INDICADOR POLÍTICO

 CARLOS RAMÍREZ

Semana 12: AMLO, sólo alternancia neopopulista con ex PRI, PAN y PRD

1.- Después de treinta y cinco años de neoliberalismo con tasa promedio de PIB de 2.2%, corrupción escandalosa asociada a la complicidad gobierno-empresarios, 78% de mexicanos con una a cinco carencias, millones de personas en la informalidad y un Estado al servicio de la plutocracia, México se enfila a un neopopulismo más priísta que sudamericano.

2.- Luego del fracaso de la alternancia panista en el periodo 2000-2012, el péndulo hacia el neopopulismo hubo de pasar la prueba de fuego: con la incorporación a Morena de centenas de priístas, panistas y perredistas que tendrán a su cago el manejo del próximo gobierno, López Obrador demostró que no es revolucionario rupturista sino un priísta anterior al neoliberalismo salinista.

3.- En todo caso, el peligro real de la presidencia de López Obrador es su estilo personal de hacer política; si bien todos los populistas tienden a ser autoritarios ante la falta de un consenso de clases, López Obrador mostró en su campaña las dos prácticas del modelo autoritario de Carl Schmitt –el teórico constitucional del nazismo–: la política como la relación amigo-enemigo y el Estado total.

4.- Este modelo no es nuevo. En 1976, en el prólogo a la reedición de su ensayo de 1958 México: democracia bárbara, el ensayista marxista José Revueltas caracterizó al Estado mexicano como “total y totalizador”, no totalitario; pero el poder totalizador autoritario provenía “del control de la totalidad de las relaciones sociales” en el PRI. La política amigo-enemigo de López Obrador necesitaría que Morena sea un partido de control de clases como el PRI, pero hasta ahora Morena es un partido-licuado.

5.- El neopopulismo de López Obrador está necesitado de una nueva relación de dependencia de los empresarios poderosos con el nuevo Estado totalizador lopezobradorista. Por eso sus choques con el Consejo Coordinador Empresarial y el Consejo Mexicano de Negocios, las dos cuevas del poder plutocrático que fortaleció el neoliberalismo salinista dándoles autonomía relativa del Estado y, mejor aún, subordinando al Estado a los intereses plutocráticos.

6.- De ahí la prioridad de López Obrador de reconstruir el poderío presidencial sobre los demás poderes: Corte, legislativo, organismos autónomos, gubernaturas. Sería un presidencialismo autoritario tipo Cárdenas y tipo Salinas de Gortari. En las fotos de campaña de legisladores, gobernadores y alcaldes, López Obrador impuso su figura como mensaje directo de que habrá un poder central, unitario e inflexible.

7.- Pero a la presidencia lopezobradorista en el escenario del sistema político priísta o de prácticas priístas le faltan los tres pivotes del viejo presidencialismo autoritario: un partido-sistema como espacio para la distribución del poder, una mayoría absoluta en el Congreso para aprobar o rechazar nombramientos de organismos autónomos y el poder para designar directamente a su sucesor en el 2024.

8.- Todos los astros podrían alienarse a favor de López Obrador, salvo tres: una base electoral menor a 40%, Morena no es partido sino camión materialista de cascajo y no existe una clase obrera militante que apoye su confrontación con los empresarios. Y la crisis de expectativas tendrá un termómetro social: o castiga de inmediato la corrupción de las altas esferas del gobierno de Peña Nieto o la sociedad le quitará el consenso social que requiere el primer año para consolidar su presidencia.

 

Política para dummies: La política es lo que la realidad quiere; lo demás es onanismo inconsciente.

Si yo fuera Maquiavelo: “Un príncipe, sobre todo un príncipe nuevo, no puede observar todas las cosas gracias a las cuales los hombres son considerados buenos”.

 

Sólo para sus ojos:

Una de las claves de la elección estará en la vigilancia de casillas. Y Morena apenas tiene cubierta el 50%, quizá el 60%. Y la elección del Estado de México demostró que el PRI es muy experimentado para operar sobre casillas no vigiladas.

Malas noticias para los partidos chicos, y el PRD estaría ingresando a esa categoría: entre que sus candidatos declinan a favor de los grandes y sus militantes cambian de partido a la mitad del río, varios de ellos podrían quedar fuera de la contienda. Casi ninguno sobrevivirá.

Famosas últimas palabras: “Lo que no se gane en las urnas, no se ganará en tribunales”: Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

 

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