La leche materna, un líquido vivo

 

Ciudad de México.- Belén Castillo amamantaba a su bebé cuando un guardia de seguridad le pidió que se cubriera. La joven se extrañó porque su pecho no estaba descubierto, ¿le estarían pidiendo que tapara también el rostro de su hijo? Al parecer, en el museo en que se encontraba, era correcto apreciar la pintura del primer desnudo total femenino realizado en México, pero el pecho de una madre amamantando era ofensivo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños menores de seis meses sean alimentados exclusivamente con leche materna, y continúen amamantando al menos hasta los dos años de vida. Pero en México existen diferentes obstáculos, desde los individuales hasta los socioculturales, que dificultan la lactancia materna exitosa.

De hecho, según la Encuesta Nacional de Salud 2012 (Ensanut), solo 14 de cada cien niños mexicanos menores de seis meses habían sido amamantados exclusivamente con leche materna, una de las cifras más bajas en todo el continente americano, solo por arriba de República Dominicana. Esto a pesar de que la lactancia materna ha comprobado ser benéfica para la salud de los niños y de sus madres.

Un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) concluye que en 2012, la lactancia materna inadecuada contribuyó a la muerte de hasta cinco mil 796 niños menores de un año. Además, otro estudio del mismo instituto, dirigido por la investigadora Mishel Unar Munguía, señaló que si 95 por ciento de las mujeres alimentara a sus hijos solo con leche materna por seis meses y continuara la lactancia por un año o más, se evitarían nueve mil 936 casos de cáncer de mama y dos mil 186 muertes de mujeres por la enfermedad.

Los resultados de la investigación señalan que una lactancia materna inadecuada contribuye en mayor porcentaje a la pérdida de años de vida por cáncer de mama en las mujeres.

La leche materna, un tejido vivo

La leche materna es el alimento perfecto para los recién nacidos, contiene todas las vitaminas, minerales, proteínas, carbohidratos y grasas de fácil digestión que necesita. Pero no solo eso, la leche materna le proporciona al lactante factores de crecimiento, anticuerpos y otras sustancias que favorecen su sistema inmune. A través de la leche, la madre nutre y ayuda a fortalecer las defensas del niño.

“La leche materna se considera un tejido vivo, un líquido vivo, porque se adapta a las necesidades de cada recién nacido y conforme pasan las etapas de vida de los niños, la leche materna se va modificando según sus requerimientos. Entonces no es verdad que la leche materna después de un mes, de dos o de tres ya no sirva. La leche materna siempre está en continuo cambio y siempre le va a ser benéfica al niño o al bebé recién nacido”.

A la leche que la madre produce en los primeros días de vida del recién nacido se le llama calostro y es más rica en grasa y en proteínas que la leche madura, que se produce entre 15 y 20 días después del nacimiento del bebé. Cada 100 mililitros de leche materna madura contienen entre 0.9 y 1.2 gramos de proteína, entre 3.2 y 3.7 gramos de grasa y entre 6.7 y 7.8 gramos de lactosa, el carbohidrato principal de la leche. Estos macronutrientes dan al lactante entre 65 y 70 kilocalorías por cada 100 mililitros de leche.

La composición de vitaminas en la leche materna es variable según la dieta de la madre, pero incluye las vitaminas A, B1, B2, B6, B12 y D, además de vitamina K en bajas cantidades.

Por otro lado, la leche materna tiene como componentes activos a los macrófagos, un tipo de células inmunológicas; las inmunoglobulinas IgA, IgG e IgM; conocidas como anticuerpos, por lo menos siete citocinas —moléculas que regulan la respuesta inmune—; seis factores de crecimiento; y las hormonas calcitonina, adiponectina y somatostatina.

Ninguna leche de fórmula tiene las inmunoglobulinas, las hormonas o las bacterias que son indispensables para la buena salud de los recién nacidos. Es por esto que se dice que la leche materna es como una vacuna y no puede ser sustituida por ninguna leche comercial en el mercado, enfatiza Mishel Unar.

La lactancia evita muertes infantiles

Cuando los niños no son amamantados, tienen mayor probabilidad de enfermar de diarreas, infecciones respiratorias, infecciones de oído y enterocolitis necrotizante, una enfermedad grave del recién nacido donde el intestino grueso se inflama y el tejido que reviste al órgano muere. Incluso su riesgo de sufrir el síndrome de muerte súbita del lactante o muerte de cuna, aumenta.

Un estudio del INSP, publicado en 2015 por Arantxa Colchero y un grupo de investigadores, calculó que si en México 95 por ciento de los niños fuera amamantado según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, se podrían evitar entre uno y cuatro millones de casos de enfermedad y de 933 hasta cinco mil 796 muertes en niños menores de un año. Esto quiere decir que se podría evitar hasta 27 por ciento de las enfermedades ante las cuales la lactancia materna protege a los infantes.

Además, las prácticas inadecuadas de lactancia materna tienen un costo, y los investigadores calcularon que en México está entre los tres mil 700 millones y 11 mil 600 millones de dólares. Para obtener estas estimaciones, consideraron diferentes escenarios en los que tomaron en cuenta el costo por la atención médica de los niños reportados como enfermos en 2012, pero también estimaron el costo considerando el número de casos que no se reportaron al sistema de salud. Además, incluyeron en las estimaciones los costos de dar leche de fórmula y el costo derivado de que el niño no se desarrolle y no se integre como fuerza laboral a la economía.

Beneficio mutuo 

Cuando una mujer amamanta, no solo está beneficiando a su hijo, también se está protegiendo a sí misma de algunas enfermedades, entre ellas el cáncer de mama.

A nivel mundial, el cáncer de mama es el cáncer más común entre las mujeres, y desde 2006 es la principal causa de muerte, por cáncer, en las mujeres mexicanas, comenta Mishel Unar.

Amamantar disminuye el riesgo de cáncer de mama y la reducción del riesgo es mayor cuando se practica de manera exclusiva por seis meses y se continúa hasta los dos años de edad.

“A la mujer le beneficia amamantar por ese periodo de tiempo, de hecho la lactancia exclusiva ejerce en el organismo de la madre un efecto hormonal más fuerte que amamantar de forma parcial, porque amamantar de forma exclusiva requiere más energía para producir más leche, entonces moviliza reservas de grasa que tenemos las mujeres destinadas precisamente para eso”.

La investigadora explica que durante el último trimestre del embarazo, las células de la mama comienzan a diferenciarse —especializarse— y a crecer para producir leche, y al diferenciarse se protegen de los efectos cancerígenos del estrógeno. Además, al amamantar, las células viejas que pudieran haber sufrido daño en el ADN, por edad o por algún otro factor, salen a través de la leche materna y esto también reduce el riesgo del cáncer.

“También sucede que durante todo el tiempo que amamantamos, las mujeres estamos menos expuestas al estrógeno, porque ovulamos menos. De hecho, durante los primeros seis meses de lactancia materna exclusiva se puede dejar de menstruar, porque los niveles hormonales inhiben el estrógeno y la progesterona se encuentra más alta que el estrógeno”.

Los estrógenos son un grupo de hormonas que cumplen funciones esenciales en el cuerpo humano. En las mujeres, son las responsables del desarrollo de los caracteres sexuales secundarios, como el crecimiento de las mamas, el ensanchamiento de las caderas y la aparición de la menstruación. Pero las exposiciones prolongadas a cantidades elevadas de esta hormona aumentan el riesgo de una persona a desarrollar el cáncer de mama.

Otros efectos positivos de la lactancia materna es que su práctica mejora la utilización y la movilización de las reservas de grasa en la mujer.

Y aunque los estudios aún no son muy concluyentes, ha comenzado a aparecer evidencia de que este uso de las reservas de energía podrían, a la larga, reducir el riesgo de padecer obesidad, comenta Mishel Unar.

También existen investigaciones que apuntan a que amamantar reduce el riesgo de las mujeres a sufrir diabetes, pues durante el periodo de lactancia las células hacen una mejor utilización de la glucosa que consumen.

El costo de no amamantar

El costo que tiene para las madres no amamantar a sus hijos es un costo en su salud, pero también un costo económico. Así que Mishel Unar, junto con Arantxa Colchero, Gabriela Torres y Teresita González de Cosío, del INSP, decidieron calcular, mediante modelos matemáticos, cuánto cuesta a las mujeres y al país no poder practicar una lactancia adecuada.

Lo que hicieron las investigadoras fue revisar todos los estudios que existían, tanto en México como en otros países, que mostraran una evidencia científica sólida de cuánto se reduce el riesgo de padecer cáncer de mama en las mujeres que amamantan únicamente con leche materna por seis meses y continúan lactando por un año o más.

Con estos datos epidemiológicos y con datos del Globocan, de la Ensanut, del Inegi, de la Conapo, del Enadid, del Seguro Popular, del IMSS y de la ENOE, para obtener cifras de incidencia de cáncer de mama, prevalencias de lactancia materna, de tasas de fertilidad, de tasas de empleo, de costos de atención en salud y de ingresos promedio entre mujeres, alimentaron modelos matemáticos e hicieron simulaciones computacionales.

La computadora simuló la trayectoria de vida de cien mil mujeres mexicanas, menores de 15 años, para saber qué sucedería con ellas después a lo largo de su vida, hasta su muerte, considerando dos escenarios: uno en el que las mujeres tuvieran una tasa de lactancia materna de 14 por ciento y otro en el que 95 por ciento de las mujeres con hijos amamantara de forma exclusiva por seis meses y continuara la lactancia por lo menos un año. Los resultados que obtuvieron los extrapolaron a un grupo de un millón 116 mil mujeres de 15 años en 2012.

“Esto nos permite seguir a las mujeres en el tiempo sin la necesidad de hacer un estudio real, pues para seguirlas por más de 30 años y abarcar el periodo cuando las mujeres tienen hijos y seguirlas por más tiempo para ver quiénes desarrollan cáncer de mama y quiénes no, y todavía más tiempo para ver quién muere de forma prematura y quién no, sería un trabajo casi imposible. Entonces estos modelos matemáticos te permiten utilizar información confiable de otros estudios y generar estas estimaciones”, explica Mishel Unar.

El resultado del estudio reveló que si 95 por ciento de las mujeres mexicanas con hijos amamantara según las recomendaciones de la OMS, se podrían evitar nueve mil 936 casos de cáncer de mama y dos mil 186 muertes prematuras por esta enfermedad, y con esto evitar 45 mil 109 años de vida perdidos por enfermedad, discapacidad o muerte en las mujeres del país.

Pero además del costo a la salud existe un costo económico por las malas prácticas de lactancia materna, que las investigadoras calcularon en 245 millones de dólares al año por el millón 116 mil mujeres analizadas.

Esta cifra se debe a los costos médicos relacionados con la atención médica de las mujeres que desarrollan cáncer y a los costos por pérdidas de productividad. Es decir, la pérdida para la economía nacional que se da cuando las mujeres tienen que dejar de ir a trabajar o de hacer las actividades que realizan en casa para asistir a sus citas médicas y poder tomar su tratamiento, porque su enfermedad las incapacita para trabajar o mueren de forma prematura.

“Encontramos que de todos los costos estimados, 80 por ciento son costos para el sector salud, especialmente costos de atención médica, lo cual es muy importante porque nos dice que muchos de estos costos si se implementara una estrategia de promoción y protección de la lactancia materna más fuerte de la que actualmente existe, disminuirían”.

Lactancia materna correcta, según la OMS

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva por los primeros seis meses de vida de un niño. Esto quiere decir que no es necesario ni recomendable dar al niño ningún otro alimento como tés, atoles, fórmulas lácteas, ni siquiera agua. Pues la leche materna ya cubre todas las necesidades del infante antes de los seis meses de edad.

“De hecho, el principal componente de la leche materna es el agua y durante los primeros minutos que un bebé está amamantando, está saciando su sed. Ya después comienza a fluir leche con más grasa y otros elementos que lo nutren y le dan calorías”, explica Mishel Unar.

Alrededor de los seis meses de edad, los niños comienzan a ser más activos, sus necesidades calóricas y nutricionales aumentan y se ha desarrollado lo suficiente como para consumir otro tipo de alimentos. Es por esto que, a partir de los seis meses, las madres deben comenzar a complementar la alimentación de sus hijos.

Esta alimentación complementaria debe ser adecuada, debe incluir alimentos densos en nutrientes y en hierro, proveniente de alimentos frescos, de temporada y que se den en la comunidad. No es recomendable darles alimentos envasados ni industrializados, sino alimentos que se preparan en casa, explica Mishel Unar.

Pero incluso, cuando el bebé ha comenzado a consumir alimentos sólidos, la OMS recomienda continuar amamantando al niño según lo pida. La sugerencia es prolongar la lactancia materna hasta los dos años o más, según la madre y el bebé lo deseen.

El síndrome de la insuficiencia de leche

A pesar de las ventajas que proporciona la lactancia materna, México es el país de toda América con el menor porcentaje de lactancia materna. Solo 14 de cada 100 niños son amamantados de manera exclusiva durante sus primeros seis meses de vida, y solo 35 de cada 100 siguen tomando leche materna, como complemento a su alimentación, cuando cumplen un año de edad.

Las razones por las que las mujeres mexicanas no amamantan de manera adecuada son múltiples. Pero según la Ensanut 2012, 93.7 por ciento de las mujeres mexicanas amamantó por lo menos una vez a sus hijos, esto quiere decir que las mujeres intentaron dar leche materna a sus hijos, pero por motivos individuales o socioculturales no continuaron con una lactancia exclusiva.

“Lo que vemos es que la mayoría de las mujeres que tienen hijos sí quieren amamantar, y de hecho lo intenta, pero el porcentaje de madres que continúa la lactancia de manera exclusiva se va reduciendo conforme pasan los meses. Sobre todo porque las madres consideran que no producen suficiente leche para satisfacer las necesidades de su bebé. Y esta es una idea generada muchas veces por la publicidad de las leches de fórmula y por la falta de información científica de muchos pediatras, que incluso promueven suplementar la alimentación con fórmula láctea”.

Pero 95 por ciento de las madres en México tiene la capacidad biológica de amamantar a sus hijos. El cinco por ciento restante no puede hacerlo pues son madres adoptivas, tienen problemas de salud serios o mueren durante el desarrollo de su hijo.

Para la investigadora, la idea de que el bebé no se sacia con la leche materna se ha extendido debido a la falta de un ambiente donde las mujeres puedan platicar con otras madres o con consejeras sobre qué comportamientos son naturales en un recién nacido, y cuando un bebé llora mucho, no duerme la noche completa o pide estar pegado al pecho con demasiada frecuencia, la madre suele pensar que es porque tiene hambre.

Fórmulas nocivas

Una de las prácticas de lactancia que se consideran inadecuadas es la lactancia mixta, es decir, amamantar al niño menor de seis meses, pero también darle tés, fórmulas infantiles o incluso leche de vaca para complementar su alimentación.

Esta práctica es muy común en México y con ella se reducen los beneficios de la lactancia materna. Además, al darle leche de fórmula u otros alimentos a un niño menor de seis meses, se le está retirando de la mama y al disminuir el tiempo de succión en la mama se reduce la estimulación que recibe el cerebro de la madre para producir leche materna. Por otro lado, las fórmulas pueden ocasionar un daño directo al bebé, señala Mishel Unar.

“Algunos estudios han mostrado que las proteínas de leche de vaca o de soya, que son las que tienen la mayoría de las leches comerciales, dañan las células del páncreas del bebé y toda la microbiota de su intestino, que sí se protegería con la lactancia materna. Además, el bebé no recibe ayuda del sistema inmunológico de su madre para combatir ciertas enfermedades o hacer madurar su propio sistema inmunológico y está muy expuesto a enfermedades diarreicas y respiratorias. Esto se agrava porque la leche de fórmula se puede contaminar más fácil”.

Lo que los especialistas recomiendan es que si hay algún problema por el cual la madre no pueda dar el pecho directamente al niño, hay que extraer la leche materna y dársela por otros medios.

Beneficios ambientales

La lactancia materna es una práctica que protege la salud humana, pero la OMS también la considera necesaria para lograr los objetivos del desarrollo sostenible y sobre todo del consumo sostenible, pues es un alimento nutritivo, asequible y con bajo impacto ambiental

“Amamantar reduce todas las emisiones de gases de efecto invernadero que puedan estar relacionadas con la producción de leches de fórmula y los envases de ellas. Además es más asequible, no me gusta decir que su costo es cero, porque no lo es, la madre tiene un costo de oportunidad por amamantar, que a veces tiene que ser medido en términos de su salario, el salario que deja de percibir. Pero la lactancia tiene muchos beneficios y sí es más asequible y nutritiva que las fórmulas lácteas infantiles, así que cumple con todas las características del consumo sostenible”.

¿Por qué no amamantan las mujeres en México?

Responder al porqué México es el país de América con las menores tasas de lactancia materna es complejo.

En gran parte se debe a que las madres consideran que no producen leche suficiente para alimentar a sus hijos, pero también se debe a que el ambiente laboral y el ambiente social no favorece la lactancia. Si la madre tiene que regresar al trabajo dos meses después del alumbramiento, si en el trabajo los horarios no son los adecuados para la lactancia, o no le permiten a la madre extraerse leche en un lugar adecuado, si no hay una consejería adecuada desde que sale del hospital, todos los factores van perjudicando la lactancia exitosa y hacen que las mujeres pierdan la confianza en que van a poder amamantar de forma exitosa, opina Mishel Unar.

La Academia Nacional de Medicina de México considera que este es un problema grave y que debe desarrollarse una política de Estado para promover, proteger y apoyar la lactancia materna en México.

Entre sus recomendaciones está limitar la comercialización y publicidad de la venta de fórmulas lácteas infantiles mediante el código internacional de comercialización de sucedáneos de leche materna de la OMS —al cual está suscrito México desde 1981—, alargar los permisos de maternidad a por lo menos seis meses, adecuar lactarios en los lugares de trabajo, capacitar al personal de salud en temas de alimentación infantil adecuada para que sean los principales promotores de la lactancia materna, crear programas de promoción de la lactancia materna y generar información periódica sobre las prácticas de lactancia en el país.

Mishel Unar añade que no se debe olvidar crear programas para las mujeres que trabajan en el sector informal. Por el momento, la investigadora espera los resultados de la Ensanut 2018 para saber si desde 2012 han mejorado o han empeorado las tasas de lactancia materna en México. (CONACYT)