PLAZA CÍVICA

 ¿Dónde está la oposición?

Toda sana democracia implica gobierno, pero también oposición. Nadie puede tener el monopolio de la verdad; la realidad y sus problemas son muy complejos para ser comprendidos y solucionados por una sola persona o un solo partido político. Las mayorías que ha producido el proyecto morenista de Andrés Manuel López Obrador requiere precisamente de una oposición que lo frene en algunas ocasiones, lo modere en otras y lo complemente en otras más.

La democracia en nuestro país es una realidad, y una prueba de ello es la existencia de numerosos contrapesos al Presidente: desde aquéllos informales como medios de comunicación, sociedad civil organizada y cámaras empresariales, hasta aquéllos formales como gobiernos locales, Congreso de la Unión y partidos políticos. Sin embargo, éstos últimos resultan esenciales porque, a diferencia del resto, muchos de sus liderazgos son elegidos directamente por los ciudadanos, representan a amplios sectores de la sociedad y realizan una parte considerable del ejercicio gubernamental.

La ausencia de los partidos políticos de oposición resulta preocupante, y más aún ante el poder amasado por MORENA y muchas de sus propuestas: el recorte en un 70% de los trabajadores de confianza en el gobierno federal, la drástica reducción en los salarios de los servidores públicos, el coqueteo con la cancelación de la reforma energética, los sutiles intentos de violar la independencia del poder judicial, la puesta en marcha de un proyecto sin estudios técnicos como el “Tren Maya”, la cancelación del NAIM mediante una consulta popular a modo, unos súper-delegados con serios tintes de clientelismo político, la abrogación de la reforma educativa, la supresión del proyecto de Fiscalía autónoma, etc. Hay tela de dónde cortar, pero la oposición ha desaparecido. Peor aún, han sido COPARMEX y ciertas organizaciones de la sociedad civil quienes han encabezado las discusiones en temas trascendentales como el NAIM y la Fiscalía, lo que resulta una especie de outsourcing político.

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) se han convertido en partidos testimoniales. Por una parte, el tricolor no quiere defender algunos de los más rescatables logros de la administración de Peña Nieto, y se ha restado legitimidad para cuestionar las políticas de la administración entrante: ¿Osorio Chong, líder de la bancada priista en el Senado, debatiendo sobre temas de inseguridad y corrupción? Por otra parte, quien fuese el principal partido de la izquierda mexicana es lenta pero inequívocamente absorbido por MORENA: Miguel Ángel Mancera, líder de la bancada perredista en el Senado, ni siquiera milita en el partido. Eso le sería tan difícil de entender a un parlamentario europeo como lo sería cálculo diferencial a un niño de cinco años.

El Partido Acción Nacional (PAN) tiene una particular historia de erudición política, de debate parlamentario, de definición ideológica y lealtad institucional. ¿Dónde está Acción Nacional ante las mayorías abrumadoras, la alergia institucional y las políticas públicas anunciadas por el gobierno entrante? Esta es una historia conocida y superada por el partido tradicional de la derecha mexicana, y aún así, se encuentra perdido. Una de las mayores oposiciones que han ejercido hasta el momento ha sido… contra la jurisprudencia de la SCJN que permite el consumo de marihuana con fines recreativos. Válgame.

La gran paradoja es que la futura secretaria de gobernación, Olga Sánchez Cordero, resumió la trascendencia que tiene la oposición partidista para el país en una reciente entrevista: “Nos conviene una oposición fuerte, fortalecida, un contrapeso por supuesto. Esa representación que tienen los partidos políticos, esa voz que tienen los partidos políticos representando a sectores de la población, es sumamente importante… tenemos que tener un sistema de partidos fortalecido, tenemos que tener instituciones fuertes, tenemos que caminar hacia allá, no podría ser de otra manera”. Que escuche la oposición, y de paso, el presidente-electo.

www.plaza-civica.com @FernandoNGE

 

Autor

Fernando Nùñez de la Garza Evia
Fernando Nùñez de la Garza Evia
Licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana (UIA). Maestro en estudios internacionales, y en administración pública y política pública, por el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Ha publicado diversos artículos en Reforma y La Crónica de Hoy, y actualmente escribe una columna semanal en los principales diarios de distintos estados del país. Su trayectoria profesional se ha centrado en campañas políticas. Amante de la historia y fiel creyente en el debate público.
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