Elba Esther y AMLO ¿aliados políticos?

Por Edmar Ariel Lezama

El lunes 20 de agosto Elba Esther Gordillo y Andrés Manuel López Obrador dieron conferencias de prensa por separado. En una la ex lideresa magisterial se enfocó en su regreso a la vida sindical y el fracaso de la reforma educativa. Mientras que en la otra el presidente electo se centró en el tema del nuevo aeropuerto y el modelo educativo que su gobierno puede seguir. ¿La principal conclusión de ambas? Los dos personajes serán aliados políticos, al menos durante los próximos seis años.

La confirmación de vínculo entre Andrés Manuel y Elba Esther no se dio el 20 de agosto de este año, sino que se vino tejiendo desde la formación de las Redes Sociales Progresistas, las cuales a través de docentes coordinados por René Fujiwara (nieto de Elba Esther Gordillo) realizaban actos de campaña en favor del ahora presidente electo, así como hacer acto de presencia en la jornada electoral bajo la figura de observadores de casilla.

La afirmación de Elba Esther sobre el hecho que su libertad significaba el fracaso de la reforma educativa, lo cual fue confirmado por Andrés Manuel horas más tarde -al asegurar que dicha reforma sería cancelada por una nueva- debe entenderse como una aceptación pública no solo de su unión, sino también de que la toma de decisiones en materia educativa no se dará desde la Secretaría de Educación Pública (SEP), sino desde las oficinas del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

El panorama en los próximos años de la unión Elba Esther con Andrés Manuel será replicar el modelo de control corporativo que usó el Partido Revolucionario Institucional (PRI) a mediados del siglo XX, es decir, tener un control férreo sobre ciertos sectores de la población, con el fin de garantizar continuidad a un grupo político en el poder. Lo cual no necesariamente significa progreso económico o reformas políticas.

Ese modelo priista en el siglo pasado significaba tener dominada la estructura magisterial, militar, campesina y obrera, lo cual constituía un frente amplio que le daba legitimidad a las decisiones que el mandatario en turno tomaba, aunque esas decisiones no necesariamente fueran las adecuadas.

El apoyo se veía reflejado en marchas y mítines, propaganda y un muro de contención ante la oposición que criticaba los planes de gobierno, generando así una sensación de apoyo unánime a la figura de poder en turno.

Debido a las decisiones políticas y económicas que deberá tomar Andrés Manuel en cuanto tome posesión de su cargo, la posibilidad de que vuelva a tener mayoría en el Congreso en 2021 es poco probable, por lo que, ante ese escenario, requiere de un grupo como la SNTE y su lideresa Elba Esther como apoyo dentro y fuera de los canales institucionales.

La urgencia de la unión radica en el hecho que en la actualidad el control sobre las fuerzas armadas ha cambiado, es decir, ellas reconocen lealtad ante la figura presidencial, pero ya no juegan un papel político ni de propaganda. Por lo que no es posible contar con ese grupo como forma de contención contra la oposición.

En lo que se refiere al sector obrero y campesino, las nuevas formas de contratación, así como la constante migración de entornos rurales a urbanos ha debilitado a ese grupo, por lo que resulta difícil emplearlo de la misma forma en como se hacía hace 50 o 70 años.

Por tanto, el único grupo que conserva una presencia territorial a lo largo del país, así como una estructura piramidal que premia la militancia activa en términos políticos es el sector magisterial controlado por la SNTE. Lo que significa que la alianza debe darse con ellos para replicar con cierto éxito ese modelo de contención a la oposición.

Al final, no se está discutiendo ninguna mejora en la calidad educativa o estrategias que puedan llevar a plantear un modelo de nación que descanse en la educación pública, debido a que la línea fijada por Andrés Manuel y Elba Esther es la de control de estructuras políticas para favorecer a un grupo en el poder. Tal como ocurría con el PRI el siglo pasado.

 

(Este artículo se publicó originalmente en el blog de Edmar Ariel Lezama y en la página del Hufftintong Post)