LA JARCIA SERSIANA

 JOSÉ LUIS CASTILLO ROMERO

¿Por qué la Filosofía?

Porque además de ser la madre de las ciencias, nos enseña a pensar, a emitir juicios, a discernir, a argumentar, a dilucidar, a sopesar entre una cosa y la otra, a criticar y a conocer las armas de la retórica. En estos tiempos me llama la atención que sigamos como las avestruces (con perdón para ellas y por el ejemplo) con la cabeza enterrada en la tierra y sin conmensurar el valor de esta ciencia.

Cada día nuevo, cada minuto suceden atrocidades en contra, siempre hoy día, en contra del ser humano, ya no hay humanismo ni antropología, mucho menos en Saltillo aun cuando tengamos una escuela de “ciencias sociales” y que de sociales, de la teoría crítica de la escuela de Frankfurt no tenga nada, pues sólo se dedica a repetir lo que ya se ha dicho hasta el cansancio: repetir la historia. Jamás será posible que el Filósofo quede al margen de los sucesos históricos, culturales y educativos que merman su alrededor y cercanía con la naturaleza de su pensamiento y, todavía menos dejar hacer, dejar pasar la actualidad vertiginosa de los medios de comunicación.

Hace más de 2500 años que los Filósofos vienen trabajando sobre temas y cuestiones del presente. Es así como estos pensadores son agentes del cambio social contemporáneo.

A diferencia de la opinión el pensamiento sí es durable y la opinión es cambiante y se guía por las apariencias. Sin embargo aquí es mejor hacer como que no ha sucedido nada, como que es mejor que los jóvenes del presente no piensen, “todo bien”, es la absurda frase tapadera de la ignorancia siempre acompañada de la ignominia. Yo me pregunto: cuándo regresaran las humanidades, las clases, los coloquios, las conferencias importantes que hacían cambiar al hombre.

Desde el año de 1993 la Universidad Autónoma de Coahuila se encuentra acéfala, es decir, una Universidad sin Filosofía no tiene cabeza, ni Universus, esto ha quedado constatado con las Universidades más importantes del País como lo son la UNAM, la Universidad de Zacatecas, de Monterrey y la Autónoma de Nuevo León, entre otras que no dan creencia que nuestra máxima casa de estudios se encuentre acéfala; en fin ¿cuándo fincaremos el saber?

 

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