PLAZA CÍVICA

 FERNANDO NÚÑEZ DE LA GARZA EVIA 

López Obrador y MORENA: el gen priista, el contexto internacional

 Un personaje político con larga trayectoria y un partido político de corta existencia, Andrés Manuel López Obrador y MORENA, han irrumpido de súbito y lleno en la vida política nacional. Por el poder que ejercerán en los siguientes años y el impacto que tendrán en nuestro futuro, es importante adentrarnos en la raíz de este antiguo movimiento/nuevo partido. Y para ello, resulta provechoso compararlo con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), e insertarlo en el actual contexto político internacional.

Las semejanzas entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) son enormes. Si Andrés Manuel López Obrador militó en el PRI, profesa su admiración por antiguos liderazgos del PRI, y mucha de su militancia militó en el PRI, entonces aplica claramente el dicho: “de tal palo, tal astilla”. Vaya, para comprender mejor a MORENA, hay que comprender mejor los orígenes del PRI.

El ADN priista nació durante los primeros años de vida del partido y sus portadores son la militancia “de a pie” priista (más que sus liderazgos), militancia que se lo llevó a MORENA. Si el Partido Nacional Revolucionario (PNR, 1929 – 1938) fue creado por Plutarco Elías Calles bajo la idea de fundar un partido de cuadros, el Partido de la Revolución Mexicana (PRM, 1938 – 1945) fue creado por Lázaro Cárdenas del Río bajo la idea de refundar el PNR en un partido de masas. Y de ambos padres nace un hijo híbrido: el Partido Revolucionario Institucional (PRI, 1945 – ?); solo basta ver sus siglas para darse idea de la naturaleza mestiza del hijo, algo así como el pueblo mexicano.

La ideología e historia priistas son fundamentalmente de izquierda, pero con buenos rocíos de derecha: es el “nacionalismo revolucionario”. En su parte de izquierda, se encuentran ideas como la creencia fundamental en el Estado, el gobierno como una fuerza de bien, la economía mixta, la figura del ejido/tierras comunales, etc. Pero el rocío de derecha consiste básicamente en el énfasis puesto en valores sociales, la cultura nacional, el nacionalismo; la excepción fue la religiosidad, que aunque se toleró mucho, jugó un papel secundario en el partido.

Si la izquierda más pura se encuentra en el PRD (1989 – 2018), y la derecha más pura en el PAN (1939 – ?), López Obrador y MORENA reviven esa antigua mezcla priista: ideas de izquierda en lo económico, de derecha en lo social (y más aún por la religiosidad de AMLO). Sin embargo, lo que hace que todo esto resulte aún más interesante es que ésta mezcla recién revivida en México se está replicando, en una medida importante, en Occidente.

En Estados Unidos, un candidato de extrema-derecha como Donald J. Trump propuso una plataforma política cuyos ejes centrales eran el fortalecimiento de programas sociales y mayor nacionalismo (ya en el poder, le dio la espalda a sus propuestas económicas de izquierda); en Europa, los partidos de extrema-derecha tienen como ejes centrales el fortalecimiento del Estado, la expansión de programas sociales, y altas dosis de nacionalismo (en el estado alemán de Bavaria se aprobó una ley que obliga a poner… ¡crucifijos en edificios públicos!). A pesar de estos importantes parecidos entre AMLO/MORENA y la extrema-derecha europea, la izquierda ganó en México porque el énfasis es en la pobreza y desigualdad, sin tener problemas de inmigración; en Occidente, la extrema-derecha avanza porque el énfasis es en la inmigración, sin tener excesivos problemas de pobreza y desigualdad.

Andrés Manuel López Obrador y MORENA nacen con el gen priista puro de antaño,  en un contexto internacional propicio para su movimiento. Los ejes centrales de la ideología morenista parecen correctos, pero su éxito o fracaso dependerá, en gran medida, de no caer en tentaciones populistas y autoritarias. Porque ese gen, también lo llevan.

 

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