Suiza avanza a octavos y Costa Rica se despide con su primer punto 

(Xinhua/Ye Pingfan) 

Por Pablo Sanguinetti

Nizhni Nóvgorod, Rusia.- Suiza avanzó este miércoles a octavos de final de Rusia 2018 empatando 2-2 con Costa Rica, que rescató su primer punto tras una pobre actuación mundialista con sabor a fin de ciclo.

Un gol de Blerim Dzemaili (31′) adelantó a Suiza ante 43.300 espectadores en Nizhni Nóvgorod, pero los «ticos» consiguieron un merecido empate por medio de Kendall Waston (56′).

Josip Drmic (88′) volvió a adelantar a los suizos, pero cuando el partido parecía sentenciado, el capitán Bryan Ruiz lanzó un penal que el arquero Yann Sommer metió en propia puerta (93′) para sellar un merecido empate tras otro partido alocado en Rusia.

Los helvéticos, que necesitaban solo un empate, se clasificaron así como segundos del Grupo para octavos de final, donde se medirán con Suecia el martes en San Petersburgo.

Como primero de grupo avanzó Brasil, rival de México el lunes en Samara, gracias a su victoria este miércoles por 2-0 frente a Serbia, que acabó tercera. Costa Rica, última, evitó al menos que su «generación dorada» dejara el torneo con las manos vacías.

El balón comenzó a rodar con el mundo del fútbol aun digiriendo la inesperada eliminación de Alemania en primera fase, y el partido en Nizhni Nóvgorod pareció anunciar nuevas sorpresas.

Ya eliminada y tras una semana de rumores y críticas, Costa Rica adelantó que saldría a buscar una despedida honrosa del Mundial. «Queremos ganar por nuestro propio orgullo», avisó Kendall Waston. Y los primeros compases le dieron la razón.

En menos de diez minutos, Joel Campbell forzó al arquero Yann Sommer con un bombazo lejano, Celso Borges cabeceó al palo y Daniel Colindres estrelló otro balón en el travesaño: una tromba «tica» que paralizó a Suiza y enardeció a la hinchada centroamericana.

Consciente de que el empate valía, Suiza intentó bajar el ritmo del partido haciéndose con el balón sin arriesgar -una actitud que le valió el abucheo de la grada- y apostando por las escapadas de Xherdan Shaqiri, siempre desequilibrante.

Una de esas acciones acabó con un centro de Stephan Lichtsteiner al área costarricense que Breel Embolo cabeceó atrás y Dzemaili remató con furia a la red ante un Keylor Navas ya vencido.

Era la primera llegada clara de los helvéticos, pero el gol cambió la dinámica y al minuto siguiente el propio Dzemaili pudo aumentar la cuenta tras otra asistencia de Shaqiri. Su disparo se desvió con lo justo en un defensor.

El segundo tiempo arrancó con otra ida y vuelta incómoda para Suiza. Costa Rica volvió a encenderse y encontró premio en un córner cabeceado por Waston, que se elevó haciendo valer sus 1,96 metros. La celebración alocada mostró el desahogo de los «ticos», que no querían dejar Rusia sin anotar.

Con el marcador tan abierto como intrascendente -Suiza podía incluso perder, beneficiada por la victoria de Brasil- Costa Rica volvió a forzar al arquero Sommer y el recién ingresado Drmic conectó un cabezazo al palo.

El propio Drmic convirtió minutos después rematando de primera un centro. El partido se aceleró y el VAR rectificó un primer penal cobrado a Costa Rica, pero no otro señalado minutos después. Ruiz disparó fuerte al travesaño, pero el balón rebotó en el arquero Sommer y se coló en el arco.

El equipo de Vladimir Petkovic, que puso en aprietos a Brasil y remontó en el último minuto ante Serbia, se confirmó como un rival maduro que sabe controlar los tiempos del partido pero que deja peligrosos huecos en defensa.

Más duro es el balance para Costa Rica. Al igual que en sus dos partidos anteriores, el equipo de Óscar Ramírez volvió a mostrar más fútbol que puntería y se despidió de Rusia 2018 lejos de cumplir las expectativas tras los históricos cuartos de final en Brasil 2014.

El gol y el punto, intrascendentes, parecen un premio consuelo insuficiente para los responsables de esa gesta. Con más de 30 años y una crisis aún por digerir, estrellas como Bryan Ruiz, Keylor Navas, Johny Acosta o Cristian Bolaños jugaron tal vez su último Mundial. Una adiós que sin duda imaginaban mejor. (DPA)