Cinvestav desarrolla estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático en Coahuila

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 Con el objetivo de contrarrestar los efectos del cambio climático, conocer las condiciones del suelo y su relación con los gases de efecto invernadero de la región sureste del estado, científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), unidad Saltillo, desarrollan el proyecto Diseño y evaluación de estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático en Coahuila.

Con una investigación que contempla una década de trabajo de diversos esfuerzos conjuntos, investigadores y estudiantes de esta institución conocerán más las condiciones de esta región semiárida del norte de México, así como las alternativas que existen para afrontar la realidad del cambio climático.

Los científicos buscarán, con este proyecto, la conservación de los servicios ambientales que la naturaleza ofrece mediante el uso sustentable de los recursos naturales, los cuales permiten nuestra supervivencia en el planeta.

En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, la doctora Dulce Yaahid Flores Rentería, investigadora catedrática Conacyt adscrita al Grupo de Sustentabilidad de los Recursos Naturales y Energía del Cinvestav Saltillo y nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), quien participa como autora principal en el reporte especial de degradación de la Tierra y cambio climático del Panel Intergubernamental del Cambio Climático, explica este proyecto, su relevancia social, medioambiental y algunas estrategias que contribuirán para tener un uso de suelo más óptimo en el estado.

Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Qué son las estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático?

Dulce Yaahid Flores Rentería (DYFR): Son las acciones que podemos llevar a cabo, no solamente desde el punto de vista de investigación, sino todos los ciudadanos. Son todas aquellas acciones que nos van a permitir dos cosas. Por una parte, mitigar, es decir, reducir el impacto que los seres humanos ocasionamos al planeta, para disminuir los efectos del cambio climático y que estos no sean cada vez más intensos y, por otra parte, adaptarnos a los efectos del cambio climático; interiorizar que el cambio climático está sucediendo y que tenemos que adaptarnos al mismo para que nos afecte lo menos posible.

AIC: ¿Qué particularidad tienen las estrategias para Coahuila y en qué consiste el proyecto?

DYFR: En el norte del país y en particular en Coahuila tenemos ambientes áridos y semiáridos que no han sido muy estudiados por la comunidad científica en general. Normalmente, vemos muchos estudios en ecosistemas un poco más ‘ricos’, más diversos, la gente suele ver desiertos o regiones áridas o semiáridas y no causan el mismo interés científico. Estas condiciones tan ásperas las hacen también más vulnerables, hace que un ligero cambio en su equilibrio vuelva mayor el riesgo de pérdida de características que nos sirven de servicios ambientales y es necesario también estudiarlos para mantener estas condiciones.

Este proyecto está enfocado en el análisis de los gases de efecto invernadero en la parte del suelo y cómo el suelo puede servir de almacén de gases de efecto invernadero; con gases de efecto invernadero me refiero al dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), entre otros.

AIC: ¿Qué aspectos medioambientales se contemplan en este proyecto?

DYFR: Vamos a ver cuál es la forma de uso de suelo que nos ayude a tener un desarrollo más sustentable y que nos permita tener una mitigación y adaptación al inminente cambio climático, qué actividades podemos mantener de manera más productiva pero que impacte menos al ambiente. Teniendo en cuenta estos otros escenarios, que en un par de años o en una década vamos a tener, como dos grados Celsius más de temperatura en promedio o lluvias más intensas en eventos más cortos, sequías más prolongadas, bajo estos escenarios qué podemos mantener de los sistemas productivos y, a su vez, teniendo estos gases de efecto invernadero bajo control.

AIC: ¿Cómo interviene la ciencia y tecnología en estas estrategias?

DYFR: Vamos a hacer mediciones en diferentes escenarios de uso de suelo y ver qué características poseen esos suelos, por ejemplo, un suelo agrícola, cuántos gases de efecto invernadero están siendo producidos por el mismo. Si cambiamos ese suelo agrícola de un monocultivo a un policultivo, qué características se ven afectadas y cuántos gases de efecto invernadero se están produciendo, para comparar y decir qué manejo es el más apropiado e incluso llegar a la parte más social de la sustentabilidad, con sugerencias a los agricultores para que hagan un manejo más sustentable que les permita seguir siendo productivos en los escenarios climáticos futuros.

AIC: ¿Cuál es la importancia social de este proyecto?

DYFR: No estamos exentos del cambio climático y del cambio global, lo que ocurre en nuestro entorno nos va a repercutir directamente, y lo que ocurre a nivel global también va a repercutir en nuestro entorno. Todos en el planeta tenemos que poner un granito de arena para mejorar nuestra estadía en la tierra y poder perdurar como especie. Porque el mantenimiento de los sistemas productivos va a estar y está siendo afectado por el cambio climático.

Si queremos seguir viviendo con las características que estamos acostumbrados a vivir, necesitamos llevar a cabo acciones, necesitamos estudiar, determinar qué podemos hacer para adaptarnos y mitigar los efectos del cambio climático y, sobre todo, para mantener los servicios ambientales, que es todo lo que nos brinda la naturaleza para poder vivir.

AIC: ¿Qué resultados han obtenido hasta el momento?

DYFR: Hasta ahora hemos estado trabajando en el diseño de áreas verdes urbanas sustentables en zonas áridas, están por titularse dos alumnas de maestría con este proyecto. El proyecto lo hicieron en el Parque Industrial Ramos Arizpe, en las empresas que cuentan con áreas verdes con dos escenarios: uno con especies nativas adaptadas a las regiones áridas y semiáridas, como cactáceas, cenizos, mezquites, y otro con vegetación denominada exótica, que en este caso es pasto, que no se encuentra adaptada y que, por lo tanto, necesita mucho mantenimiento para que sobreviva. Este estudio se puede extrapolar a toda la región de Saltillo; por ejemplo, las áreas verdes a las que no se les da un uso recreativo como camellones, empresas, entre otros.

Al sembrar plantas exóticas estamos forzando al ambiente a tener una vegetación que no le corresponde, esto puede sonar muy lógico, pero hasta ahora, no se había cuantificado el impacto que estamos haciendo al cambiar una vegetación nativa por una exótica y eso es lo que estamos determinando en este estudio, tanto desde el punto de vista del consumo de agua, como la producción y almacenamiento de gases de efecto invernadero, en concreto de CO2, dependiendo si se utiliza vegetación exótica o nativa. También realizaron una simulación de las áreas verdes en invernadero, y se sometió a sequía, para determinar el balance hídrico y de carbono del sistema.

En los resultados, la vegetación exótica provee de más carbono al suelo, pero es un carbono que se conoce como lábil, es decir, se degrada muy rápidamente y se libera más CO2 a la atmósfera, o sea, que no se almacena en el suelo. Las cactáceas, por el contrario, contribuyen a que se mantenga ese carbono en el suelo, donde debe de estar, pero de forma almacenada. En cuanto al balance hídrico, a ninguna de las áreas verdes con vegetación nativa le aplicaban riego y, en cambio, en el pasto algunas empresas riegan 18 litros por metro cuadrado, que es excesivo para las recomendaciones de mantenimiento del pasto, aun para la región donde vivimos, y los pastos se encuentran en las mismas condiciones que en empresas donde riegan la mitad de esta cantidad. Esto significa que se está desperdiciando un recurso muy valioso para la región.

El otro proyecto es un estudio de volatilización de amoniaco. La NASA acaba de correlacionar los lugares en el mundo donde hay mucha producción agrícola con grandes cantidades de amoniaco en la atmósfera. El amoniaco no es considerado un gas de efecto invernadero, pero es precursor de algunos gases de efecto invernadero y la lluvia ácida. El estudio se basa en el enriquecimiento de zeolita natural, que es un fertilizante mineral, con amonio, para brindar a las plantas la cantidad de nitrógeno que necesitan para su crecimiento, del cual carecen los suelos de zonas áridas. El enriquecimiento se realiza a través de intercambio catiónico, en una columna de absorción. En este caso, dejamos el procedimiento lo más sencillo que se pueda, para que luego se pueda extrapolar a los campos agrícolas. Una vez enriquecida la zeolita, se está determinando cuánto amoniaco se está liberando de suelos agrícolas con zeolita enriquecida y sin zeolita. La función de la zeolita es retener el amonio y liberarlo a la planta conforme lo va requiriendo, evitando dos cosas: la lixiviación, evitando que se lixivie el amonio y que llegue a los mantos acuíferos, que es otro problema en Coahuila, y la volatilización en forma de amoniaco a la atmósfera.

AIC: ¿Cuál es el futuro del proyecto?

DYFR: Ahora mismo estamos arrancando un proyecto de análisis de intercambio de carbono como indicador de la degradación biológica del suelo para el sureste del estado de Coahuila, financiado por el Fondo Sectorial Conacyt-Inegi. Vamos a utilizar este CO2 que el suelo respira de forma natural para que nos diga qué tan degradado está el suelo. Esto es de una demanda que tuvo el Inegi para desarrollar un método para poder mapear la degradación biológica del suelo. Necesitamos tener la investigación científica básica para saber qué se necesita y qué podemos hacer. (CONACYT)