CÁPSULAS SARAPERAS

FRANCISCO TOBÍAS H.

 Lo mató un rayo

En esta ocasión de platico de un hecho que causó gran consternación entre los habitantes de la Villa de Santiago del Saltillo y del Pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala, a pesar de haber sucedido en la hacienda de San Isidro de las Palomas, en lo que hoy es el Pueblo Mágico de Arteaga. Y es que en el mes de junio del ya lejano año de 1720, el vecino de la Villa de Santiago, de nombre Miguel Valdés, quien era capitán y tenía tierras en aquel lugar, falleció, tan rápido como un rayo, ¡y como no habría sido así¡ sí efectivamente le cayó un rayo.

El día de los nubarrones, de la lluvia, de la tormenta eléctrica, del rayo, de la muerte, el capitán Miguel salió con sus sirvientes a reparar los bordos de la acequia. Entonces, se empezaron a vislumbrar nubarrones oscuros que antecedían un fuerte aguacero, y al caer las primeras gotas de la lluvia, de manera repentina, como centella, valga la redundancia, cayó un rayo, el cual lo penetró por la sien del lado izquierdo, causándole una muerte instantánea.

Estimada y estimado Saltillense, si le surge la duda por la descendencia del capitán Miguel Valdés, déjeme asegurarle que además de ser capitán, labrador y esposo era bueno para eso de ser padre de familia, pues dejo ocho hijos: Ildefonso, María, Antonio, Miguel, Juan José, Gregorio y Nicolás, todos de apellido Valdés Cepeda. Oiga,  ¿no serán parientes de mi amigo “La Chiripa”?

Esta es una historia que es cierto que no sucedió en esta hermosa ciudad de Saltillo, pero si le aconteció a un Saltillense quien por trabajar en lo que después sería Arteaga, cuando los nubarrones se asomaban, un rayo de manera fulminante acabo con su vida.