, Diego Valadez, Eraclio Cepeda, Manuel Germán Parra, Jorge Alcocer, Alejandro Encinas, Fernando Ortíz Arana, Heberto Castillo, Ricardo García Cervantes, Manuel Jiménez Guzmán, Sócrates Rizzo, Miguel Osorio Marbán, Ángel Sergio Guerrero Mier, René Juárez Cisneros, Héctor Terán Terán, Píndaro Urióstegui, Germán Corona del Rosal, José Encarnación Alfaro, Gabriel Jiménez Remus, Fausto Vallejo, Alejandro Gazcón Mercado, Romeo Flores Caballero, Juan de Dios Castro Lozano, Ricardo Canavati, Blas Chumacero, Melquiades Morales, Manlio Fabio Beltrones, Alfonso Garzón Santibañez, Beatríz Paredes Rangel, Arturo Whaley, Nicolás Reynés Berezaluce, Juan Maldonado Pereda, entre otros.

ELISEO Y HERIBERTO

Esta LIII Legislatura 1985-1988 fue una de las más combativas de los últimos años. El perfil de estos diputados era de gran calado. Desde dirigentes de izquierda, como líderes venales y corruptos de sindicatos charros. En esa época eran senadores por Coahuila Francisco Panchito Madero y Raúl Castillo Jiménez. Por Durango José Ramírez Gamero y Miguel González Avelar que fue suplido por Gonzalo Salas. González Avelar deja el Senado para irse como titular de la Secretaria de Educación Pública relevando a Don Jesús Reyes Heroles. A don Miguel lo sustituye Manuel Bartlett Díaz. Así las cosas, la buena amistad entre el Presidente de la Gran Comisión de la LIII Legislatura de la Cámara de Diputados, Eliseo Mendoza Berrueto y Heriberto Ramos Salas se reflejó en la nómina ya que además de que Heriberto era diputado federal de mayoría relativa (no pluri), le dio el cargo de Director de Administración. Es decir, todos los diputados que querían viaticar o salir a reuniones interparlamentarias, tenía que acudir con Heriberto a que él les autorizara. De ahí que Ramos Salas hizo muy buena amistad con la mayoría de los diputados.

“PARA BAJAR EL ESTRÉS”

Por último una anécdota. El vicealmirante de la Armada de México e ingeniero geógrafo, Miguel Ángel Barberena también fue diputado federal en la LIII legislatura. Él le dejó la curul a Roberto Casillas para irse de gobernador de Aguascalientes sustituyendo al Güero Rodolfo Landeros y remplazado por Otto Granados. Bien. El caso es que siendo diputado Miguel Ángel logró que se autorizara un bar en el edificio de San Lázaro. Sí, un bar “gratis pa´la raza”. El argumento fue: “para bajar el estrés de las sesiones y echarnos unos 2-3 tragos”, conmovió a los jefes que dieron luz verde de inmediato para levantar tan necesaria sección. Esa unidad se levantó atrás de las dos banderas. Poco después Miguel Ángel andaba tan contento por todo San Lázaro porque a esa nueva sección de la Cámara sus pares le llamaban “Bar Berena”.

Autor

Ramón Betancourt
Columnista

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