JURASSIC WORLD: EL REINO CAÍDO

 VÍCTOR MARIO BÓRQUEZ NÚÑEZ 

 

A no dudarlo: estamos ante el nacimiento de lo que será una saga con nuevo combustible, quizás más apocalíptica, pero con el encanto de las viejas matinés a las que nos acostumbró el maestro Steven Spielberg en los años 70 y 80. Esta secuela dirigida por J. A. Bayona demuestra que existe toda la potencia para recuperar el encanto y la fascinación por ese viejo deseo de los seres humanos por tratar de dominar a la naturaleza y querer emular a Dios. Y desde “Frankenstein” sabemos lo que sucede cuando los hombres tratan de ser mejores que el propio Creador.

 

Nos encontramos con un gran estreno comercial, de ésos que demuestran con creces cuán importante es el entretenimiento bien concebido en el cine, donde todo parece funcionar como un reloj y que, de paso, hace un gran homenaje a un título importante en el cine del director Steven Spielberg, “Jurassic Park”, de 1993, basada en la novela de Michael Crichton del mismo nombre.

Si hacemos historia, la segunda parte “El mundo perdido” llegó en 1997, la tercera “Jurassic Park III” en 2001, mientras que en 2015 apareció “Jurassic World” que significó la refundación de esta saga millonaria, donde Spielberg se convirtió en productor ejecutivo a contar de la tercera entrega.

Con la impecable dirección de J.A. Bayona, sale plenamente airoso en lo que es su primera superproducción, debe recordarse que algunas de sus piezas fílmicas anteriores -‘Lo imposible’ o ‘Un monstruo viene a verme’- eran, en comparación con esta, películas de presupuestos modestos.

Lo más destacable es que Bayona demuestra que es capaz de hacer un relanzamiento a lo grande de esta franquicia, sabe imponer un estilo de matiné que se agradece y se las arregla perfectamente para entregarnos uno de los finales más inteligentes desde hace años en el cine comercial, dejando bien claro que esto continuará a lo grande.

Otro detalle importante es la forma en que el director Bayona sintoniza con las demandas de los espectadores actuales, donde se evidencia la necesidad que tienen todos de ver cada vez mayor espectacularidad y utilización de efectos digitales perfectos. Todo esto es el ADN de esta cinta que no defrauda en sus 125 minutos.

‘Jurassic World: El reino caído’, tiene claras sus prioridades y cumple de manera sobresaliente su receta: pincelazos para delinear personajes, mucho humor blanco y directo a lo que todos quieren ver: un mundo que está a punto de extinguirse en la lejana Isla Nublar, en las inmediaciones de Puerto Rico, donde el volcán está a punto de extinguir el sueño que alguna vez tuvieron los iniciadores del Parque Jurásico, esto es, revivir mediante la clonación y la manipulación genética las criaturas que alguna vez poblaron la Tierra.

Este filme marca su terreno desde la secuencia antes de los créditos: esto se trata de un espectáculo y habrá más presencia de dinosaurios y tendremos más destrucción y efectos especiales de la última generación. Y esto no es malo, porque se trata de un cine comercial, efectista, bien planteado y que sabe asumir sus convenciones y en donde el ser humano termina siendo la bestia más depredadora de todas.

Lo más inteligente del guion es que nos hace emocionarnos con la posibilidad de que estas criaturas generadas y alteradas genéticamente pudiesen volver a extinguirse, dejando al descubierto que los causantes de esta nueva tragedia, los mal llamados seres civilizados, en verdad merecen cualquier castigo por su maldad y ambición que pondrá al mundo a las puertas de un nuevo apocalipsis.

Por esta vía, lo más inquietante de “Jurassic World, el reino caído” lo constituye esa suerte de reflexión subterránea que atraviesa la película de lado a lado: la idea del hombre jugando a ser Dios, tratando de alterar lo que no debió nunca alterarse, con las consecuencias esperadas,  entregando al espectador la sutileza de entender por qué las bestias tratan de liberarse, porque todos estos dinosaurios son, en verdad, algo más que máquinas de matar.

Es a través de este subtexto que la película es algo más que un mero espectáculo aparatoso que nada tiene que aportar, haciendo que aparezca conectada con los grandes temas de esta época y la defensa del equilibrio ecológico mundial y los temas del cambio climático.

Otro acierto es que el director Bayona, sabiendo que éste es material de culto entre los fanáticos de la serie, juega con la percepción que cada espectador se ha formado de los dinosaurios y centrando todo el clímax en la figura de Blue, el velociraptor, criado y entrenado en los filmes anteriores por Owen (Chris Pratt). De este modo, el realizador logra ampliar la mitología de la saga y establece un escenario interesante para la inevitable tercera entrega.

Llama la atención que en su desenlace, este filme se entronca de manera inevitable con otra popular saga, la de “El Planeta de los Simios”, especialmente por el aliento apocalíptico y devastador con que se cierra, adelantándonos qué podemos suponer del futuro de la Humanidad.

Se agradece que el director no cayera en la tentación casi pornográfica de destruir a diestra y siniestra, haciendo que cada escena tenga su propia lógica interna, llegando a interesantes clímax como el que sucede en plena subasta de dinosaurios o el enfrentamiento en el tejado de vidrio que, de seguro, estará entre los tópicos de este filme en el corto plazo.

En síntesis,  ‘Jurassic World: El reino caído’ es un muy logrado regreso a la saga inaugurada por Steven Spielberg y logra lo que parecía imposible: mejorar de manera evidente el tema que antes nos entretuvo y plantear un futuro para la saga que de verdad promete. Un título para disfrutar y el mejor pretexto para repasar la saga completa que, desde ya, se anuncia como de larga duración.