A LA BÁSCULA

JULIÁN PARRA IBARRA 

Al diablo las instituciones 

La incorporación de Jaime Rodríguez Calderón ‘El Bronco’, lejos de venir a enriquecer la competencia en la que se espera sea la elección más compleja en la historia moderna de México, le vino a meter más ruido a unas campañas de por sí empañadas por los contenidos de los mensajes que hasta ahora nos han ofrecido todos los candidatos y los partidos contendientes.

De por sí el ambiente está enrarecido porque –una vez más- se quiere infundir el miedo como principal ingrediente en la fórmula para intentar bajar de la primera posición a Andrés Manuel López Obrador. Si bien los que antes lo calificaron así ahora afirman que ya no es un peligro para México, hoy se le acusa de querer convertir a México en otro Venezuela, y de querer echar abajo reformas promovidas por la actual administración como la educativa y la energética, y de querer frenar el nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México entre muchas otras lindezas.

Dicen que muchas veces la percepción es más contundente que la realidad, y la percepción de la masa, en el imaginario colectivo de mucha gente ha quedado grabado con cincel sobre piedra que al ‘Bronco’ le perdonaron todas las trampas, las chapuzas e ilegalidades, con la intención de que sirva de cuña para intentar bajarle simpatías y votos a Andrés Manuel.

Vaya usted a saber si es cierto o no, aunque en la política no existen casualidades sino causalidades, pero la gente percibe que la presencia de Margarita Zavala en las boletas electorales –a quien también se le detectaron firmas apócrifas y sin embargo se le concedió el registro de su candidatura-, le pega directamente al panista Ricardo Anaya, y que con el ex gobernador de Nuevo León se pretende un efecto similar con López Obrador.

Dos puntos valen la pena destacar: el primero que mientras más se pulveriza el voto, más se afianza el que va a la punta; y segundo, que lo que el presidente Peña Nieto calificó como irritación social es real, existe y es antisistema, y si la masa percibe –como así parece que es-, que hay una mano que mece la cuna para que se diera la inclusión de Jaime Rodríguez Calderón en la boleta electoral con la intención de restarle votos a López Obrador, se corre el riesgo de generar una reacción inversa a la que se pretende.

Vaya usted a saber, pero por decir lo menos, ese fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación es muy sospechoso. Por poner un ejemplo simplista si usted quiere, es como si cuando ya va el minuto 15 de la final de la Copa del Mundo, el sonido local anuncia que cambian las reglas, que se acaba de aprobar que en lugar de con 11, los equipos van a poder alinear a 12 jugadores.

La orden del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de aceptar el registro de la candidatura del Bronco, se dio cuando las campañas ya estaban en marcha, y además dejó abierta la puerta para que Armando Ríos Piter ‘El Jaguar’, también sea incorporado a la contienda.

¿No se supone que previamente existe una calendarización para cada paso o fase del proceso electoral? ¿No hay un plazo fatal para cada etapa?, para el registro de precandidaturas, para las precampañas, para el intercampañas, para el registro de candidaturas, para el inicio de las campañas, para el proceso de recolección de firmas de apoyo para los independientes, para la revisión y validación de las mismas, y un fallo final para aceptar o rechazar a cada uno de los aspirantes, un lapso para impugnaciones y resoluciones finales, para que al inicio de las campañas ya estuvieran bien cerrados todos los círculos y que solamente permanezca abierto el de las campañas y de la elección.

Es una verdadera tristeza, es lastimoso que la institución electoral de este país, que llevó tantos años construir con cimientos verdaderamente de credibilidad, de certeza, de confianza y que alcanzó su punto máximo bajo la presidencia de José Woldenberg, con un órgano ciudadanizado, se haya venido degradando al paso de los años y llegar a un nivel tan bajo como en el que está sumido en estos momentos.

En esta ocasión no necesitan que nadie ajeno lo haga, ningún candidato, ningún partido: son las propias instituciones las que están mandando al diablo a las instituciones. Y luego porqué la sociedad no les tiene nada de credibilidad ni confianza.

 

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@JuliánParraIbag