LA PASIÓN, LA RAZÓN Y LA ELECCIÓN

HÉCTOR A. GIL MÜLLER

En la elección del 1ero de julio, 1,917,803 jóvenes con 18 años podrán votar por primera vez, si consideramos a los jóvenes de 18 a 29 años representan con sus 26 millones un 29% del padrón. Estos mismos números están presentes en Coahuila también, solo con un 0.45% más. Y si bien la juventud, a nivel mundial, se ha caracterizado por ser política pero poco participativa, parece que el discurso de todos los candidatos es contra la historia, la rebeldía de la historia pretende hacer eco del hartazgo social que aún no alcanza a definirse con total claridad. Sólo el 16 % del padrón electoral para estas próximas elecciones se encuentra en el grupo etario mayor a 60 años,

Han cambiado los esquemas de las campañas, y responde al contexto, a una presión de los votantes. Los candidatos se encuentran peleándose el voto joven para tratar de disminuir el margen de ventaja que López Obrador conserva, aunque está demostrado que la generación “millennial” es política más poco participativa, sigue estando la moneda en el aire si esos porcentajes de tendencia del voto se verán en las urnas.

Me preocupa, y creo que justificadamente, la polarización que se genera, las discusiones se tornan entre un futuro tétrico y lúgubre y otro luminoso y claro, y nunca ha sido bueno tal escenario. A final de cuentas vivimos una era de especulación, donde lamentablemente son las percepciones y no las razones las que nos hacen tomar decisiones.

Una antigua profecía política, entendida así por los griegos a quienes les debemos la consciencia racional de muchas de nuestras instituciones dice: La monarquía, que es el gobierno de uno, degenera y da paso a la oligarquía, esto es el gobierno de sus allegados, de los nobles, pero esta oligarquía también degenera en la democracia, el gobierno de las mayorías, este régimen también degenera y da paso a la oclocracia, el gobierno de la muchedumbre, pero no debe ser entendido como el gobierno de la mayoría, sino como el gobierno de los oprimidos. Este régimen también degenera, porque en la opresión se nutren las más animales y emocionales pasiones, no cabe el pensamiento claro cuando la opresión está limitando la vida y entonces da paso a la timocracia, el gobierno de los militares, quien tiende tras su degeneración nuevamente en la monarquía, así continua un ciclo que parece observamos hasta nuestros días. Cuba, Venezuela, países árabes, han dado muestras de como este ciclo sigue vigente. Recordemos que ante la placentera emoción solo puede vencer la disciplina. Por ello en el caos tendemos a dar más poder a la autoridad.

Cuando los oprimidos se expresan, es fácil caer en la tentación de la pasión. Se confunde la justicia con la venganza, el diagnóstico con el enjuiciamiento y aparece un extraño, pero evidente fenómeno, la evitación de la información. Es imposible usar la lógica. Misma Ayn Rand profería que quienes sobreviven son aquellos egoístas capaces de mantenerse sobre otro. Así es la opresión. Hoy parece que muchos dolidos, muchos oprimidos por largos años están tomando filas en una elección, como si se tratase de una conquista épica.

Yo soy Héctor Gil Müller, y estoy a tus órdenes.