PLAZA CÍVICA  

¿Cuánto más durará la campaña electoral?

 Parece ser que las campañas electorales aún no han terminado. A pesar del aplastante triunfo de MORENA y Andrés Manuel López Obrador en las pasadas elecciones, el Presidente-electo sigue en una especie de campaña electoral que puede afectar seriamente el próximo ejercicio de gobierno. Peor aún, la incapacidad para diferenciar ambos momentos pudiese tener consecuencias nocivas para el país, y en este sentido, las recientes experiencias del vecino país del norte tienen mucho qué decirnos.

Las campañas electorales y el ejercicio gubernamental son distintos porque persiguen fines distintos. Las primeras tienen como propósito la división: contrastar hasta en ocasiones polarizar, hacer señalamientos personales, realizar ciertas promesas imposibles de cumplir, acrecentar los defectos de los contrarios. Por otra parte, el ejercicio de gobierno tienen como propósito el consenso: contrastar pero no polarizar, debatir las ideas y no las personas, distinguir lo posible de lo imposible, negociar para encontrar puntos comunes. En el primer caso es una semi-declaración de guerra, en el segundo caso es la firma de un imperfecto armisticio.

La capacidad e incapacidad para diferenciar ambos momentos, así como sus respectivas consecuencias, resulta clara cuando contrastamos los gobiernos de Barack Obama y Donald Trump.

El actual presidente estadounidense ha sido muy criticado porque continúa en campaña y no ha permitido un espacio de sobriedad para ejercer el gobierno: al ganar la presidencia realizó una gira para agradecer a sus bases, su discurso de polarización no ha amainado, sigue haciendo fulminantes señalamientos a la prensa, continúa levantando fondos con fines electorales, y no ha habido un acercamiento con la oposición. Su fin: incendiar a sus bases para ganar elecciones. El resultado: la súper-polarización, el desgaste emocional, la ineficacia en el ejercicio gubernamental.

La diferencia no puede ser más grande respecto del gobierno de Barack Obama. David Axelrod, quien fuese uno de sus principales asesores, recientemente escribió sus memorias tituladas “Creyente: mis cuarenta años en política”, donde nos revela los pensamiento de un político excepcional al respecto. El autor nos dice: “Nunca había conocido a una persona más brillante o más capaz de inspirar a otros. Sin embargo, Obama se inclinaba a dividir sus roles, viendo la campaña como algo único y gobernar como algo completamente diferente… Durante mis años en la Casa Blanca, se enfadaba cada vez que intentábamos imponerle una disciplina similar a la campaña. «No soy candidato ahora, soy el presidente», me decía cuando me quejaba por la duración y la construcción de sus respuestas””. Y por ello, sus éxitos en campaña y sus logros en el gobierno.

Andrés Manuel López Obrador comenzó una “gira de agradecimiento” tan pronto como terminaron las elecciones y que habrá de terminar a dos días de asumir posesión como Presidente (28 de noviembre), continúa repartiendo promesas en cada población que visita (aunque ha matizado algunas otras), y su retórica contra quienes considera sus rivales continúa tan incendiaria como antes (el caso ejemplar es contra los medios de comunicación). La “consulta popular” del NAIM, así como su promesa de realizar consultas en todos los temas y de manera constante, se inscribe en esta lógica de campaña permanente, de continua emoción, de incendio popular. Afortunadamente, en México realizamos reformas con el fin de empatar todas las elecciones con las federales (o sea, se realizarán cada tres años), por lo que el Presidente-electo no tendrá elecciones cada año. Desafortunadamente, parece ser que le será imposible deshacerse de la inercia emocional que provocan más de 12 de campaña.

Los ciudadanos tenemos la responsabilidad de demandar el fin de las campañas electorales y el comienzo del ejercicio gubernamental, el fin de las tormentas de pasión y el comienzo de la calma propia de la razón. Al menos, claro, que no te hayan cansado seis meses de campañas, y quieras seis años más de los mismo.

 

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Autor

Fernando Nùñez de la Garza Evia
Fernando Nùñez de la Garza Evia
Licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana (UIA). Maestro en estudios internacionales, y en administración pública y política pública, por el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Ha publicado diversos artículos en Reforma y La Crónica de Hoy, y actualmente escribe una columna semanal en los principales diarios de distintos estados del país. Su trayectoria profesional se ha centrado en campañas políticas. Amante de la historia y fiel creyente en el debate público.
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