DEL DEBATE A LA ESPERANZA

HÉCTOR A. GIL MÜLLER

 

Ocurrió el tercer debate sin mayores hallazgos que los que ya se preludiaban.

Nuevamente Rodriguez Calderón volvió en reinar en redes sociales, su nombre fue mencionado casi tres veces más que cualquiera del resto de los candidatos.

En los nuevos escenarios políticos, las redes sociales, captaron miles de comentarios, más de 2.2 millones de usuarios twittearon algo relacionado con el debate.

López Obrador, con sus números rampantes de tendencia al voto se jactaba de estar 30 puntos arriba que sus rivales más próximos, tranquilo se mantenía al margen de todas las preguntas, contestando con evasivas y reiterando el corazón de su campaña; la lucha contra la corrupción.

Tanto Meade como Anaya buscaban reducir el tiempo en sus respuestas para aprovechar y atacar a sus rivales tratando de escalar en las preferencias de los millones de indecisos que aún se mantienen.

Las acusaciones de corrupción iban y venían, pero en el vacío quedan las respuestas a preguntas tan directas:

La ciudadanía formuló preguntas que fueron bien llevadas por los moderadores pero que no recibieron respuesta. ¿De dónde obtener los recursos para las propuestas presentadas si nadie afirma la necesidad de aumentar impuestos, antes bien todos prometen la disminución de la carga impositiva?, ¿Qué hacer ante la posibilidad de la eventual salida del TLCAN?, esto se quedó en vacío y son situaciones que deben estar presentes ya. Vivimos en un mundo ágil y volátil que busca aceleradamente encontrar soluciones, y una de ellas es tumbar lo construido. Debemos estar preparados para dar el salto al futuro aunque eso implique precisamente eso, dar un salto. Me imagino que en el ideario social queremos vivir todas las etapas en el tiempo que corresponden sin necesidad de brincar a las que las circunstancias nos exigen.

Me parece muy bien que la ciudadanía haya observado el debate, que se murmulle en la calle que los candidatos no están a la altura de las circunstancias, porque ello exige mayor preparación, también creo conveniente alertar que el pensamiento mágico no nos conduce a nada y difícilmente en dos minutos y medio podremos encontrar propuestas que resuelvan verdaderos problemas coyunturales.

Entre otros números; la selección nacional de futbol ha participado en 53 partidos mundialistas, de los cuales ha ganado 14, empatado 14 y perdido 25, ha metido 57 goles y ha recibido 92 goles en los mundiales. Sin embargo, estos números fatalistas no corresponden al fervor con el cual participan miles de fanáticos del balón pie viajando de México a donde sea el mundial. Este comportamiento solo se explica si agregamos que en el ideario mexicano la esperanza siempre ocupa un lugar privilegiado. Ante los nubarrones de tormenta que actualmente hay, que nos vaya bien. Un dólar en aumento que si bien beneficia a los exportadores castiga a los importadores, una delincuencia creciente que nos está convenciendo que es normal la situación que vivimos, un vecino y principal aliado comercial que tiene un mayor interés por conciliarse con sus enemigos que por quienes nos creíamos sus amigos, Esperemos que el próximo presidente de México sepa afrontar lo que le corresponde.

Yo Soy Héctor Gil Müller, y estoy a tus órdenes.