EL MESÓN DE SAN ANTONIO

Las Islas Revueltas

…Y de repente, todos los ojos se posan sobre las Islas Marías, específicamente en la Isla Madre, la icónica Colonia Penitenciaria que forma parte del imaginario colectivo mexicano, cuya forma de vida fue llevada a la pantalla grande por el inmortal Pedro Infante y plasmada fielmente en los libros de José Revueltas, el literato y preso político que pasó parte de su vida en esos “Muros de Agua”.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador acaba de anunciar que, tras 114 años de funcionar como Penal Federal, las Islas Marías dejará de ser un establecimiento penitenciario para convertirse en un Centro para la Promoción de las Artes, la Cultura y el Conocimiento del Medio Ambiente al que llamarán precisamente así, en honor a la novela publicada en 1941: “Muros de Agua – José Revueltas”.

“Enclavado en el corazón del pacífico mexicano se encuentra el archipiélago Islas Marías. Desde 1905 la Isla María Madre ha sido un Centro Penitenciario, pero la riqueza ambiental de este territorio insular invita a revalorarlo como un espacio para la conservación de la naturaleza en beneficio de todos los mexicanos. Las Islas Marías, declaradas área natural protegida con la categoría de Reserva de la Biósfera en el año 2000, y Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 2005, son una región terrestre, costera y marina que goza de un extraordinario valor faunístico y florístico gracias a su aislamiento y su antigüedad. Con el espíritu de la Cuarta Transformación, el gobierno de México trabaja en rediseñar la utilidad de estas Islas para convertirlas en un espacio de conservación, educación ambiental y formación de niños y jóvenes: regeneración y esperanza. La infraestructura existe se adaptará para convertirse en el Centro de Educación Ambiental y Capacitación de Niños y jóvenes “Muros de Agua- José Revueltas”, explica el video difundido por el Gobierno Federal.

Creado por Porfirio Díaz en mayo de 1905, las Islas Marías era sinónimo de exilio, ser enviado a tierras inhóspitas de las que difícilmente se regresaría; significaba convivir con presos de alta peligrosidad como Pancho Valentino, el luchador profesional que asesinó a un cura; El Sapo, condenado a más de 40 años por dar muerte a puñaladas a un migrante cubano; hasta la “Madre Conchita”, religiosa acusada –infundadamente, después se supo- de ser la autora intelectual del asesino de Álvaro Obregón. Con el tiempo se convirtió en una prisión de baja seguridad y en 1939 Lázaro Cárdenas autorizó que las familias de los prisioneros se fueran a vivir ahí; se construyeron escuelas, un hospital, el muelle y la biblioteca, quizá por eso a José Revueltas sí le gustaba que lo enviaran a las Islas Marías porque ahí, decía el escritor de ideología comunista, podía leer todo lo que quisiera y se inspiraba para escribir sus emblemáticas novelas.

El anuncio de AMLO me pareció acertado, sin embargo, creo que su proyecto puede atentar contra el medio ambiente: al ser declaradas por la UNESCO como Reserva de la biósfera, las islas corren peligro al ser abiertas al público. Ahí se encuentran muchas especies endémicas como el Conejo de las Marías, el Mapache de Tres Marías, loros, iguanas, pájaros bobos, el Ratón de las marías, cenzontles, camaleones, insectos y una rica fauna marina en la que destacan especies únicas de tiburones, la ballena gris y grandes  bancos de peces y moluscos.

Aunque a muchos de nosotros nos gustaría visitar las Islas Marías –como Alcatraz en San Francisco y el Palacio de Lecumberri en la Ciudad de México-, ¿sería bueno para las Islas Marías recibirnos a nosotros?

 

Autor

Alfonso Vazquez Sotelo