Una Colorada (vale más que cien descoloridas)

ANA LILIA CISNEROS

Lo micro y lo macro

Por lustros, los detractores del PRI –e incluso muchos priístas progresistas- pregonaron que había que poner orden en las prácticas de usura de los bancos; escuché conferencias de ex ejecutivos de BANAMEX –una vez que esta institución fue comprada por extranjeros- dando detalles de como lo que pierden en otros lugares del planeta lo reponen con los usuarios mexicanos.

Pocos asumen que la reacción emotiva de JLP para nacionalizar la banca, fue por darse cuenta que los traidores ya habían saqueado las arcas de la nación. Analistas que tienen contacto con el exterior, trasmiten en reuniones pequeñas, la vuelta al oro como elemento de reserva en vez de los dólares y aquí en México, los parientes de los dueños del canal alterno a Televisa, dicen que la única forma de ser independientes es usar nuestra plata como moneda corriente y por ende como reserva. ¿Por qué el apuro en aclarar que no habrá olas en el mar de las finanzas? ¿Se mareó el coordinador de la bancada de Morena el Senado? ¿Cuantos de los hoy morenistas se salieron del PRI porque no se les hizo su sueño? ¿Será que el casi presidente, hoy electo, quiere quedar bien con los bancos?

¡Vaya Usted a saber! Esto de adivinar en temas tan ajenos a la ciudadanía es casi imposible; lo que si sabe es que al pueblo lo que le interesa es poder gozar de crédito sin el riesgo de perder su casa o su negocio por la forma en que los intereses casi duplican su deuda en solo unos meses. Y no son solo los bancos, si usted es de los privilegiados que cuentan con una tarjeta palaciega o de la que vino de Francia deben saber que si por error en sus cálculos -de tres meses sin intereses- le quedó un saldo de 50 pesos, la multa por no pagarlos el día del vencimiento será de casi 400 pesos, más intereses moratorios, IVA y todo lo que se acumule. Por supuesto jamás le darían un estímulo, por ser un cuenta-habiente cumplido que en mas de medio siglo nunca les ha dejado de pagar.

De igual forma, a aquellos que, cuando la cancelación del aeropuerto de Texcoco, votaron en aumento de la popularidad del ex priísta -y en dos semanas presidente de México- hasta 78%- poco les importa quienes son las empresas afectadas o aquellas que serían beneficiadas, lo que realmente está en la mente –tanto de los que votaron por AMLO como los que no- es ver que su pensión se ha duplicado, que los impuestos locales y federales no son confiscatorios y que los servicios, además de ser un poco mas de calidad estén la posibilidad de ser pagados.

La microeconomía, es muy importante en las democracias, porque al igual que en la elecciones lo que duele en el bolsillo, pasa por lo emocional más que por lo racional. Temores, alegrías, dudas, están presentes cuando alguien pierde el empelo y no se acostumbró a ser emprendedor. ¿Cómo pagar si no tengo ingresos?, ¿Qué dirán mis amistades, si voy a alimentarme en un comedor comunitario? ¿No me lincharán los comerciantes informales antiguos si empiezo a vender mercancías en una esquina?

Algo que está empezando a pegar en el ánimo de amplias poblaciones de los Estados Unidos y de Brasil, es el hecho de que haya múltiples seguidores de dirigentes señalados como insensibles, violadores de los derechos humanos, agresivos con quien expresa su opinión. Otros emotivos electores de quien ofrece rectitud y ejemplo, pronto se percatan, de que la moral  es algo distinto de la política, de ahí que como advirtió Platón y muchos otros modernos escritores del Estado de Derecho, adviertan que la instrumentalización de la mentira y su uso en la política –sobre todo en las campañas- sea algo “tolerable y por ende perdonable”, aun cuando en esencia sea inmoral. El problema es tal que se convirtió en famosos un presiente municipal mexicano que no negó su capacidad de hurto asegurando que no es tan malo si “se roba poquito” 

Sin embargo, un error aunque sea mínimo, si este se da en el marco de la política se convierte en grave. Edmund Burke[1] afirmó que un error en política es peor que un crimen, pues el delito afecta a la víctima, al victimario, a sus respectivos círculos familiares y nada más. En cambio una equivocación en política afecta a la totalidad del país” y por muy poco letrados que fueran lo electores de América del Norte o Europa, saben como les ha ido por los errores de cambios de gobierno o de excesos financieros.

 En el marco del nuevo orden mundial capitalista apátrida cuya primacía se disputan tres super-potencias o imperios competidores, llama la atención los mensajes contrarios a la globalización, el multilateralismo, la cooperación internacional y hasta los extremos de fronteras cerradas ¿Por qué entonces en México aseguramos que protegeremos a las bancas extrajeras? ¿Una vez pasada la euforia de “mi casa es tu casa”, estarán los pueblos oaxaqueños o chiapanecos felices de que los puestos de trabajo se los den a los centroamericanos antes que a ellos mismos?

Parece ser que la ONU, ya está poniendo atención en la proliferación de dicha tendencia, pues de una u otra manera su propia permanencia se vería comprometida, si en el siglo XXI todos nos hacemos mas localistas. Por lo pronto mi estimado lector, es tiempo de guardar, no de despilfarrar; ya viene Navidad y créame es posible hacer reuniones de mucha alegría y felicidad aun cuando no se tire la casa por la ventana. Un abrazo tiene más valor que un centenario, la sonrisa de un hijo no puede pagarse ni con el más caro de los diamantes.

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