Zuckerberg: “Debemos asegurarnos de que no volveremos a cometer este error”

 (Xinhua/Gao Jing) 

Mark Zuckerberg sabe que pasa por un ser robotizado, frío, calculador. En su primera y única aparición tras el escándalo de Cambridge Analytica se ha mostrado humano por una vez. Apeló a su responsabilidad con el futuro en la entrevista exclusiva concedida a CNN en las oficinas de Facebook en Menlo Park: “Quiero que mis hijas estén orgullosas de lo que hago”. Fue su forma de reconocer su compromiso con la verdad y su madurez.

La página web de El País señaló que el directivo se mostró dispuesto a testificar en el Congreso de Estados Unidos: “Lo haré con gusto si es lo correcto. Lo que procuramos hacer es enviar a la persona de Facebook que tiene más conocimiento. Si se considera que ese yo soy, voy feliz”.

Tras conocerse que Cambridge Analytica tuvo acceso a más de 50 millones de perfiles sin que la red social se percatase de ello, la presión para que testifique va más allá de Estados Unidos. Facebook sostiene que inicialmente la firma británica recolectó la información con una finalidad académica y que fue después cuando violó las normas al cederlos a terceros.

Ante la presión ejercida por los políticos europeos y estadounidenses, Zuckerberg mostró sus dudas sobre la posible regulación de su invento: “No estoy seguro de si debe hacerse, pero sí creo que la transparencia en publicidad debería regularse”. Horas antes del encuentro con las cámaras en el pico de máxima audiencia, las 21.00 horas de la costa Este, emitió un comunicado en su propia plataforma.

En los apenas 30 minutos de entrevista lamentó que se haya roto la confianza con los usuarios: “Ha sido una ruptura de confianza, y lo siento mucho. Tenemos la responsabilidad de proteger los datos de la gente. Nuestra responsabilidad es evitar que suceda de nuevo”. Las medidas más inmediatas pasan por limitar el acceso que se da a los desarrolladores de aplicaciones que usan Facebook para el acceso rápido y registro. También se comprometió a revisar, con efecto retroactivo, el acceso que tienen actualmente estas aplicaciones para acotarlo. “Va a ser un proceso intenso, no sabemos qué vamos a encontrar”, reconoció.

Zuckerberg se arrepintió de no haber actuado antes. A comienzos de año ya relató que su reto para 2018 era arreglar Facebook. Ahora suena a profecía. En 2015 fue la primera vez que supieron de las técnicas de Cambridge Analytica y no actuaron: “Tenemos que asegurarnos que no volveremos a cometer este error”.

Con 14 años recién cumplidos, Facebook vive una adolescencia complicada, con las elecciones como punto más crítico, especialmente tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca: “Estoy seguro de que hay una segunda versión de lo que hicieron los rusos en las elecciones de 2016”. Zuckerberg aclaró que van a reforzar sus medidas para los próximos comicios en México, India y Brasil. Aunque reconoció que es posible que tengan algún impacto en las legislativas intermedias de noviembre: “Estoy seguro de que alguien lo está intentando, pero confío en que nuestra compañía lo desactive. Esto no es una ciencia exacta. Tiene mucho trabajo detrás y tenemos que hacerlo cada vez más difícil para que países como Rusia tengan capacidad para interferir en las elecciones. Tenemos que afrontarlo”.

Los aledaños de Facebook la mañana de este jueves eran un enjambre de medios apostados en la puerta, tomando imágenes de su cartel exterior, un recordatorio de lo efímero que es el sector de los gigantes tecnológicos, mientras los vigilantes trataban de dispersarlos.

Tras el mayor escándalo desde la creación de la red social, el fundador quiere dejar atrás el lema fundacional de su empresa: “Muévete rápido y rompe cosas”. Visto en perspectiva, quizá lo han llevado demasiado lejos. (EL PAÍS)