Pobreza frena acceso a salud

CIUDAD DE MÉXICO. Un ciudadano sin capacidad económica no puede hospitalizarse o ser intervenido quirúrgicamente ni siquiera en el sistema de salud pública, que cobra sus servicios a quienes no tienen afiliación, informó Excelsior.

De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, existen trabajadores cuyo escaso ingreso mensual les impide acceder a estos servicios, entre ellos, los albañiles, que tienen un salario mensual de tres mil 448 pesos; quienes ordeñan animales de campo, que ganan dos mil 989 pesos, o los veladores, cuyo salario es de tres mil 54 pesos.

Un comparativo realizado por Excélsior sobre los servicios más caros prestados por el IMSS a quienes no son derechohabientes arrojó que para un trabajador con bajos salarios que no cuenta con seguridad social es imposible acceder a los sistemas de salud.

Según el Seguro Social, los servicios más caros prestados a quienes no son derechohabientes durante el 2017 fueron estancias en terapia intensiva, intervenciones quirúrgicas en unidades de segundo y tercer nivel, atención a pacientes con cáncer, daño renal y males cardiacos, además del uso de incubadoras.

Durante 2018, el IMSS hizo público que tan sólo un día de terapia intensiva en unidad de alta especialidad cuesta 35 mil 400 pesos, mientras que una intervención quirúrgica del mismo nivel asciende a 35 mil 972 pesos.

Es decir, si un albañil tuviera que someterse a una cirugía de alguna subespecialidad de traumatología, cirugía torácica, oftalmología, cabeza y cuello, de tercer nivel, tendría que ahorrar todo su salario durante un año.

Mientras que para un trabajador de ordeña con insuficiencia renal terminal, y que requiriera de un servicio de sesión de hemodiálisis, su sueldo representa el 64% de lo que cuesta el tratamiento.

Además, el costo de un parto para no derechohabientes oscila entre los 21 mil y 40 mil pesos, aunque las urgencias obstétricas se atienden sin que sea necesario ningún pago.

El acceso de salud también se ve limitado para aquellos profesionistas que son contratados vía honorarios o no tienen afiliaciones o seguros médicos, o comerciantes y empresarios que aunque tengan ingresos superiores por actividades empresariales, saben que una enfermedad catastrófica podría representar su ruina económica.

Jorge Antonio López, quien es comerciante en la zona del Centro Histórico de la Ciudad de México, y asegura que su negocio le deja ingresos anuales por 208 mil pesos, sabe que una enfermedad como el cáncer arruinaría a cualquiera.

«Si uno se enferma es el acabose; sin seguro uno se muere”, declaró el comerciante.

Ana, de 30 años, cuenta con una maestría en diseño, da clases en una universidad privada al sur de la ciudad de México y por tres horas a la semana recibe mil 500 pesos, un salario de 12 mil pesos al mes, sin seguridad social.

«Es complicado hacer lo que te gusta sin pensar en las consecuencias del futuro, de no poderte pagar un tratamiento médico en caso de una enfermedad o un accidente”, declaró la profesora. (EXCELSIOR)

 

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