AVISO DE CURVA

 

RUBÉN OLVERA MARINES 

El desarrollo urbano y las elecciones en Saltillo 

El desarrollo urbano de Saltillo parece moverse en dos direcciones. De un lado, una constelación de índices y rankings nacionales que ubican a la capital coahuilense como una de las ciudades más competitivas, emprendedoras y habitables del país. Y, por otro, la imperfección de estos indicadores para reflejar y hacer visibles las dificultades y privaciones que sufren sus habitantes todos los días, a causa de problemas añejos o de nuevos factores derivados del crecimiento acelerado de la mancha urbana.

Ahí tenemos el eterno problema del transporte público, con unidades en pésimas condiciones y rutas insuficientes y mal planeadas. El tema de la movilidad debería colocarse como una prioridad en la agenda municipal, antes de que sea demasiado tarde y las calles, avenidas, espacios públicos, seguridad vial y el sistema de transporte colapsen; cosa que ya sucedió en las grandes urbes del país.

Esta dualidad, manifestada en altos índices de competitividad y calidad de vida, contrastando con servicios públicos ineficientes o insuficientes, es de lo más común en las zonas metropolitanas altamente pobladas. Pero no debería de serlo en ciudades relativamente pequeñas como Saltillo. Me refiero a que el problema del transporte urbano, los robos a casa habitación, la falta de alumbrado público o las malas condiciones del pavimento, entre otras problemáticas que aquejan a varias colonias de la ciudad, no deberían perpetuarse, puesto que sus efectos se agudizan conforme la ciudad crece y se expande.

Tampoco es casualidad que, con el paso del tiempo, al amparo de los diferentes rankings nacionales, Saltillo de pronto se convirtiera en una ciudad atractiva para las inversiones, agradable para quienes la habitan y conveniente para emprender nuevos negocios. Se valoran y se agradecen los esfuerzos que, durante los últimos veinte años, han emprendido las distintas administraciones municipales y estatales para colocar a Saltillo en la ruta del desarrollo.

No dejamos de reconocer que el empleo abunda en la capital, producto del reciente boom comercial (plazas, hoteles, restaurantes, etcétera). Las inversiones, principalmente del ramo de la proveeduría automotriz, no dejan de fluir. Los nuevos fraccionamientos se multiplican en distintas zonas de la ciudad. Escuelas y universidades privadas encuentran en Saltillo un mercado en expansión.

Sin embargo, sería ingenuo pensar que el crecimiento económico no terminaría presionando la capacidad del municipio para ofrecer servicios públicos suficientes y de calidad; e insisto, principalmente de algunas colonias de la periferia. Por lo que, con el advenimiento de la elección del próximo presidente municipal, resulta oportuno valorar aquellas propuestas diseñadas para fortalecer la infraestructura vial y de conectividad, mejorar los servicios primarios, modernizar el transporte, impulsar mayores espacios para la convivencia familiar, rehabilitar las áreas públicas (no se olviden del parque Venustiano Carranza al sur de la ciudad) y, sobre todo, atender con eficacia lo más sensible y preocupante para la comunidad saltillense: el mejoramiento en la percepción de seguridad.

Considero que más allá de las filias y fobias partidistas, los retos que presenta el desarrollo urbano de la capital coahuilense exigen que los votantes no pierdan de vista las capacidades de gestión y el liderazgo que el próximo alcalde requiere para impulsar un modelo de ciudad competitiva, segura, habitable y emprendedora.

Pero, en este propósito, es difícil imaginar un munícipe que se refugie en los rankings nacionales de competitividad, como si éstos lo fueran todo. Se trata, en cambio, de escoger un alcalde que no rehúya a las problemáticas que, como el transporte urbano y la movilidad, se presentan como los nuevos retos del crecimiento expansivo y acelerado de la ciudad.

¿De qué nos sirve un Saltillo competitivo, si no contamos con un municipio capaz de atender los problemas urbanos que traen consigo las nuevas y crecientes inversiones?

 

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