En el Día de San Valentín, ONU hace un llamado a poner fin al matrimonio infantil y las uniones tempranas

 

El Día de San Valentín se celebra en algunas partes del mundo como un momento romántico para las parejas. Sin embargo, millones de niños se unen antes de estar preparados, muchas veces en contra de su voluntad. El matrimonio infantil los expone a la violencia, incluso a la violación, y a menudo les obliga a dejar la escuela y a ser padres de forma prematura.

El matrimonio infantil es una tragedia para las personas que atrapa, frecuentemente a las niñas más vulnerables, pobres y marginadas.

No obstante, también resulta perjudicial para las comunidades y sociedades en su totalidad, ya que afecta a las novias infantiles y a sus familias en un ciclo de pobreza que puede persistir por generaciones. Los estudios indican que poner fin al matrimonio infantil (y permitir que las niñas culminen sus estudios, retrasen la maternidad, encuentren un trabajo digno y se realicen como personas) podría generar miles de millones de dólares en ganancias y productividad.

Este año, en el Día de San Valentín, UNFPA hace un llamado a poner fin al matrimonio infantil y las uniones tempranas, como prioridad.

El matrimonio infantil es común. Ocurre en todos los rincones del mundo.

Más de 700 millones de mujeres y niñas que se encuentran vivas al día de hoy, se casaron antes de cumplir 18 años.

Debido a que la pobreza es uno de los principales motores detrás del matrimonio infantil, el fenómeno es más común en los países de ingreso bajo y medio, en los que el 26.7 por ciento de las mujeres jóvenes se casaron siendo niñas.
Las tasas varían en función del país y la región. África Occidental y central tiene las tasas más elevadas de matrimonio infantil, con cuatro de cada diez niñas que se casaron antes de los 18 años. El Sur de Asia alberga el mayor número total de novias infantiles.

Sin embargo, el matrimonio infantil también se practica en los países desarrollados. Pueden encontrarse ejemplos de esta práctica perjudicial en todas partes.

En Nicaragua, Irayda escapó de un hogar abusivo para casarse cuando tenía 14 años. “Antes de los 15, ya estaba embarazada”, explicó a UNFPA.

Como sucede a menudo, las responsabilidades de la vida de casada y la maternidad la obligaron a abandonar sus estudios, algo que limitó sus opciones para el futuro, tanto para ella como para su hija. “Me hubiese gustado seguir mis estudios en lugar de abandonarlos”, afirmó.

A continuación, detallamos cinco hechos poco conocidos acerca del matrimonio infantil. Visibilizar el problema, su omnipresencia en todo el mundo y sus consecuencias puede ayudar a los líderes, incluyendo a los mismos adolescentes y jóvenes, a poner fin a esta práctica de una vez por todas. (CINU)