¿QUIEN CONFÍA EN LOS DIPUTADOS?

RODOLFO MORENO CRUZ

¿QUIEN CONFÍA EN LOS DIPUTADOS?

Ya desde la Cuarta Encuesta Nacional sobre cultura y prácticas ciudadanas, se señaló con claridad la poca confianza que hay en México hacia los legisladores. Únicamente el 9.8 % de la ciudadanía encuestada dijo tener confianza en la cámara de diputados y únicamente el 9.0% afirmó tener confianza en la cámara de senadores. Aún más, en la misma consulta se preguntó lo siguiente: al elaborar las leyes, ¿qué es lo que los diputados y senadores toman en cuenta? Y el 50.3 % respondió que los intereses de los propios diputados y senadores. Estos indicadores han permanecidos casi invariables hasta la fecha e incluso han aumentado los índices de desconfianza. Por ejemplo, en la Quinta Encuesta Nacional sobre cultura y prácticas ciudadanas sólo el 1.36% respondió que confía mucho en los diputados. Y el 1.39 % dijo que confía mucho en los senadores. En otro estudio, en el Informe país sobre la calidad de la ciudadanía en México (INE-Colmex, 2015), el 82% afirmó no confiar en los diputados.

La anterior desconfianza es justificada. Los poderes legislativos (tanto federales, como estatales) desempeñan un trabajo opaco, poco eficiente, pero sobre todo muy bien pagado. En el Informe Legislativo 2017 elaborado por el Instituto Mexicano para la competitividad se han dado a conocer algunos datos llamativos.

Por ejemplo, en el apartado de “moches” entendidos estos como recursos que son para ayudas sociales pero cuya función es ajena a la labor legislativa y solo sirve para promocionar el voto, se identificaron a 17 legislaturas, pero destacan dentro de ellas el Estado de México y Tlaxcala. Para el caso del Estado de México según el informe “ al menos durante los últimos diez ejercicios fiscales (2008-2017) cada diputado presumiblemente ha ejercido al menos 2.5 millones de pesos anuales por este concepto”. Para Tlaxcala, en el ejercicio fiscal 2016, se “asignó un millón de pesos para cada uno de los 32 diputados de aquella legislatura para ejercer obras o acciones de infraestructura social”.

En el tema de prestaciones excesivas, bajo el concepto de aguinaldos, los Estados que llevan la delantera son San Luis Potosí, pues sus legisladores reciben 90 días de salario y Querétaro, quien otorga 70 días de salario. En el concepto de remuneración bruta mensual por diputado en el 2017 destaca Guanajuato con un salario mensual neto por diputado de $ 120,000.00. Por otro lado, en el concepto de presupuesto local por diputado en el 2017, la Asamblea de ciudad de México opera con la llamativa cantidad de 28.8 millones de pesos ¡por diputado!

Desde luego, este informe no señala únicamente errores. También destaca aciertos. Por ejemplo, resulta digno de subrayar que en materia de aguinaldos hay dos legislaturas que no otorga esta prestación (los Estados de Tabasco y Tlaxcala). Por otro lado, en cuanto a presupuesto son los Estados de Colima e Hidalgo quienes funcionan con el menor presupuesto que otras legislaturas. En el caso de eficiencia del recurso, la legislatura de Puebla opera con la cantidad de 3.5 millones de pesos por diputado (recuérdese la cantidad increíble de 28.8 millones de la asamblea de la ciudad de México). En otro concepto, también es importante subrayar que Baja California tuvo un ahorro en relación al presupuesto aprobado de 24.1%, es decir gastó mucho menos de lo autorizado.

Sea como fuere es muy importante que, en las próximas legislaturas, las personas vayan a integrar las legislaturas locales, inicien acciones pertinentes para recobrar la confianza ciudadana. Hay estrategias que sin ser caras si resultan contundentes para dotar de credibilidad al trabajo parlamentario. Por ejemplo, crear un enlace de vinculación para la participación ciudadana, un centro de monitoreo y evaluación en cada congreso, difusión permanente de los debates parlamentarios con sus respectivos seguimientos, salón ciudadano parlamentario, auditorias por agentes externos e imparciales, y así la lista es amplia. El ejercicio parlamentario es muy importante para una democracia; si este resulta banal e ineficiente aquella solo es una broma de mal gusto.