A LA BÁSCULA  

JULIÁN PARRA IBARRA

 Contigo 

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) correspondiente al segundo trimestre de este año, Saltillo es considera por sus habitantes como la segunda ciudad más segura para vivir en nuestro país, superada por el neoleonés San Pedro Garza García, calificado desde hace varias décadas como el municipio más rico de México.

Casi tres cuartas partes de los habitantes de la capital del Estado confían en que la situación de seguridad seguirá igual en los próximos 12 meses o incluso mejorará, y un rubro de gran importancia y por tanto merecedor de ser subrayado es que Saltillo es la ciudad donde menos droga se vende o consume, según la percepción de sus habitantes.

La capital coahuilense en los tiempos recientes se ha distinguido por ubicarse entre las ciudades con mayores niveles de competitividad, lo que ha generado un crecimiento económico importante, generación de empleos calificados y mejor pagados, y como eslabón de ese círculo virtuoso, esta dinámica ha provocado un incremento entre la calidad de vida de los saltillenses y sus familias.

Sin el menor ánimo de ser aguafiestas, hay un ‘prietito en el arroz’ que incluso se contrapone con todos los anteriores indicadores, y es que nuestro estado es el segundo lugar en el contexto nacional –con mayor énfasis en la Región Sureste: Saltillo, Ramos Arizpe, Arteaga, General Cepeda-, con el más alto índice de suicidios, solamente detrás de Chihuahua, que ocupa el nada honroso primer lugar en este rubro.

Justamente porque el entorno parece ser más favorable y optimista para los habitantes de esa parte del estado es que se vuelve todavía más complejo desentrañar las causas, las raíces, el origen que han llevado a cada vez un mayor número de personas a intentar quitarse la vida, alrededor de 130 de los cuales han conseguido su objetivo en todo el Estado, pero una cantidad todavía más grande de aquellos que lo intentaron, pero no lo lograron.

En medio de este terrible flagelo que amenaza sobre todo a nuestros niños y jóvenes, lo más valioso e importante que se supone tenemos como sociedad, es que se aplaude, se reconoce y se pondera que haya grupos como el recién formado colectivo ‘Contigo’ -que muy pronto se convertirá en Asociación Civil para poder seguir caminando y dando los pasos necesarios para el cumplimiento de sus metas-, integrado por un puñado de entusiastas jóvenes que laboran en distintos medios de comunicación de Saltillo, quienes no sólo tienen la voluntad, sino que ahora mismo se han venido capacitando con especialistas y profesionales de la salud mental, a fin de hacerle frente a este que es ya considerado un problema de salud pública.

Como una muestra del compromiso social que hay entre los profesionales de la comunicación en sus diferentes áreas, así como del humanismo y sensibilidad de la gente de los medios, los integrantes del colectivo ‘Contigo’, están en un proceso de formación y capacitación, valiéndose del apoyo de organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), y respaldados por sicólogos, psiquiatras, terapeutas, abogados, preparan ya su primer documento para socializarlo no solamente en la capital del estado, sino, de ser posible en toda la entidad.

En Torreón, donde la incidencia del suicidio ha venido creciendo de manera peligrosa y preocupante, se empieza a cocinar la posibilidad de trabajar en un ‘capitulo Laguna’ del colectivo ‘Contigo’, apenas se han dado los primeros esbozos y ya de inmediato surgieron grupos y personas que levantaron la mano con una gran disposición de apoyar y participar en esta iniciativa.

El fenómeno del suicidio en Coahuila es tan grande y preocupante, que no se puede dejar solamente en manos de las autoridades, aquí tendríamos que participar todos, los medios de comunicación social que como en Saltillo fueron los que dieron el primer paso, pero también las iglesias, las asociaciones de padres de familias, los directivos de colegios y escuelas particulares, agrupaciones de jóvenes y mujeres –dos de los segmentos más vulnerables-, cámaras y organismos empresariales, organismos de la sociedad civil, y por supuesto, autoridades de los tres niveles, dependencias del sector salud, educativo, de las mujeres, de los jóvenes.

Esta es una tarea que nos compete y corresponde a todos. Nadie puede –ni debe- permanecer insensible, porque este flagelo golpea sobre todo a nuestros niños y jóvenes, lo más valioso que tenemos como sociedad. No los dejemos solos, hagámosles saber y sentir que hay muchas personas dispuestas a acompañarlos, para estar ‘Contigo’.

 

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@JulianParraIba