Estudia UA de C factores socioeconómicos del sobrepeso y obesidad en mexicanos

 

El sobrepeso y obesidad son de los principales problemas de salud pública y punto de origen de diversas enfermedades que afectan a la población.

Resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016 (Ensanut MC 2016) señalaron que, en adultos de 20 años y más, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad pasó de 71.2 por ciento en 2012 a 72.5 por ciento en 2016, es decir, aumentó 1.3 puntos porcentuales; poco menos de tres cuartas partes de los adultos en este rango.

A partir de esta problemática, pueden surgir otros males derivados de la obesidad y el sobrepeso, como la diabetes, hipertensión, problemas de colesterol, entre otros.

Actualmente, la investigación sobre las dificultades de peso en los mexicanos se desarrolla, principalmente, desde el área médica y nutricional. En este contexto, científicos del Centro de Investigaciones Socioeconómicas (CISE) de la Universidad Autónoma de Coahuila (UA de C) desarrollan un proyecto para determinar los factores socioeconómicos que influyen en la generación de obesidad y sobrepeso en México, con la finalidad de analizar, desde otro enfoque, uno de los principales problemas de salud pública en el país.

Sobrepeso y obesidad en adultos

Como parte del doctorado en economía regional del CISE, investigadores de esta institución desarrollaron este proyecto, codirigido por los doctores Luis Gutiérrez Flores y Gustavo Félix Verduzco, con el objetivo de analizar la relación que existe entre los factores socioeconómicos y el estado nutricional en adultos de 20 a 59 años, basados en datos de la Ensanut 2006 y 2012, debido a la gran cantidad de datos y comparativo que ofrece este estudio al inicio y final de cada sexenio.

“La cuestión del sobrepeso y la obesidad es actualmente un problema de salud pública y ha incrementado enormemente en los últimos 24 años. Para señalar un dato, en 1988 el sobrepeso y obesidad en mujeres era de 35 por ciento de la población adulta y para 2012, ese porcentaje se duplicó a 71 por ciento, es algo muy relevante, muy amplio el incremento del problema. Antes no se recababa información para hombres adultos, solo mujeres, pero para 2012 el dato para hombres y mujeres es 72 por ciento, es un porcentaje muy similar y muy alto”, detalló Gustavo Félix Verduzco.

Los especialistas consideran importante prestar atención a este tema desde la perspectiva socioeconómica, debido a que las condiciones de sobrepeso y obesidad están asociadas con la incidencia de enfermedades crónicas, como diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial, otras enfermedades cardiovasculares, etcétera, y representa una fuerte repercusión económica para el sector salud.

“Es importante poner atención al problema del sobrepeso y la obesidad, porque esa condición está asociada a la incidencia de enfermedades crónicas (…) Esos problemas de salud en cuestión de país se traducen a un problema económico también, porque para 2008, 13 por ciento del gasto en salud pública estuvo destinado a cuatro tipo de enfermedades que están relacionadas con sobrepeso y obesidad. Estamos hablando de un impacto económico sobre el gasto público muy fuerte y que se viene incrementando, pero además de eso, está la repercusión económica a nivel individual”, puntualizó Félix Verduzco.

Añadió que las personas con este problema pueden faltar al trabajo y afectar su economía y su contribución social, sufrir discriminación por su condición, e incluso renunciar debido a alguno de los padecimientos relacionados.

Los especialistas se enfocaron en los segmentos de la población adulta de 20 a 59 años y 60 años y más, debido a que por cuestiones biológicas, el ser humano alcanza su desarrollo a las dos décadas de edad; además que muchos estudios se enfocan principalmente en niños y consideraron necesario estudiar otros factores que influyen en la población económicamente activa.

“Primero decidimos que se iba a hacer sobre la población adulta, se pudo haber hecho de veinte años en adelante; sin embargo, también por cuestiones biológicas llega un punto en la edad adulta en que hay cambios. Por ejemplo, a partir de los 60 años el índice de masa corporal que usamos para identificar el estado nutricio de la población tiene variaciones, entonces lo segmentamos por grupos de edad, de 20 a 59 años y de 60 en adelante”, precisó Ceyla Antonio Anderson, candidata a doctorado en economía regional del CISE y colaboradora del proyecto.

En el estudio se desarrollaron dos análisis. En el primero se consideró el índice de masa corporal, a partir del cual se generaron las seis categorías del estado nutricio: bajo peso, peso normal, sobrepeso, obesidad 1, obesidad 2 y obesidad 3, y emplearon un modelo probit ordenado de estadística y probabilidad.

“La metodología que utilizamos fue, para el caso del estado nutricio, modelo probit ordenado, donde la variable dependiente son las seis categorías del estado nutricio y las variables independientes que consideramos fueron: el gasto per cápita mensual, sexo, edad, nivel de escolaridad, la condición de actividad laboral, si el individuo habla alguna lengua indígena, si vive en zona urbana, número de servicios en la vivienda, si tiene acceso a servicio de salud, y se desarrolló un índice de actividad física, un índice de sedentarismo, un índice de consumo de alimentos saludables y un índice de consumo de alimentos chatarra”, enumeró Antonio Anderson.

La otra parte del proyecto fue identificar la relación que existe entre los factores socioeconómicos y la obesidad abdominal, que se identifica en un individuo al medir la cintura. Se considera que un hombre tiene obesidad abdominal si tiene una circunferencia de cintura de 90 centímetros en adelante, en el caso de las mujeres es de 80 centímetros en adelante, de acuerdo a la Federación Internacional de la Diabetes con información de 2006.

“Todo esto se deriva de la revisión bibliográfica y para cada una de ellas hay un resultado esperado en función de estudios anteriores. Son factores propios del individuo, factores sociales y económicos, es lo que se está considerando que podría tener cierta influencia en cada una de las categorías”, indicó Ceyla Antonio Anderson.

Influencia multifactorial

El sobrepeso y la obesidad en México tienen evidente relación con aspectos médicos como mala alimentación, poca nutrición, genética familiar, e incluso puede fomentar el desarrollo de diversas enfermedades. Sin embargo, los investigadores del CISE están convencidos que este tema es un problema complejo y multifactorial que va más allá del área médica.

“Anteriormente se enfocaba más en la cuestión médica, pero ya se ha demostrado que los factores socioambientales tienen mucho efecto, y dentro de esos factores socioambientales está la cuestión socioeconómica, el ingreso, educación, pero también tiene que ver con el ambiente más allá del hogar”, comentó Félix Verduzco.

Dentro de los resultados, diferentes factores se relacionaron con la probabilidad de tener mayor obesidad abdominal o, por el contrario, con reducir la probabilidad de integrar la categoría de sobrepeso o alguna de las tres de obesidad.

“Los factores que se asociaron con reducir la probabilidad de (estar en) esas categorías de sobrepeso y obesidad son que los hombres tienen menos probabilidades de tener sobrepeso y obesidad, una mayor escolaridad también se asoció con probabilidad de reducción del sobrepeso y obesidad, aquellas personas que hablan alguna lengua indígena y aquellos que viven en un hogar monoparental. Eso en la primera parte del análisis”, enumeró Antonio Anderson.

En contraste, según los datos, otros diversos factores se relacionaron con una mayor obesidad abdominal en la población.

“En cuanto a la obesidad abdominal, aquellos individuos que tienen un gasto per cápita mensual mayor, van a tener mayor probabilidad de obesidad abdominal, aquellos que viven en zona urbana, aquellos que tienen acceso a servicios de salud, los que tienen más servicios básicos dentro de la vivienda, los que son más sedentarios y aquellos que reciben algún tipo de apoyo alimentario; y quienes cuentan con una mayor edad (dentro del margen de 20 a 59 años) también se asoció con mayor probabilidad de presencia de obesidad abdominal”, especificó la investigadora Antonio Anderson.

La especialista agregó que, actualmente, el sector médico ha ampliado su visión sobre diferentes temas que afectan a la población, a través de las determinantes sociales de la salud, y el sobrepeso y obesidad no son la excepción.

“Independientemente de la afección que tengas, te pueden dar el mejor tratamiento. Pero si ese individuo regresa al entorno en que vive y las condiciones no son las ideales, por muy bueno que sea el tratamiento o plan que le están dando, sus condiciones van a contrarrestar los efectos positivos que pudiera tener el tratamiento médico. Lo que se busca actualmente es abarcar todos esos aspectos, no solo los aspectos médicos sino también los sociales y factores en donde un individuo se desarrolla y tiene interacción diaria”, puntualizó la especialista.

Los economistas añadieron que esta primera investigación es exploratoria; sin embargo, la misma base de datos empleada en este proyecto permitirá hacer otro tipo de análisis, al igual que la misma revisión de literatura, y se pueden desprender otras investigaciones.

“Esta primera investigación nos va a servir para seguir explorando otras relaciones más específicas que ya se descubrieron en esta investigación, como la mortalidad por diabetes, la interrelación que pudiera haber entre dos tipos de obesidad, la medida por el índice de masa corporal (IMC) y la obesidad abdominal. En el futuro, a medida que haya más información, estudiar los aspectos regionales, como la mortalidad por la diabetes donde hay una gran heterogeneidad del problema, estados que tienen indicadores muy elevados y otros más bajos; queremos ver si en el caso de la obesidad está ocurriendo lo mismo y relacionar ambas cosas, hay muchos temas todavía que queremos abordar”, detalló el doctor Félix Verduzco.

Los especialistas indicaron que no han precisado las próximas investigaciones, pero que existe posibilidad de trabajar con otras facultades, centros e instituciones sobre temas como propiedades alimenticias, educación física, enfermedades derivadas, entre otros. También resaltaron que los estudios sobre este problema desde distintas perspectivas deben continuar en México, ya que ha crecido exponencialmente y seguirá con repercusiones en temas de salud pública.

“No es una preocupación por cuestiones estéticas, sino que el sobrepeso y obesidad, a su vez, están asociados con la presencia de enfermedades crónicas no transmisibles, como la diabetes, y podríamos ampliar el análisis o realizar un análisis posterior donde abordemos también aspectos sobre estos padecimientos”, enfatizó la investigadora Antonio Anderson. (CONACYT)