MÁS DUDAS QUE CERTEZAS

JUAN ANTONIO MARTÍNEZ BARRIOS

A tres semanas de que el virtual nuevo presidente Andrés Manuel López anunciara la creación de súper coordinadores estatales para sustituir a los delegados de las diversas secretarías, son más las dudas que las certezas en torno a la operación de la novedosa y controvertida figura.

Que es inconstitucional, que habrá virreyes en cada entidad federativa, que evitarán que los gobernadores se roben o desvíen los recursos federales, que significarán una extensión del poder federal, que desplazarán a los mandatarios estatales.

En el caso de Coahuila, el proyectado coordinador, Reyes Flores Flores Hurtado, quizá no se sienta virrey, pero sí le ha pegado el mal del ladrillo pues anda como pavorreal cuando ni él mismo tiene clara su función. Esperemos que la reunión que junto con su padrino el senador electo Armando Guadiana, tuvo el viernes pasado con el gobernador Miguel Angel Riquelme haya abonado a ubicarse y a entender que las elecciones ya transcurrieron, que como gobierno la prioridad es la coordinación entre las  instancias gubernamentales en bien de la comunidad al margen de las siglas partidistas.

La del viernes pasado en la Ciudad de México se trató de una primera reunión de acercamiento y hasta donde se sabe se sentaron algunas bases encaminadas a la coordinación y a la expresión de la buena disposición de las partes para llevar la fiesta en paz, lo que está por verse.

Por parte de Riquelme Solís, en sus casi ocho meses de gobierno ha demostrado apertura y mucha mano izquierda, como lo confirma la relación, si bien no amistosa, sí institucional y aun cordial con el gobierno municipal panista que encabeza Jorge Zermeño Infante, con quien apenas este martes suscribió un convenio para comprometer en beneficio de los programas del DIF Torreón una parte de los recursos que se obtienen del funcionamiento del teleférico. Otra parte irá al complejo religioso-religioso del Cristo de las Noas.

Por lo pronto la figura de los coordinadores vino a generar preocupación y hasta temor entre el personal de las delegaciones, que ya sienten que les darán cortadillo, aunque lo más seguro –y prudente- será que ocurra un reajuste mínimo y un cambio en el nombre de las delegaciones.