¿OREJAS Y RABOS O AMOR Y PAZ?

 TERESA GURZA 

Para descansar de la saturación política de las campañas y sus millones de spots, dejaré de lado esta semana el tema de los candidatos a la presidencia.

Pero como voy a escribir sobre algunas peculiaridades del idioma español, no puedo evitar decir que los cinco lo hablan mal.

Y curiosamente quien a primera vista parece el más salvaje, El Bronco, es el que mejor se expresa; lo sigue Anaya.

Margarita carece de sintaxis, se hace bolas y termina diciendo disparates.

Meade aparece angustiadísimo y si pretende que poco le entendamos, lo logra.

El puntero, no lo habla de corrido y es tan deshilvanado, contradictorio y lento, que a veces pienso que no es su idioma materno y que, abrumado de flojera, tiene que ir traduciendo.

Y palabra que a estas alturas, ya no sé si amaneció a favor o en contra, de la construcción del nuevo aeropuerto; y si al ondear su pañuelo blanco, está pidiendo rabos y orejas de los empresarios, o proponiéndoles amor y paz.

Lo penoso es que si así son estos cinco, que se supone debían ser los mejor preparados para gobernarnos, no quiero imaginar lo que sucederá con los aspirantes futuros; sujetos de una educación tan deficiente, como la que tenemos.

Recuerden que los resultados parciales del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (Planea) publicados a fines de 2015, revelaron que los alumnos de sexto de primaria a tercero de secundaria de escuelas públicas y privadas, tienen muy bajo nivel en lenguaje y comunicación; y no entienden lo que leen.

Y que los datos obtenidos de las pruebas aplicadas a 248 mil 721 pupilos de seis mil 975 escuelas del país, indicaron la urgencia de fortalecer el trabajo pedagógico.

“Los resultados son preocupantes, tanto por lo que nos dicen respecto a lo que aprenden los alumnos del Sistema Educativo Nacional, como por lo que descubren de inequidades entre tipos de escuelas y zonas donde se ubican” dijo a El Universal hace algunas semanas, la consejera presidenta del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), Sylvia Irene Schmelkes del Valle.

Y llamó a dimensionar, el tamaño del reto que enfrenta el sistema educativo en cada una de las entidades federativas.

Me parece triste y frustrante que, en la más importante premisa para el desarrollo de las personas y los países que es la educación, no logremos avanzar lo que debiéramos.

Y el reto ahí es semejante al que existe en otros rubros, y que solo se explica por la desigualdad que nos caracteriza.

En fin, pasando a las “curiosidades” del idioma español que son términos que utilizamos sin darnos cuenta de su peculiaridad, podemos mencionar entre otros los siguientes:

  1. El vocablo *reconocer*, porque se lee igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda.
  2. La palabra *centrifugados*, porque ninguna de sus trece letras se repite.
  3. La palabra *aristocráticos*, porque cada letra aparece dos veces.
  4. La palabra que designa al *cinco*, porque tiene cinco letras; lo que no pasa con ningún otro número.
  5. Las palabras *ecuatorianos* y *aeronáuticos* porque tienen las mismas letras en diferente orden.
  6. El término *electroencefalografista*, que con sus 23 letras es la palabra española más larga aprobada por la Real Academia de la Lengua (RAE).
  7. La palabra *mil*, porque es el único término para nombrar números, sin «o» ni «e».
  8. La palabra *pedigüeñería* que tiene los cuatro firuletes de nuestro idioma: la virgulilla de la *ñ*, la diéresis sobre la *ü*, la tilde del *acento* y el punto sobre la *i*.
  9. La palabra *euforia* con cinco vocales y solo dos consonantes.
  10. La palabra *oía*, de tres sílabas en tres letras: o, í, a.
  11. La RAE admite vulgarismos como *»almóndiga»*, *»asín»*, *»setiembre»* o *»madalena»*.
  12. La palabra «ojalá», cuyo origen es la expresión árabe *law sha’a Allah* que significa Si Dios quisiera; por lo que es erróneo decir “ojalá Dios lo quiera”, como escuchamos con frecuencia.
  13. *Guineoecuatorial* es la única palabra española que contiene dos veces, cada una de las cinco vocales, a e i o u.
  14. La palabra *argentino*, porque cambiando el lugar de sus letras, puede transformarse en *ignorante*. Anagrama que seguramente encantará a los argentinos.
  15. *Ferrocarrilero*, por ser la única palabra española con cinco erres.
  16. *Noveno* única de tres sílabas, a la que se puede quitar la del medio sin que pierda su significado.