Recomienda IMSS recurrir al médico ante resfriados o infecciones para evitar meningitis

 

Padecimiento que se presenta con mayor gravedad en infantes

La meningitis es la inflamación de las membranas que rodean al cerebro y la médula espinal, lo que ocasiona que se obstruya el flujo sanguíneo hacia el cerebro y se ponga en riesgo el desarrollo y la vida de quienes la padecen.

En el marco del Día Mundial de la Meningitis, el especialista en neurología del Hospital General de Zona (HGZ), No. 2 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Esteban Simental Mendia, explica que se trata de una infección provocada por virus, bacterias o hemorragia en traumatismos, y se puede adquirir a cualquier edad, sin embargo es más común en la población infantil.

Ante la presencia de fiebre alta, convulsiones, somnolencia, vómitos, confusión, rigidez de nuca, dolor de cabeza intenso, sensibilidad a la luz, falta de apetito, dificultad para respirar y deficiencias en la visión, además de llanto constante en los niños, se debe recurrir al médico.

El experto hace énfasis en la importancia de la aplicación oportuna de las vacunas sistémicas contra la influenza y el neumococo, ya que protegen las vías respiratorias y evitan que resfriados o infecciones no atendidas se conviertan en contagio neurológico.

La mayoría de los casos de meningitis son de origen viral o bacteriano y se propaga en minutas gotas que proceden de la nariz y de la garganta, y se transporta a través del aire al toser, reír, hablar o estornudar.

Otra manera de contagio es al compartir comida, vasos, cubiertos, servilletas o pañuelos, además personas que están en contacto directo o quienes besan a alguien infectado, agrega el médico.

Al igual que los bebés, los pacientes con un sistema inmunológico deprimido o que cursan algún padecimiento crónico degenerativo como la diabetes, esclerosis múltiple, lupus, entre otras, también son propensos a padecerla. Asimismo, durante el embarazo aumenta el riesgo y puede llegar a provocar aborto espontáneo o muerte fetal.

De no tratarse a tiempo, pueden surgir secuelas irreversibles como parálisis y atrofia cerebral –progresiva muerte de neuronas-, daños al corazón y riñones, disminución en la fuerza motora en brazos y piernas, riesgo de sufrir de infartos cerebrales y trastornos cognitivos –amnesia, demencia y delirio-.

Algunas recomendaciones son alimentar a los bebés con leche materna, procurar hábitos saludables de alimentación que incluyan frutas y verduras, higiene en manos y juguetes –en el caso de niños-, así como ventilar los ambientes, concluye el galeno. (EL HERALDO)