CAFÉ POLÍTICO

RAMON BETANCOURT

¿20 AÑOS NO ES NADA?

Los torreonenses coinciden en señalar que Torreón y Zermeño no son los mismos que hace 23 años. En ese lapso de casi 5 lustros nuestra ciudad ha crecido de manera imponente y notable, mientras que Zermeño se ha visto disminuido, achicado, reducido. Claro, es ley de la vida. No es lo mismo haber gobernado Torreón a los 46 años, que hoy casi a los 70. Cobra vigencia la máxima que dice: “Dios perdona, el tiempo no”. Esta máxima es para todo el mundo, no únicamente se le puede endilgar al jefe de la comuna política torreones. El asunto es que cuando el tiempo pasa de manera inexorable y en la persona parece no existir voluntad política para mejorar las cosas ya sea por incapacidad, por indolencia, porque los tiempos son otros; o de plano sus más cercanos colaboradores le están fallando, la gobernanza se complica, se detiene, cae en un bache con el consiguiente perjuicio para la ciudadanía que siempre han esperado lo máximo de sus gobernantes.

PACTO DE LA MAJADA

Mire usted; hace 4 meses recién entrado al poder Jorge Zermeño Infante se sentía tan seguro que no respetó el acuerdo (pacto) de caballeros en el que se comprometía a durar solo 1 año gobernando. El edil de repente hizo público sus aspiraciones por reelegirse por 3 años más y los focos rojos se prendieron en el panismo municipal de Torreón. Tuvo que venir de la CDMX Marcelo Torres Cofiño toda vez que también se calentó Luis Fernando ya que quería una elección interna en contra de Zermeño, “que al cabo me lo echo al plato de volada”, les diría a sus más cercanos Salazar. Marcelo plancho fino y los arregló a través del Pacto de La Majada en donde convenció a LFSF a que se esperara y que mejor buscara la diputación federal por el 05.

FUERTE Y PODEROSO

Eran tiempos en que Zermeño se sentía fuerte y poderoso. Pero con el paso del tiempo como que su energía fue minando; sus colaboradores principales comenzaron a traicionarlo (por decir lo menos); cada quien hizo lo que quiso al no haber orden y dirección en la conducción del Ayuntamiento. Por si fuera poco, gente sumamente cercana al alcalde nos confirman que Jorge está más preocupado que hace dos meses cuando empezó a decaer en las preferencias electorales al perder 4 puntos en marzo y 3 puntos más hace una semana. Es decir, a Zermeño ya no se la ha visto como en los días en que hizo público su deseo por reelegirse; alegre, henchido y orondo, seguro de un triunfo que decía traía en la bolsa. Pero los tiempos cambiaron.

TOÑO LOERA: “ATILA”

Ahora la ciudadanía está checando con lupa y microscopio la actuación de varios de sus directores que dicho sea de paso; han puesto contra las cuerdas al alcalde al recibir una andanada de críticas de diversos sectores sociales, mientras Zermeño solo endurece las quijadas. Cabe destacar que hoy en día Jorge ve que no está tan facilita la reelección, por lo que tendrá que apretar tuercas para recuperar terreno. Por ejemplo, ha corrido fuerte rumor que el que está en capilla y ya lo traen en jabón es a Toño Loera, a quien la raza ya bautizó como “Atila”, el rey de los Hunos; aquel que donde pisaba, no crecía la hierba. Es decir, Loera López podría ser el primer damnificado de esta administración. Y todo porque no tuvo empacho de cometer toda laya de trapacerías y corruptelas. Y lógico, todo ello perjudicó –y le tumbó varios puntos– a su jefe Zermeño que aún no se decide en cortarle la cabeza.

ZERMEÑO, GUTIÉRREZ Y CORONA

Vamos, Jorge Zermeño Infante ya no es el mismo que cuando inició hace 4 meses. Se sabe rebasado por la problemática que no ha sabido enfrentar su presidencia. Incluso, el alcalde sabe de la incompetencia de sus principales colaboradores. Aun así no se decide a tomar decisiones. Y lo peor, al estar preocupado por cómo se han venido dando las cosas, cree que la elección va a estar muy cerrada el domingo 1 de julio. Máxime y en virtud de que es un hecho que la elección por la alcaldía de Torreón, será una elección de 3. Zermeño, Gutiérrez y Corona. Y vaya que Nacho el Moreno, le arrebatará miles de votos a Jorge y al PAN por lo que el mayor beneficiado sería Pepe Toño el de Torreón. Claro, de ahí la mortificación, intranquilidad y nerviosismo del alcalde de este sufrido municipio.

VAYA OCURRENCIA

Ahora bien, hace unos días Zermeño tuvo la ocurrencia de pintarle rayas de colores empanizados a la plancha (explanada) de la Plaza Mayor. Vamos, el alcalde ha venido tomando decisiones de manera atrevida que escapa a la razón y a toda lógica ya que no se entiende de otra manera. Cual si Torreón fuese un rancho grande y con el temor de los ciudadanos que ahora traen el “Jesús en la boca” –para que no se le vaya ocurrir pintar el Cristo del Cerro de las Noas–, Jorge debe recapacitar y dar marcha atrás a las espantosas pintarrajeadas que ha venido dando por toda la ciudad. Por cierto, el haber pintado la explanada de la Plaza Mayor, el alcalde violó el Reglamento de dicho inmueble y que a la letra dice: Capítulo DE LAS SANCIONES, PRESERVACIÓN DEL INMUEBLE Y LA PROTECCIÓN AL AMBIENTE. Artículo 48: “Serán sujetos de sanción todos aquellos que infrinjan el presente Reglamento bajo las siguientes hipótesis. Fracción D: Causar daño a plantas, árboles, jardineras, provocar incendios, o quemar cualquier objeto al interior de la plaza; maltratar las especies que habitan en la zona; así como PINTAR O RAYAR las bancas, las contenciones, EL SUELO, el asta y todo aquello que forme parte de la Plaza susceptible de afectación”.

JUICIO DE AMPARO

Así las cosas, abogados de la vieja guardia nos confirman que mediante el juicio de garantías (juicio de amparo), un Juez de Distrito ordenaría al alcalde volver a dejar las cosas al estado en que se encontraban. Es decir, decretaría la suspensión del acto reclamado, cuyo objeto de esta medida cautelar consiste en la preservación de la materia sobre la que versa el acto de autoridad combatido (la pintura en la explanada) a través de la acción constitucional de amparo. Es decir, tendría que recular y despintar todo el colorido que hoy tiene la Plaza Mayor. En este caso al Comité Municipal del PRI y a su dirigente Hugo Dávila les corresponde intentar lograr la suspensión provisional y la definitiva del acto reclamado. Digo, que hagan algo en el PRI… Por Dios.

EL PAN NO TIENE VOTO DURO

Ricardo Anaya no entiende que de continuar pegándole duro al PRI nacional, al de los Estados y a los priistas militantes, estará cerrando la puerta para probables acuerdos cupulares. El candidato de Por México al Frente (PAN-PRD-MC) no ha entendido que en política no se deben cerrar las puertas por completo. Como que su edad de 39 años, poco le ha abonado a la inteligencia de convertirlo en un político con experiencia, oficio y sensibilidad. Carajo, todo lo contrario porque Ricardo ha enderezado las baterías en contra de Pepe Meade y del tricolor; como si López Obrador no le llevara 18-20 puntos de ventaja. Quizá no se dé cuenta Anaya que él es el que ha dividido y fracturado al PAN en todo el país. Que el PRD está más diezmado que nunca debido a que varias tribus se fueron con AMLO debido a los arreglos en lo oscurito entre el “cerillo” y Alejandra Barrales. Por si fuera poco, la presencia de Movimiento Ciudadano es poca (solo en Jalisco) por no decir nula en todo el país. Y si a lo anterior le sumamos que el PAN no goza de un voto duro cautivo como el que el PRI tiene (20-25 por ciento del padrón electoral), es altamente probable que Anaya y su Frente continúen estancados al no poder sumar puntos toda vez que su campaña cayó en un bache. Y todo por las pésimas estrategias de sus asesores políticos rapaces como Diego Fernández de Ceballos (Salinas), Santiago Creel (Fox) y Jorge Castañeda, hasta hace unos cuantos meses, “antipanista a morir” como él se definió. En fin.