EN EL TINTERO

JESSICA ROSALES 

Delincuentes con uniforme 

Aun no olvidamos el 29 de diciembre de 2015 cuando varios uniformados persiguieron y golpearon a Isaías Tello Barrientos, un joven que murió por las lesiones en las piernas que le causaron los oficiales al tumbarlo de una escalera, luego de confundirlo con un delincuente.

Otros sucesos ocurrieron en la capital coahuilense en donde los policías fueron acusados de abuso de poder. Así como detenían a jóvenes en la Alameda Zaragoza que acostumbran reunirse para convivir lo hacían con estudiantes de secundaria de los alrededores, menores de edad que eran llevados a las celdas municipales porque simplemente hicieron enojar a una policía mujer.

El caso más conocido es el de tres estudiantes de la secundaria Federico Berrueto Ramón que iban cruzando la calle y uno de ellos dijo una leperada provocando la ira de la oficial de tránsito que, sin verificar al responsable, cargó con todos los amigos que caminaban junto a él y los encarceló. No era más adecuado reportarlo a la escuela y propinarle un castigo. ¿Era necesario tratarlos como delincuentes?

La prepotencia con la que se condujeron los oficiales en la pasada administración no tuvo límites, el entonces alcalde Isidro López Villarreal lo permitía y lo solapaba. Ante los cuestionamientos de las quejas contra esta corporación municipal, su respuesta era siempre la misma: la responsabilidad es de los ciudadanos.

Tampoco olvidamos que durante la gestión de “Chilo” los policías señalaban a las víctimas como culpables. Un gran número de casos de niños y adultos atropellados por autos eran señalados como responsables de su propio accidente. “Ellos se les echaron encima a los autos”, decían los partes informativos de los oficiales de tránsito. Un menor sigue luchando por recuperar su vida, pues el automovilista responsable del atropellamiento al conducir una camioneta le destrozó la cadera.

El lunes por la tarde la Fiscalía General del Estado informó de la detención de cuatro policías de Saltillo acusados de secuestro. La víctima identificó a tres hombres y una mujer como los presuntos autores del hecho. Lo bajaron de su auto y se llevaron a sus hijos mientras lo obligaban a conseguir 20 mil pesos por el rescate.

¿Cuántos de estos policías siguen dentro de la corporación? ¿No debería la policía ser confiable y ocuparse de nuestra seguridad? Un alto número de oficiales fueron dados de baja por pruebas de control y confianza ¿pero realmente son confiables? Hay despidos de personas a quienes nunca se les acreditó una sola irregularidad, pero hoy sabemos que adentro hay delincuentes que pasaron las pruebas de control y confianza ¿Cómo es eso posible?