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EDUARDO J. DE LA PEÑA

Sin remedio. Escépticos de las encuestas y de todo ejercicio para medir la opinión pública y la intención de voto, empresarios y profesionistas de Saltillo recurren a singulares métodos para intentar leer el futuro y superar la incertidumbre.

Uno, que no es nuevo, pero va tomando auge es el que refieren como «las constelaciones», para el que se reúne en determinada noche a un grupo, que pueda pagar la sesión, y les guían en una dinámica que se supone revelará la respuesta al asunto que les inquieta en común.

Dicen que hace seis años con ese método anticiparon el triunfo de Enrique Peña Nieto. Tiempo después se les reveló que Donald Trump –al que visualizaron al lado de los migrantes– llegaría a la presidencia de Estados Unidos.

El año anterior, aseguran, en un ejercicio similar conocieron que el triunfador de la elección en Coahuila sería Miguel Riquelme, y que en la constelación pudieron ver también lo complicado que sería el proceso.

Esta semana, el martes, se reunieron con un propósito similar, y están desconcertados pues en la constelación vieron que Andrés Manuel López Obrador ganará la presidencia en la elección de julio. Tienen miedo, aceptan.

En la jungla recomiendan no perder energía en el miedo, sino guardarla para cuando haya que correr… o actuar.

Todos tienen recursos y una posición de liderazgo en su entorno social, laboral y familiar. ¿Dejarán algo tan trascendente en las estrellas, o pondrán de su parte para intentar un resultado diferente?

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¿Quién está a cargo?

Por lo que se lee, los candidatos del PRI a las alcaldías y a las diputaciones federales andan por su cuenta y sin una estrategia que le dé sentido y rumbo a sus campañas.

Basta ver las reacciones, por ejemplo, de Fernando Purón Johnston ante la postulación de Claudio Bres Garza, al que hasta hace unos meses decía admirar, como candidato de Morena a la alcaldía de Piedras Negras.

No son competidores directos, uno va por la diputación y el otro busca por tercera ocasión la presidencia municipal. Pero claro que le movió el tapete a Purón la irrupción de un candidato fuerte y sin historial de derrotas.

Lo primero que encontró fue el fácil recurso del ataque, y aseguró que la llegada de los grupos delictivos a esa frontera se dio por la tolerancia de los gobiernos estatal y municipal desde que Bres era alcalde por segunda ocasión.

El pez por su boca muere, dicen.  Fue justo en esa administración en la que Purón se inició en el servicio público, en un cargo menor pero siempre muy cercano a Claudio. ¿De qué se enteró?, tendría que estar declarando en el Ministerio Público, no en la prensa.

Claro, se siente superior y ajeno a todo, pensará que su sangre española le da inmunidad. El caso es que el candidato, aún en luna de miel pues se casó hace dos meses, se olvida de que en Piedras Negras y en Coahuila no ha habido más gobiernos que los del PRI, y a ellos debemos lo bueno y lo malo que haya ocurrido.

Sorprende tener a un candidato del PRI con esas acusaciones hacia sus correligionarios. Se ha dado un tiro en el pie.

No luce mejor el escenario con Everardo Durán en Arteaga. A un mes de que estimaron en más de 200 millones de pesos las pérdidas por la helada que acabó con la producción de manzana, el alcalde que busca la reelección sale a anunciar que entre los gobiernos estatal y municipal tienen una bolsa de seis millones de pesos para apoyo a los productores.

Está claro que a los productores eso no les ayuda en nada, ¿le servirá de algo a Everardo anunciarlo?

Pero es que no hay cabeza en esas campañas, nadie los está cuidando y marcando línea.

Hasta hoy sigue siendo la de Jericó Abramo la única campaña que se ve ordenada, dinámica y comprometida en el estado. En los municipios generan entusiasmo e interés Manolo Jiménez, en Saltillo, y Lulú Kamar, por su perfil fresco, en Monclova. Algo Ricardo Aguirre en su distrito.

Pero el PRI necesita más de quinientos mil votos en Coahuila. ¿Les van a dejar toda la carga a ellos?

De inició se vio bien el perfil bajo de Rigo Fuentes, dedicado a lo que es su especialidad, la estructura y la operación cercana para evitar sobresaltos con los que no alcanzaron candidaturas, pero ya se siente la ausencia de una voz fuerte que ponga orden en el PRI y de la cara por ese partido y sus candidatos.

Al único que se escucha es a Samuel Rodríguez, pero no le pueden dejar todo, por su rol como líder del Legislativo no puede entrar a profundidad en todos los temas, está obligado a cuidar formas políticas. ¿Quién le hará segunda entonces?