LA VIRTUD DE LA SEGURIDAD

La participación social es la construcción de un buen gobierno. La responsabilidad del funcionario es llevar a buen nivel y como un buen padre de familia; frase acuñada por los romanos para referirse a la conducción de los asuntos pensando en imitar las buenas prácticas con que se comporta un buen padre de familia. Pero ese compromiso del gobernante no es suficiente para llevar a nuevas alturas, competitivas y eficientes, a toda una colectividad, necesita que la ciudadanía haga lo propio.

Tengo el privilegio de haber sido invitado como Consejero Ciudadano de Seguridad de Saltillo, la ciudad en la que vivo. Este Consejo le permite tener voz a la ciudadanía ante las principales estrategias de seguridad, fungir como contralores sociales en este sensible tema. Con esta investidura asistí a la graduación de 99 nuevos policías del municipio.

Ante el alcalde, Manolo Jiménez, protestaron servir a la ciudadanía bajo el más estricto respeto y cumplimiento de las leyes. Se escucha el fervor a la patria, la gallardía de estos policías al cantar el himno, la emoción con que declamaban el juramento patrio y la solemnidad con la que juraron protestar servir, y se hinchaba el corazón de los presentes.

Aplaudo y no por mi mérito, sino por la apertura de incluir a la ciudadanía en las decisiones, de su propia seguridad, y no solo en Consejo consultivo, sino mediante comités ciudadanos y muchas otras acciones la participación ciudadana, bien por los gobernantes que dan el lugar que le corresponde a la sociedad.

El policía es la expresión de la pasión social, quien se entrega en vocación a ayudar y busca servir. Hay un honor, una pasión y una voluntad.

El honor de servir se construye en el puesto, en la función, en las acciones que se implementan y se realizan.

La pasión de servir, se construye en el futuro, empieza con un sueño quizá dibujado desde la infancia.

La voluntad de servir, se mantiene diariamente, se construye por lo que vivimos, es la consecuencia de un día de trabajo que alimenta lo que se ha de vivir el siguiente.

La voluntad flaquea, disminuye si no se tiene brasas que la aviven. ¿Qué motiva al policía? Construyamos una sociedad capaz de servir. La sociedad se construye desde adentro por ella misma.

Sin seguridad el Estado es fallido, porque el bien último, sin el cual no puede germinar ninguna de las bondades individuales, es la seguridad. Ante la inseguridad volvemos a lo primitivo, dejamos de lado la razón y nos guarecemos en nuestra naturaleza. El estado debe ver como virtud la seguridad y construir a partir de ella las instituciones que la pueden mantener.

Felicidades a los nuevos policías que se incorporan hoy a servir, que tengan muy en claro que el juicio que pesará sobre ellos es el cumplimiento celoso y exigente de su propio oficio.

Yo soy Héctor Gil Müller, y estoy a tus órdenes

 

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