¿SE IRÁN ASÍ NOMÁS?

TERESA GURZA

Los últimos años del gobierno de Peña Nieto fueron desastrosos para los mexicanos.

La violencia determinó candidatos y hubo por todas partes secuestros y levantones que terminan en muertes; aún de niños.

Y no solo se incrementaron los crímenes, también las ilegalidades y las tranzas en todas las dependencias; prácticamente no hay sitio de nuestra república en el que no se descubran fosas con cadáveres; ni oficina gubernamental sin complicidades en el gasto irregular del dinero público.

Pero corren los días y en esta época de amor y paz, que es la tónica del presidente electo, hay que preguntarse si quedarán impunes Peña Nieto y quienes lo rodean; responsables directos del desastre económico, la violencia y la corrupción que nos afligen.

Al momento no hay indicios de que el nuevo gobernante exija responsabilidades a quienes se quedaron con lo que no era suyo o despilfarraron a lo imbécil, dejándonos una deuda de más de cinco millones de millones de pesos, sin que hayan mejorado las condiciones de desigualdad y la vida de los 53 millones 400 mil compatriotas en pobreza.

El futuro presidente va tomando posiciones sin reclamar nada a nadie, y el actual se esfuma; y todo hace presumir que quedará en la impunidad el aumento de la deuda pública que llega ya, al 45 punto uno por ciento del Producto Interno Bruto del País.

Pero me parece que no pueden irse sin que sepamos en qué se les fue esa escandalosa cantidad; de la que forman parte los 35 mil 624 millones de pesos que este año gastó el Ejecutivo sin autorización del Congreso.

Y que tendrán que indagarse, las obras sin terminar, los sobornos de millones de dólares a los directivos de PEMEX, los dinerales perdidos en esta dependencia y en la CFE, que las llevaron a números rojísimos y son parte de los desmanes y derroches cometidos.

Que no pueden quedar en el vacío, omisiones e intenciones en los expedientes llenos de errores que han elaborado los encargados de impartir justicia, para permitir la liberación de quienes han delinquido.

¿Se irán sin pisar la cárcel, funcionarios de Pemex como Ernesto Lozoya, que se sabe recibió sobornos de millones de dólares?

¿Terminarán impunes los burócratas de salarios descabellados, bonos y estímulos por puntualidad, asistencia, desarrollo y capacitación, fidelidad, actualización científica, desempeño, eficiencia y productividad, y que además, nos robaron?

¿Y los responsables de obras sin terminar, hospitales sin equipar, o en el suelo como el de Cuautla, carreteras a medio hacer o llenas de baches a los que nada se exige, ni dan explicaciones cuando fallan en algo; como el titular de Comunicaciones y el ya legendario socavón de Cuernavaca?

¿O cómo sigue ocurriendo con Rafael Pacchiano, el inepto Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, al que se le murió esa vaquita marina que supuestamente capturó para salvarla; y que no encuentra otra solución a la invasión de sargazo en playas de Quintana Roo, que «desviarlo en alta mar, para que otra corriente se lo pueda llevar?»

A dónde llegará la plaga no es su problema, él ya no estará para los reproches.

Otro caso de falta de previsión, es el INE; no le bastaron el montón de consejeros y asesores, para anticipar los precios de los debates electorales; al fin, es dinero ajeno, del que no hay que dar cuenta a nadie..

Benito Nacif el consejero presidente de la Comisión Temporal de Debates, dijo que se gastaron 56 millones de pesos en los tres debates de los cuatro candidatos a la presidencia; 36 millones más, del presupuesto originalmente aprobado.

Y que el exceso se debió «al acomodo de la escenografía» del tercer debate, traslado del equipo de producción y costo de la seguridad “que significaron, gastos no previstos».

Lo que sucede es que como muchos, él se siente dueño del dinero ajeno y se ha acostumbrado a no dar cuentas de sus actos y mucho menos de sus gastos.

Y si recordamos que todas estas, fueron las razones para tantos millones de votos a favor de AMLO, tenemos que concluir que es una lástima qué engolosinado por el triunfo, esté ahora muy calladito y dócil frente a los agandalles.

Cierto que aún no toma posesión, pero anunció que corrupción, fraude electoral y robo de hidrocarburos serán, así en general, delitos graves.

¿En serio? ¿A partir de cuándo? ¿Del año cinco mil? ¿Y mientras tanto, impunidad, borrón y cuenta nueva?