Al menos 250 muertos en dos días por los bombardeos del régimen sirio en Guta Oriental

(Xinhua/Ammar Safarjalani)

 

Al menos 250 personas han muerto, entre ellos unos 60 niños, y 470 han resultado heridas desde la noche de este domingo en la periferia de Damasco bajo los bombardeos de la aviación siria, en lo que el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH, organización que monitorea el conflicto sirio a través de una red de informadores en el terreno) ha descrito como “el balance más mortífero de los últimos tres años [en la periferia damascena]”. La ONU contabiliza en 393.000 los habitantes de Guta Oriental, al este de Damasco, que desde 2013 malviven bajo un doble cerco impuesto por las tropas regulares sirias en el perímetro exterior y por las milicias islamistas que controlan el interior de las barriadas cercadas. Según la organización internacional, seis hospitales han sido bombardeados, de los cuales tres estaban sin servicio y dos funcionaban parcialmente. La página web de El País publicó que el intenso fuego de artillería durante las últimas dos semanas marca el preludio de la inminente ofensiva terrestre de las fuerzas especiales sirias, que están siendo reagrupadas en la campiña damascena para penetrar en el mayor reducto insurrecto de la capital. Según el Observatorio, el lunes murieron 127 personas y este martes fueron 106 las víctimas mortales, los dos días más mortíferos en el enclave desde el ataque químico de 2013, que dejó más de 1.400 muertos.

“La experiencia de la liberación de Alepo puede ser aplicada en Guta Oriental contra los milicianos del Frente al Nusra [filial de Al Qaeda en Siria]”, ha dicho este lunes Serguei Lavrov, ministro de Exteriores ruso y aliado de El Asad en Siria, en referencia a la ofensiva que en diciembre de 2016 puso fin a cuatro años de combates en la Alepo oriental. La recuperación de Alepo por las tropas regulares y las milicias chiíes regionales aliadas se saldó con el desplazamiento de más de 100.000 civiles y la evacuación de 7.000 insurrectos y sus familiares a la provincia de Idlib, al oeste del país y última en manos insurrectas.

«Las negociaciones entre insurrectos y el régimen sirio con la mediación rusa han fracasado, por lo que el régimen lanzará una ofensiva terrestre para forzar la rendición y posterior evacuación de los armados», valora al teléfono y desde Estambul el experto sirio Nawar Oliver. La presencia de Hasan Suhail, alias El tigre y líder de las tropas especiales sirias que han combatido en los frentes clave para la supervivencia de Damasco, apunta a que se avecina la ofensiva final contra este enclave insurrecto que en 2012 amenazaba con hacerse con la capital siria.

“Hay más de 10.000 hombres apostados en la periferia oriental de Damasco”, dice en conversación vía WhatsApp Leith Fadel, fundador del sitio web de noticias Al Masdar. “Se trata de la mayor congregación de tropas en los siete años de guerra con efectivos de la Guardia Republicana, los hombres de El Tigre, la Cuarta División [dirigida por Maher el Asad, hermano menor del presidente sirio] e incluso 500 hombres de las tribus aliadas a Damasco”, acota. Fadel estima en entre 4.000 y 6.000 los insurrectos allí atrincherados en una zona donde la ofensiva ha dado por muerto al acuerdo de distensión en vigor.

 (Xinhua/Ammar Safarjalani) 

Entre cerco y combates, la deterioración de la situación humanitaria ha alcanzado un punto drástico para los residentes de Guta Oriental, donde la muerte les acecha en forma de cazas que sobrevuelan sus cabezas y de la hambruna que les amenaza en tierra. Por primera vez en 80 días, un convoy humanitario conjunto entre la ONU y la Media Luna Roja Siria logró traspasar el cerco la semana pasada. “Las familias allí asediadas solo pueden permitirse una comida diaria y los casos de malnutrición infantil se han disparado”, reza un comunicado de la ONU publicado tras llevar a cabo la distribución de alimentos que solo pudo acceder al 2,6% del mayor asedio actual en el país.

Al menos 15.000 vecinos han sido de nuevo desplazados de sus hogares huyendo del martilleo de la artillería siria que este lunes han lanzado 260 morteros en el intervalo de dos horas, según el recuento que hace el OSDH. Como en el resto de cercos del país, a la falta de alimentos se suman unos servicios sanitarios casi inexistentes, fruto de los ataques aéreos contra instalaciones médicas y la alarmante escasez de medicamentos. «Ya no tenemos palabras para describir el sufrimiento de los niños y nuestra indignación», ha escrito el director regional para Oriente Próximo de UNICEF, Geert Cappalaere, en su cuenta de Twitter después que la agencia de la ONU publicara un simbólico comunicado en blanco.

A diferencia del resto de frentes hoy activos en el país, que se concentran mayoritariamente en las regiones fronterizas con los países vecinos, Guta Oriental está totalmente aislada. Allí se libra una de las últimas batallas de la guerra civil en una coyuntura de conflicto internacionalizado tras la injerencia de potencias regionales como Irán, Arabia Saudí y Turquía, e internacionales como Rusia y Estados Unidos.

El Ejército sirio ha recurrido a los cercos como estrategia de guerra desde el inicio de la contienda, táctica que ha sido replicada en menor medida por los rebeldes. Este ha sido el escenario en Al Waer, último barrio bajo control insurrecto en Homs capital, y Alepo, entre otros, donde una vez exhausta la población, los armados han accedido a negociar con Damasco una evacuación de sus hombres al cajón de sastre insurrecto en el que se ha convertido Idlib. Igualmente, se ha impuesto la máxima de divide et impera. A la inminente ofensiva de las fuerzas de élite sirias, se superpone una guerra interna entre facciones islamistas en Guta Oriental, con Jeish el Islam (respaldada por Riad) enfrentada a la coalición islamista compuesta por las facciones de Faylaq Al Rahman y Ahrar Al Sham bajo el liderazgo de la rama local de Al Qaeda (respaldados por Qatar y Turquía). (EL PAÍS)

 

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El Heraldo de Saltillo
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